Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

Magín Morera estuvo en Manoteras y María Lorenza Requesens fundó hospitales

Catalanes universales y ya «venerables»: Sirvieron a los pobres de Madrid y los enfermos de Nápoles

Catalanes universales y ya «venerables»: Sirvieron a  los pobres de Madrid y los enfermos de Nápoles
Magín Morera y María Lorenza Longo ya son venerables

J.L. / ReL

Este martes el Vaticano publicaba el Decreto de Promulgación de las Causas de los Santos y en la lista a la que dio su visto bueno el Papa Francisco había, entre otros, dos españoles, concretamente dos catalanes universales, que en distintas épocas de la historia sirvieron a los más necesitados en el mundo.

Se trata del sacerdote Magín Morera y Feixas, que sirvió a los más pobres del suburbio de Manoteras en Madrid en el siglo XX  siendo superior de la Congregación de la Sagrada Familia y María Lorenza Requesens, que perteneciente a la nobleza, una vez que quedó viuda fundó hospitales en el reino de Nápoles y la Orden de las Monjas Capuchinas.

Dos catalanes universales
A ambos se les han reconocido sus virtudes heroicas y pasan a ser venerables. Dos catalanes que entregaron sus vidas por los demás y precisamente fuera de su tierra sin mirar su condición social ni su origen ni su pasado. Sólo por amor a Cristo y a la Iglesia.



María Lorenza pertenecía a la importante familia Requesens, una de las más nobles del Reino de Aragón y cuyos miembros ocuparon puestos importantes en la corte. Nacida en Lérida entre 14601465 se casó con el canciller Juan Llong y se instalaron en Nápoles donde él ocupaba el cargo de regente del Consejo Real del Rey Fernando el Católico.

El milagro en Loreto
Antes incluso de viajar a Nápoles, la joven María Lorenza sufrió una parálisis que la dejó impedida y que no le permitía andar. Al morir su marido en 1508 ella decidió quedarse en la ciudad italiana y disfrutar de la alta posición de la que gozaba.

Sin embargo, todo cambió cuando realizó junto a su hija y su yerno una peregrinación al santuario de la Virgen de Loreto, donde la tradición dice que los ángeles trasladaron la casa de Nazaret. Durante la misa, tal y como recuerdan los archivos del santuario, esta noble española recobró sus fuerzas y empezó a caminar ante el estupor de los presentes. Se había producido un milagro.


Fachada del hospital "de los incurables" que fundó María Lorenza 

Socorro y cuidado de los enfermos
Para corresponder a la gracia que había recibido decidió ingresar en la tercera orden franciscana (laicos de espiritualidad franciscana) y comenzó a socorrer a los necesitados de Nápoles. Alrededor suyo, un grupo de mujeres de alta posición se organizó para ayudar a pobres y enfermos hasta que María Lorenza Longo acabó dirigiendo el hospital de San Nicola al Molo, en el que acogió a los numerosos enfermos de sífilis.

Viendo la gran necesidad, junto con otros nobles compró terrenos  y construyó un nuevo hospital, Santa María del Popolo, conocido como “de los incurables”. Allí, cuidó especialmente a las prostitutas, principales víctimas de la sífilis, y las empezó a contratar para trabajar en el hospital animándolas a que se casaran.

Durante muchos años, como viuda laica, realizó una incansable actividad con espíritu emprendedor cotidiano. Su alta cultura queda patente en las reglas, que se le atribuyen a ella, para la admisión de los médicos en el hospital, las constituciones de las Madres de la Caridad y de las Madres del Bien Morir, así como numerosas cartas a papas y obispos. 
 
La llegada de los capuchinos a Nápoles fue otro punto clave en la vida de esta mujer. Los acogió, les proporcionó residencia y más adelante gracias a la espiritualidad que recibió de ellos fundó la Orden de las Monjas Capuchinas convirtiéndose ella misma en religiosa sólo cuando tenía ya más de 70 años.

Magín Moreras, el cura de Manoteras
El segundo español y catalán reconocido como venerable por el Papa es Magín Morera, sacerdote que fue superior de la Congregación de la Sagrada Familia, y que sirvió entre los más pobres y fundó colegios en España, Francia, Italia y Brasil.

Era uno de lo sucesores de San José Manyanet, el santo de Tremp (Lérida) que impulsó la construcción del Templo de la Sagrada Familia de Gaudí (ideada al principio en honor a san José) y fundó la congregación de la Sagrada Familia, hoy con escuelas en todo el mundo.


La parroquia de Manoteras, una vez concluida. Al principio era un templo de madera

Magí fue el último de los doce hijos de su familia y con apenas 17 meses quedó huérfano. Estudió en el colegio de huérfanos pobres de los Hijos de la Sagrada Familia. Pronto sintió atracción por esta congregación e ingresó en ella en 1925.

Fundó colegios y parroquias por varios países
Siendo ya seminarista sufrió la persecución religiosa en 1936 durante la Guerra Civil y tuvo que esconderse en Manrsea. Una vez ordenado empezó a fundar escuelas y a viajar por el mundo. Marsella, Roma, los Abruzos. Allí fue elegido superior de la congregación.

Una vez que dejó el cargo volvió a España y se instaló en uno de los barrios más pobres de Madrid en ese momento, el suburbio de Manoteras, donde fundó en los años 70 una parroquia construida de madera y donde se ganó a los vecinos. 

Tras varios años fue a Brasil donde fundó otra parroquia en Curitiba. Finalmente, murió de cáncer en 1984 en Barcelona, cuya diócesis inició el proceso de beatificación.
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