Martes, 23 de abril de 2024

Religión en Libertad

Elogio del infanticidio


Los mismos medios de cretinización de masas que juzgan dementes a las mujeres que arrojan a su bebé al cubo de la basura, o que lo degüellan en un cementerio, juzgan perfectamente cuerdas a las mujeres que se dejan raspar el útero para que a su hijo lo arrojen a una picadora de carne.

por Juan Manuel de Prada

Opinión

Durante las últimas semanas varios casos de infanticidios frustrados o consumados han levantado gran escándalo entre los medios de cretinización de masas, siempre prestos a sugestionar con aspavientos a las gentes sencillas. En tal escándalo subyace un fondo de hipocresía y cinismo de la peor ralea; pues los mismos medios de cretinización de masas que juzgan dementes a las mujeres que arrojan a su bebé al cubo de la basura, o que lo degüellan en un cementerio, juzgan perfectamente cuerdas a las mujeres que se dejan raspar el útero para que a su hijo lo arrojen a una picadora de carne, o (porque del niño gestante, como del marrano, se aprovecha todo) para que sus tejidos y órganos sean vendidos a precio de oro. Cualquier persona que no esté ofuscada del todo ha de concluir que la madre que degüella a su hijo recién nacido y la madre que manda arrojar a su hijo gestante a la picadora de carne están igualmente dementes o cuerdas; y que sólo las distingue el cuajo de la primera, que se atreve a hacer por sí misma lo que la otra prefiere que le hagan por encargo y de forma más aséptica (ojos que no ven, corazón que no siente).

En una de sus paradojas más sobrecogedoras, Chesterton encomiaba a los infanticidas como «pioneros progresistas» dispuestos a consumar de forma plena y sin tapujos lo que otros progresistas más remilgados o pusilánimes sólo se atreven a realizar de forma sibilina y pazguata. «Si lo que la cristiandad ha considerado moral no tiene sentido», escribía Chesterton, «deberíamos entonces sentirnos libres para ignorar toda diferencia entre los hombres y los animales». Nadie le rasparía el útero a una gata o a una coneja; se deja, simplemente, que alumbre a su camada; y, si la camada es en exceso numerosa u onerosa, o si incluye gatitos o conejitos enfermos o contrahechos, se les retuerce el cuello, o se les ahoga en una palangana, y santas pascuas. «¿Por qué no hemos de hacer con los niños lo mismo que con los gatos?», se preguntaba Chesterton. Resultaría mucho más lógico dejar que se concluyese su gestación; y, una vez alumbrados, se podría proceder a su exterminio con un criterio mucho más lógico. «Tal comportamiento –concluía Chesterton– sería propia y razonablemente eugenésico, porque podríamos seleccionar tranquilamente a los mejores, o al menos a los más saludables, y sacrificar a aquellos a quienes juzguemos inadaptados». Y esto, que en la época de Chesterton había que hacerlo a ojo de buen cubero, hoy se podría determinar científicamente: un análisis genético del niño recién nacido nos permitiría saber si va a ser un hombre perspicaz o ceporro, un adonis o un quasimodo, un sansón o un enclenque. Y podríamos desprendernos tan ricamente del ceporro, del quasimodo, del alfeñique, contribuyendo a mejorar la especie. El infanticida, en efecto, es infinitamente más racional que el abortero; y si no se castiga al que mata a un niño gestante, tal vez deberíamos premiar al que mata a un niño recién nacido: porque el aborto es matar a voleo, mientras que el infanticidio es matar con precisión y certeza.

Y, por supuesto, el infanticida es infinitamente más digno que el abortero. Pues, aunque es cierto que el niño recién nacido no puede defenderse de su matador, al menos puede mirarlo a los ojos mientras lo abandona en el cubo de la basura; y si el infanticida degüella al niño recién nacido, habrá de empaparse las manos en su sangre acre y caliente. Del mismo modo que el asesino que mata de frente demuestra ser más valeroso que el asesino que mata de espaldas, el infanticida demuestra ser un progresista intrépido y cabal, frente al abortero, que es un progresista cobardón y miramelindo.
Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda