El escritor, la jueza y el fiscal

Uno de los mejores elogios que he recibido en mi vida profesional provino de un dirigente socialista a cuyo partido ponía a caer de un burro en mis artículos. Me dijo en concreto que el modo en que le mentaba a la madre era tan sutil que no le quedaba otra que invitarme a café. No escribo esto por echarme flores, sino para dejar claro que para agotar a Foreman es mejor bailar como Clay que golpear como Frazier. Lo que explica que, por lo contrario, bailar como Frazier y golpear como Clay, un escritor gallego haya sido denunciado por la Fiscalía de Jaén a cuenta de un artículo en el que utiliza adjetivos de dos rombos para insultar a una magistrada. En concreto, la que condenó a un joven a pagar una multa por un fotomontaje en el que el chico mezcla su cara con la de Cristo, que no es, lo quiera o no el laicismo, como mezclar la de Barrabas con la del Lute.

Que el escritor en cuestión no es Góngora queda claro desde el título del artículo, que está a disposición de quien tenga a bien leerlo en la página digital del diario Público del 10 de febrero. Y, menos aún, Quevedo. En el Buscón, ese monumento a la lengua española, no sale nada más que gentuza, pero Don Pablos y el resto de escoria utilizan un vocabulario tan enhebrado en la gracia que las situaciones escabrosas son camas de púas en las que, por el talento de don Francisco, los personajes se dicen de todo sin que al lector le entren ganas de santiguarse. Tampoco es Camba, pues, aunque gallego, al autor le falta morriña literaria, esto es orvallo silábico, cadencia, finura. Tal vez, ya que utiliza el exabrupto, aspire a ser Cela, pero para serlo le falta el Nóbel.   

Y el talento, claro. Sería, en cualquier caso, un Cela de izquierdas, que en lugar de escribir La Colmena redacta la expropiación del Pazo de Meirás, que es el texto que en realidad quieren redactar los escritores gallegos de izquierdas. Para el imaginario progre gallego el pazo de Meirás es lo que el señorito para el imaginario progre andaluz, de manera que no hay que descartar que el ataque a la jueza sea el efecto colateral de quien, ya que no está Franco, la toma con Dios porque cree que es de derechas. De ahí que dirija también su artículo contra los católicos con la intención de zaherirnos. Como si eso fuera fácil. Ignora que tras la de Diocleciano todas las persecuciones nos han generado anticuerpos. Es lo que mantiene lozana a una religión tan antigua. El catolicismo sabe que a determinada edad lo que importa no es que le digan que está guapo, sino que tiene buen color de cara.