Sábado, 20 de abril de 2024

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De cómo familias catalanas salvaron a la Comunidad de la Cartuja de Santa María de Montalegre

Martirio en la Cartuja de Montalegre (1)

por Victor in vínculis

FAMILIAS CATALANAS SALVARON A LA COMUNIDAD DE LA CARTUJA DE MONTALEGRE (TIANA, 1936)

El Doctor en medicina D. Pedro Clarós Blanch, bajo la dirección de los profesores Dr. Xavier Baró y Dr. Ramón Corts de la Universitat Internacional de Catalunya, ha presentado en 2019 una documentada tesis doctoral La participación de las familias catalanas en la salvación de la Cartuja de Montalegre. Tiana 1936, sobre el asalto a la Cartuja de Montalegre el 20 de julio de 1936, el martirio de seis de sus frailes, y la salvación del resto de su Comunidad por familias católicas de Badalona con riesgo de sus vidas. Así lo recoge y resume Hispania Martyr para podérselo contar.

El conocimiento de los hechos le viene al autor de familia, pues la Clarós-Doménech fue la más comprometida en la acogida, alojamiento y protección de los cartujos, hasta conseguir documentación que permitió la salida de los de nacionalidad extranjera, y la supervivencia de los cartujos españoles con la esperanza de la liberación de Cataluña, y con ella la libertad de la Iglesia.

Esta cordial relación entre la familia Clarós y la agradecida Cartuja de Montalegre se ha mantenido a lo largo de los años, y ha permitido a Don Pedro estudiar los fondos documentales del monasterio y los de la Orden en Nantes y en Roma.

El recuerdo familiar y la documentación examinada los amplía el doctor Clarós con declaraciones auténticas de los trapenses compañeros de los mártires, de políticos coetáneos, de protagonistas en los hechos, y con un estudio anatómico de los restos de los martirizados. Tras una detallada exposición del carisma de la Orden cartujana, de la historia del Monasterio de Montealegre, y del ambiente anticlerical imperante en el Maresme barcelonés en el verano de 1936, refiere el autor los hechos acaecidos en la última decena de julio y siguientes, narrados por sus protagonistas cartujanos, que trascribimos.

FALSEDADES EN VERSIONES DEL ASALTO AL MONASTERIO

En julio de 1936 fue asaltada la Cartuja de Montalegre y su monasterio quemado en parte. La comunidad fue obligada a abandonarlo, siendo intención de los asaltantes asesinarlos a todos. Cinco de ellos, lo fueron en el camino, y el resto debía seguir igual suerte. Sin embargo, la Providencia dispuso salvar sus vidas mediante su traslado a Badalona, su protección por familias badalonesas, y su prisión en Barcelona. El autor procede a un riguroso análisis crítico de lo publicado sobre el tema, completando olvidos, deshaciendo entuertos y desvelando falacias de versiones interesadas al servicio de políticas continuadoras de las responsables del martirio de la Iglesia hace 80 años.

Así trascribe el Dr Clarós la pág. 201 del libro de Joan Manent i Pesas: Records d'un sindicalista llibertari català 1916-1943 (Edicions catalanes de París, 1977) en el que Manent, anarquista, miembro del Comité de Milicias, que fue alcalde de Badalona y secretario particular del ministro cenetista Joan Peiró, escribe esta idílica y mendaz versión sobre el asalto, incendio, incautación y asesinato de seis miembros de la Cartuja: “Se salvaron, pues, todos los monjes, y se les hizo subir al salón de sesiones del ayuntamiento de Badalona, donde se les atendió en todo lo que era correcto hacer en aquellos dramáticos momentos que se vivían. Entre aquellos cartujos había una mayoría de españoles, franceses, alemanes, japoneses i filipinos. Dos días después, bajo la protección del Comité de Salut Pública de Badalona y del Comité Antifeixista de Catalunya, fueron trasladados a Barcelona. Con la intervención del President de la Generalitat de Catalunya, señor Lluís Companys, todos fueron salvados y trasladados al extranjero”.

En los apuntes del Vicario de la cartuja en 1936 Dom Miquel Dalmau, que se reproducen en el anexo, se desmiente la sarcástica afirmación de Manent de que “se salvaron todos los monjes”, detallando el asesinato de seis de ellos, y manifestando que la intención de los patrulleros que asaltaron el cenobio y los que los buscaban en Badalona, era la de exterminarlos a todos.

