Viernes, 26 de abril de 2024

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El Atleti (1934-1939), futbolistas víctimas de la izquierda (3)

por Victor in vínculis

El artículo de hoy nos lo ofrece Javier Navascués Pérez con el título Monchín Triana, futbolista devoto del Sagrado Corazón, asesinado en Paracuellos por ser católico. Tal vez de todos los jugadores del Atlético de Madrid asesinados entre 1934-1939 es caso evidente de un posible proceso de canonización.

3. RAMÓN TRIANA DEL ARROYO «más conocido como MONCHÍN TRIANA por su cara de niño, nació el 28 de junio de 1902 en Fuenterrabía (Guipúzcoa) y recibió en su casa una buena formación católica y nunca dejó de practicar siguiendo la tradición piadosa de su casa, que iban todos juntos a Misa y rezaban el Rosario y novenas en casa. Acabaría vertiendo su sangre por Dios y por España.

Ejemplo de deportista, buen hijo y buen cristiano. Gran aficionado al naciente fútbol desde niño destacó enseguida por sus cualidades e instinto goleador. El Atlético de Madrid lo incorporó a sus filas a los 17 años. Destacó, además de por el gol, por su facilidad para el regate. Llegó a ser pieza básica del Atlético de Madrid de los años 20, conocido como el equipo de los caballeros, pero en 1928 una grave crisis económica de los colchoneros puso en el mercado a varios jugadores, entre ellos a Monchín Triana, que compaginaba su faceta de futbolista con sus oposiciones a notario. Lo fichó el Real Madrid.

En 1929 Monchín Triana, militando en el Real Madrid, perdió la final de la Copa de España contra el Español, conocida como la final del aguacero, por tremenda tromba que calló. Siguió en el Real Madrid y estuvo en el equipo que ganó la primera Liga blanca en la la temporada 1931/32, aunque si bien ya no era titular en esa época. Llegó a ser una vez internacional con España».

José Ignacio Corcuera en su artículo Futbolistas nacionales fallecidos en la Guerra Civil afirma que «perteneció al Athletic de Madrid desde 1919 hasta 1928, o dicho de otro modo, protagonizando la transición desde la filialidad de su homónimo bilbaíno, a la absoluta independencia y el difícil empeño de disputar el cetro a su rival blanco. El advenimiento del Campeonato Nacional de Liga le sirvió para cambiar de indumentaria y estrenarse con 4 goles en los 13 partidos que disputó, sobre un máximo de 18. Delantero intuitivo, muy habilidoso en el manejo del esférico, destacaría, al decir de los cronistas, por su comportamiento elegante y caballeroso, tanto sobre el césped como fuera del campo […] Si su rendimiento deportivo mermó, y mucho, durante los ejercicios 1929-30, 1930-31 y 1931-32, el último de su carrera deportiva, la causa ha de buscarse  en los estudios. Internacional contra Portugal, en Sevilla, el 19 de marzo de 1929, choque saldado con rotunda victoria por 5-0, ya había sido seleccionado con anterioridad para los Juegos Olímpicos de París, durante su etapa “colchonera”, si bien no llegaría a actuar. Y tuvo también el mérito de marcar el primer gol en el Stadium Metropolitano, ante la Real Sociedad de San Sebastián, en mayo de 1921».

Prosigue Navascués: «En julio de 1936 la familia de Monchín Triana fue víctima de la furia antirreligiosa del Frente Popular. El padre de Monchín gestionaba la Cofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, lo cuál hizo que los milicianos fueran con saña a detener a toda la familia, entre los que se encontraba el jugador, ya retirado.

Su padre, él y dos hermanos varones se escondieron hasta que los milicianos amenazaron con detener a su madre y hermanas y entonces se entregaron los varones. Monchín creyó que siendo futbolista conocido no le pasaría nada a su familia, pero no fue así. Finalmente el padre, la madre y dos hermanas pudieron abandonar Madrid, gracias a refugiarse en la embajada cubana. Monchín y sus hermanos fueron trasladados a la Cárcel Modelo de Madrid donde estaba el mítico Ricardo Zamora, también preso por ser católico, si bien en su caso al ser tan famoso se libró de la muerte, cosa que no sucedió con Monchín.

Sus hermanos y él fueron asesinados en Paracuellos del Jarama en la madrugada del 7 de noviembre de 1936, acribillados con ametralladoras y sin acusación oficial».

Finalmente, Corcuera apuntilla en su artículo: «sorprenden las dudas (sobre si murió en Paracuellos), máxime mediando unas declaraciones de Santiago Bernabéu, contra Santiago Carrillo, como respuesta a la hipotética intervención del líder comunista en el fichaje de un jugador yugoslavo por el Sporting gijonés, de la que se hicieron eco algunos medios: “Si le gusta el fútbol -sentenció entonces Bernabéu-, podía haberse interesado por Monchín Triana, que fue asesinado en Paracuellos”. La implicación de Carrillo en aquella atrocidad, siquiera fuese por omisión, resulta tanto hoy, como durante los días del tránsito a la democracia -cuando el presidente “merengue” lanzó su andanada-, del todo incuestionable. Bernabéu no sólo tenía buena memoria. Era de los que no olvidaban».

La revista ilustrada deportiva GRAN VIDA , del 4 de enero de 1924 publicaba esta instantánea:

Mientras que el AS, del 24 de diciembre de 1932, hablando de Mariano Arrate, defensa de la Real Sociedad, rivaliza con su portero, Agustín Eizaguirre, para evitar gol. Frente a ellos "Monchín" Triana esperando la suerte de la situación.

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