Jueves, 28 de marzo de 2024

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El Madrid de "There be dragons" (1)

por Jorge López Teulón

Roland Joffé
 
En una entrevista concedida a la agencia Zenit el primer día de este año 2011 el director de cine Roland Joffé al responder sobre por qué le había dado tal título a su nueva película declaraba:
 
Los mapas medievales calificaban los territorios desconocidos con las palabras "Hic sunt dragones", "aquí hay dragones". Cuando comencé a investigar sobre el tema y a escribir el guión, dado que realmente no sabía lo que me esperaba ni cómo acabaría, "Encontrarás dragones" me pareció un título apropiado. Era como si me saliera de mi mapa y me adentrara en un territorio inexplorado al tocar temas como qué es la santidad, temas de religión y de política del siglo XX, el pasado de otro país. Me había golpeado la afirmación de Josemaría: a Dios se le encuentra en "la vida ordinaria", y esa vida ordinaria, en su caso, fue la guerra civil española. Me pregunté: ¿cómo es posible encontrar lo divino en la guerra?
 
         No he podido ver la película, pero ¡gracias! al Director por tratar el tema…
 
San Josemaría Escrivá de Balaguer
El protagonista de la película que se estrena hoy no es un personaje de ciencia ficción. Fue canonizado por la Santa Madre Iglesia el 6 de octubre de 2002 y es el fundador del Opus Dei.


Marta Manzi del Departamento de Comunicación del Opus Dei en Roma ha declarado que “la película, en mi opinión, da un rostro convincente a ese sacerdote que yo he visto en sus primeros escritos de juventud, como “Camino” y “Santo Rosario”. Con su aproximación artística, Joffé me ayuda a ver de un modo nuevo el mensaje que procuro vivir desde hace 40 años”.
La historia real, en el Madrid de los primeros meses de la guerra civil, fue la siguiente: el 8 de agosto de 1936, Josemaría Escrivá tuvo que abandonar por inseguro el domicilio familiar y comenzó un largo recorrido por diversos lugares de Madrid: pasó la noche del 8 en una pensión en la calle Menéndez Pelayo, nº 13; y fue al día siguiente al domicilio de los Sainz de los Terreros, en la calle Sagasta, donde estuvo hasta el 30 de agosto.
 
El 1 de septiembre fue al domicilio de los Herrero Fontana; y el 4 de septiembre pasó a casa de Álvaro González, en la calle Caracas, nº 15. Permaneció allí la noche del 4 al 5 de septiembre, y se trasladó a continuación a la calle Serrano, nº 39, junto con Álvaro del Portillo, refugiado también en aquel lugar. El 2 de octubre, ante el temor de nuevos registros, tuvo que dejar ese refugio de la calle Serrano y regresó de nuevo al domicilio de los Herrero Fontana. Como no era un lugar seguro, del 3 al 6 de octubre, estuvo en la casa de Eugenio Sellés, en la calle Maestro Chapí. Regresó al domicilio de los Herrero Fontana, y al fin, el 7 de octubre logró refugiarse en la Clínica del Doctor Suils, en la calle Arturo Soria.
 
Estuvo en la Clínica del doctor Suils unos cinco meses y medio, desde el 7 de octubre de 1936 hasta el 14 de marzo de 1937, fecha en la que pudo trasladarse a un nuevo refugio: el Consulado o Legación de Honduras, en el Paseo de la Castellana nº 53, junto a la Plaza de Castelar.
 
Estuvo en este Consulado más de cinco meses, desde el 14 de marzo de 1937 hasta finales de agosto de 1937, cuando obtuvo una documentación que le permitió cierta libertad. Después, tras residir algún tiempo en una pensión de la calle Ayala con un miembro del Opus Dei, Juan Jiménez Vargas, el 7 de octubre abandonó Madrid, camino de Barcelona, por Valencia.
 
 
El Madrid de 1936
 
         El primer episodio de persecución fue entorno a la Iglesia de San Ramón Nonato del Puente de Vallecas, sólo se sabe que el sillero de la iglesia llamado Atoliano Gómez (no consta el segundo apellido) fue asesinado al principio de la guerra, y su hijo de 7 años (no con consta su nombre y segundo apellido en ninguna parte) lo fue el mismo día 18 de julio de 1936 dentro de la iglesia a las 9 de la mañana por miembros de los que más tarde compondrían la banda de los Cinco Diablos del pueblo de Vallecas. En varios documentos de la Causa General y en otros, se menciona este hecho pero sin más datos de los que ya hay.
 
La quema de iglesias y conventos comenzó en Madrid al caer la tarde del sábado 18 de julio: las turbas incendian la parroquia de San Andrés -a cuya puerta fueron asesinados algunos jóvenes de la Acción Católica que habían acudido a defender el templo-; la parroquia de San Ramón, en Vallecas; el convento de las Comendadoras de Santiago, la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y el edificio anejo a la Mutua del Clero.
 
         El domingo 19 de julio aún se celebró la Santa Misa en algunas iglesias madrileñas, ese mismo día eran incendiadas ante la pasividad de la fuerza pública, la parroquia de San Cayetano y de Nuestra Señora de los Ángeles, en la glorieta de Cuatro Caminos; la catedral de San Isidro y el convento de La Latina, de las Concepcionistas Franciscanas… Fueron atacadas y saqueadas, sin ser incendiadas: San Antonio de la Florida; Jesús de Medinaceli, junto al Hotel Palace; los Trinitarios y la iglesia de San Manuel y San Benito, en la calle Alcalá, frente al Retiro…
         Gonzalo Redondo en su “Historia de la Iglesia en España (19311939)” que publicó Rialp en 1993, afirma: “En 1939, al terminar la Guerra Civil, la situación de las iglesias que había en Madrid capital era la siguiente: destrucción total, 45; destrucción parcial, 56; sin daños, 14; intactas, 11. Las destruidas parcialmente, así como las que sufrieron daños leves o quedaron sin daños (estructurales), habían sido todas ellas saqueadas”.
         Entre las dramáticas estadísticas se sabe que: 491 sacerdotes diocesanos, 451 religiosos y 73 religiosas fueron asesinados solamente en la diócesis de Madrid-Alcalá…
         Así, que no se trata de unas pinturas ingeniosas en su expresividad (alguno puede pensar en su imaginación) o de una película. Y, por eso, hoy antes de presentaros estos grabados de Carlos Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde sobre el destrozo de las iglesias de Madrid, empiezo con esta macabra fotografía tomada para el ABC Diario de izquierdas republicano y publicada el 1 de agosto de 1936 (página 20).



La noticia habla de la búsqueda de fetos en las tumbas de las monjas… que curiosamente no aparecen fotografiados ni en esta ni en ninguna foto… A los cráneos se le ha colocado los bonetes que portaban los sacerdotes y no perdáis de vista al personaje que pistola en mano ¡se dispone a disparar! ¿Contra qué huesos lo pretende hacer?...
 
         Valverde en el volumen IV nos ofrece este grabado con el siguiente comentario: “…Los incendiarios rocían de gasolina las paredes interiores del templo de San Andrés y le prenden fuego. Así se inicia este incendio que ha de durar ocho días…” (página 517).



En la página 528, Sáenz de Tejada escribe "...Y no contentándose con esto, los bárbaros que habían saqueado la ermita de San Antonio de la Florida, requieron una sierra y cortaron la cabeza de la imagen".



Otra vez Valverde, en la página 535: “…El interior de la catedral de San Isidro está convertido en un pandemónium en que los milicianos gesticulan, blasfeman, corren alocados de acá para allá, dando golpes y gritos…”.

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