No menos mendaz es la categórica frase de que “con la intervención del President de la Generalitat de Catalunya, señor Lluís Companys, todos fueron salvados y trasladados al extranjero”.

El interés de Luis Companys por la salvación de frailes en 1936 queda reflejado en el libro autobiográfico del entonces vicesecretario general del PSOE, Juan Simeón Vidarte “Todos fuimos culpables. Testimonio de un socialista español”, en el que describe así su encuentro con el presidente Companys en agosto de1936: «Cuando le dije que hacía el viaje acompañado de un fraile, soltó una carcajada, y dijo:de esos ejemplares, aquí ya no quedan”.

Afirma el doctor Clarós: “Los monjes escondidos en casa Clarós Doménech y las de sus amigos, no se salvaron por obra generosa del President Companys, sino gracias a las gestiones de miembros de las familias protectoras con el consulado de Italia en Barcelona, que los trasladó a bordo del buque de la Marina de Guerra Italiana, “Principessa Giovanna”. Estas gestiones se detallan en el libro original de Dom Antonio María Abella, texto que se aporta en el anexo de esta tesis.” De su lectura queda paladinamente claro que las actuaciones con el Consulado Italiano las realizaron las familias catalanas de acogida que fueron sus ángeles de la guarda.

En otro de los libros consultados, el del montserratino P. Hilari Raguer “Salvador Rial Vicario del Cardenal de la Pau” (1ª ed. Publicacions de l’Abadia de Montserrat 1993, págs. 33 y 201) se afirma textualmente:

“Los otros, los dos muertos, y los heridos que quedaron en la cuneta de la carretera de la Conrería, fueron enterrados los primeros, y atendidos debidamente los segundos, en el Hospital de Badalona hasta su total curación”.

Desmiente el Dr. Clarós que los frailes heridos fueran atendidos “debidamente hasta su total curación” y lamenta que Raguer omita que del hospital pasaron a la cárcel donde estuvieron siete meses: “La realidad es que los heridos fueron llevados por una ambulancia de la Cruz Roja al Hospital Municipal de Badalona, siendo la idea inicial de los revolucionarios la de rematarlos, según los testimonios que constan por parte del Dr. Luís Gubern Salisachs y que se reproducen en la tesis. También se debe añadir que, una vez recuperados de sus heridas, pero no de su estado general y emocional, a los ocho meses de su fallido fusilamiento, se les condujo a la cárcel Modelo de la calle Entenza de Barcelona”.

En el libro: “Álbum de la memoria compartida. República i Guerra Civil a Badalona” de Montserrat Carreres y Emili Ferrando (Monografies Badalonines Nº 23. 2006.1ªed. pág. 129) se escribe: “El día 20 de julio de 1936, milicianos armados e incontrolados, provenientes de las poblaciones vecinas, pero, sobre todo de Badalona, asaltaron la Cartuja de Montalegre y detuvieron a 28 monjes de la Comunidad… Cuando llegaron a la Plaça de la Vila de Badalona, los miembros del Comité de las Milicias y de Salud Pública, pistola en mano, salvaron a los monjes y los distribuyeron por diversos domicilios.”

(Nota aclaratoria: los alojamientos no los proporcionaron los del Comité de Milicias, sino que se buscaron discretamente, gracias al chofer del ayuntamiento de Badalona, Sr. Pujol, entre familias que aceptaran acogerlos, sin explicarles el riesgo que asumían de ser denunciadas, y asesinadas. Una de ellas fue la Sra. Dª Mercedes Doménech, Vda. de Clarós, que aceptó en su casa a diez cartujos de la comunidad. Otras familias también acogieron a uno o varios por casa, como podrá leerse en esta Tesis Doctoral). 

Y continua el libro: “los malheridos fueron transportados al hospital y posteriormente, los gestionaron su traslado al extranjero”. 

(Nota aclaratoria. El traslado al extranjero de los cartujos, que se refugiaron en las casas particulares que los acogieron, no lo hizo el gobierno republicano, sino gracias a la función de los diferentes Consulados de los países a que pertenecían algunos de los cartujos, y a las gestiones que realizaron personalmente el Sr. Juan Vilá y el estudiante de medicina Sr. Andrés Clarós, que consiguieron de la Generalitat, mediante ciertas argucias, un pasaporte colectivo para los monjes, con lo que a través del Consulado Italiano fueron embarcados en el barco de la armada Italiana Principesca Giovanna".)

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