Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

Enrique García-Máiquez detecta «una llamativa apertura» entre no católicos

El cristianismo sí interesa: un rastreo de sus huellas recientes en novelas, ensayos, cine, debates

Tom Hanks en Greyhound.
Tom Hanks, en el papel del capitán Krause, reza en su camarote en «Greyhound: enemigos bajo el mar» (2020) de Aaron Schneider.

Carmelo López-Arias / ReL

Es evidente que la fe está en regresión en Occidente, que sigue siendo el principal foco de creación de cultura, y por tanto de influencia sobre ideas y comportamientos, del mundo. Y, sin embargo, precisamente en muchas manifestaciones culturales recientes quedan muestras nada desdeñables de la religión que ha informado nuestra civilización durante al menos mil quinientos años.

Con este planteamiento, Nueva Revista aborda en un pequeño dossier de su último número la cuestión de "cuánto y qué pervive del cristianismo en el siglo XXI". Lo encabeza un ensayo del escritor Enrique García-Máiquez donde rastrea obras concretas de los últimos años que expresan esa pervivencia.

El sentido de la búsqueda obliga a excluir a pensadores cristianos de gran nivel que también contribuyen, en una u otra medida, a conformar la opinión pública. Cita, entre otros, a François-Xavier Bellamy, Rémi Brague, Fabrice Hadjadj, Pierre Manent, Chantal Delsol, Peter Kreeft, John Finnis o Robert Spaemann.

Nueva Revista aborda en su número 177 la presencia de la reflexión sobre el cristianismo en la cultura contemporánea.

Se trata, pues de autores, creaciones y circunstancias no cristianos o que no suelen catalogarse como tales, de los cuales podemos entresacar algunos ejemplos.

Cine

García-Máiquez recuerda, por supuesto, La vida oculta (2019) de Terrence Malick, sobre el mártir Franz Jägerstätter, pero también el papel de la fe en Greyhound: enemigos bajo el mar (2020) de Aaron Schneider, porque en ella el protagonista, el comandante Ernest Krause, interpretado por Tom Hanks, al mando de un destructor durante la Segunda Guerra Mundial, "reza y resulta, consciente o inconscientemente, un modelo de caballero (moderno) y, además, cristiano".

Series

30 monedas (2020), de Álex de la Iglesia, aunque con su peculiar perspectiva, presenta "un acercamiento respetuoso y comprensivo al hecho espiritual", estando muy presentes "la culpa y la redención", un elemento "que bebe muy directamente de la herencia cultural y antropológica del cristianismo". El director bilbaíno no oculta sus convicciones: "Soy profundamente católico. Creo en Dios, en la confesión y en los diez mandamientos, por lo que soy el director idóneo para este tema".

Teatro

Que García-Máiquez incluya El príncipe constante (2021), de Pedro Calderón de la Barca, literato y sacerdote del Siglo de Oro, al enjuiciar el siglo XXI, parecería un contrasentido si no tenemos en cuenta que en el teatro, que se escribe para ser representado, una obra puede atribuirse muy bien al momento de cada puesta en escena. Y lo que resulta llamativo para él es que esta pieza la haya estrenado en Madrid la Compañía Nacional de Teatro Clásico, justo en estos tiempos, a pesar de su "carácter confesional".

Todo en Calderón es confesional, pero en esta obra (de la cual dijo Goethe, cita García-Máiquez, que "si se destruía toda la poesía del mundo, solo con que se salvase El príncipe constante se podría reconstruir") hay un elemento que resalta la importancia excepcional de la fe.

El protagonista, el infante Fernando de Portugal, cautivo del rey moro, no intercambia Ceuta por su libertad, pero no por razones políticas y de honor, sino religiosas: "Porque es de Dios y no es mía", proclama. Si Ceuta pasara a manos mahometanas, desaparecerían las iglesias, sustituidas por mezquitas, y muchas almas se perderían, y él no está dispuesto a que por su vida terrena se alejen del cielo los habitantes ceutíes: "Porque... todos sepan / que hoy un príncipe constante / entre desdichas y penas / la fe católica ensalza, / la ley de Dios reverencia. / Pues cuando no hubiera otra / razón más que tener Ceuta / una iglesia consagrada / a la Concepción Eterna / de la que es reina y señora / de los cielos y la tierra, /  
perdiera, vive ella misma, / mil vidas en su defensa".

Debates

En noviembre de 2020 sorprendió en la prensa española un encendido, respetuoso y profundo debate sobre la necesidad de la Iglesia de dejar oír su voz en la sociedad. Un artículo del filósofo Diego S. Garrocho en El Mundo provocó una réplica de Miguel Ángel Quintana Paz, en The Objective, seguido de no menos de una decena de contribuciones relevantes que demuestran un interés por el impacto público de lo católico que a priori nadie habría sospechado.

Novelas

Feria (2020), de Ana Iris Simón, el fenómeno literario de los últimos meses en España, sin abordar directamente la cuestión religiosa, la tiene inevitablemente como trasfondo social de las dos situaciones históricas, familiares y personales que coteja. Con "una densidad de ideas que ya quisera un catedrático", en toda la novela "la preocupación por la trascendencia es fundamental".

"Empecé a preguntarme por Dios a raíz de la muerte de mi abuela paterna y de mi tío Hilario. Y sí, he terminado escribiendo un libro sobre Dios", ha confesado la joven autora: "Pero sin darme cuenta. Que, a lo mejor, es la única manera sincera de hacerlo. O la única manera de la que soy capaz".

Ensayos

García-Máiquez recuerda que está pendiente de publicar en español un libro importante: El planeta católico. Una geografía cultural (2020), de Jean-Robert Pitte, que estudia la influencia católica en la sociedad y en la cultura actuales a través de costumbres y tendencias que desconocen esa matriz (como el aprecio por el silencio, la meditación o el eremitismo) y a través también del aprecio a la herencia civilizatoria que hemos recibido de las catedrales, las artes o el pensamiento cristianos, y a los que incluso muchos que no creen no están dispuestos a renunciar.

Es lo que expresó hace escasas semanas Michel Onfray (a quien también cita García-Máiquez) al defender en Le Figaro la misa tradicional como "patrimonio genealógico de nuestra civilización", de la cual se siente orgulloso a pesar de ser ateo: "El cristianismo ha dado forma a una civilización que es la mía y que siento que puedo amar y defender sin darme golpes de pecho, sin tener que pedir perdón por sus faltas, sin esperar la redención tras la confesión, la contrición y la genuflexión". 

Historia

Por último entre los que espigamos, está, naturalmente, Tom Holland con Dominio. Una nueva historia del cristianismo . Tras despreciar durante años el cristianismo, ha tenido que rendirse a la evidencia de todo lo valioso y perdurable, y vivo actualmente, que ha dejado en la historia.

"No me pregunto si existe Dios o si es el Dios de los cristianos", explica en una entrevista, "sino que me centro en los actos de los seres humanos. Pero tampoco pretendo ser como Voltaire, criticando la creencia en lo sobrenatural, porque esa creencia es el motor de la cristiandad y hay que tomársela en serio para entender la historia del cristianismo".

* * *

"El mundo de la cultura, que por su propia naturaleza sirve para tomar e pulso a los tiempos que corren, muestra una llamativa apertura al fenómeno del cristianismo": es la premisa y conclusión de Enrique García-Máiquez quien percibe incluso en todo este muestrario (el artículo contiene numerosas otras referencias) "una profundización en su realidad y en su mensaje".

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