Viernes, 29 de marzo de 2024

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La legitimación internacional de los grupos terroristas. Lecciones de la experiencia israelí

por Wiederholen

La legitimación internacional de los grupos terroristas. Lecciones de la experiencia israelí. por Dan Diker



– Los grupos terroristas palestinos e islámicos han participado, cada vez más, en la diplomacia internacional, llevando a cabo relaciones internacionales con estados y jugando un papel dentro de los organismos internacionales.
 

– Estas organizaciones terroristas, que han atacado a Israel durante décadas, representan un doble peligro para Israel y Occidente.

– La comunidad internacional ha validado a grupos terroristas palestinos junto a otros grupos islamistas terroristas, en parte apoyando la equivalencia moral entre Israel y los grupos terroristas que han jurado su destrucción.

– Los terroristas islámicos, sean estos sunitas o chiitas, no distinguen entre el terrorismo en Jerusalén y el terrorismo en ciudades occidentales tales como París, Bruselas o Londres. Su objetivo final es el mismo: la derrota de Israel y Occidente y el establecimiento de la soberanía islámica regional y en última instancia, la global.

– Cualquier esfuerzo antiterrorista, sea este por parte de los estados occidentales o por Israel, exigen una condena incondicional e intransigente de todas las formas de terrorismo islámico radical, chiita y sunita, ya sea llevado a cabo por grupos terroristas contra objetivos en Occidente, el mundo árabe y musulmán o Israel.

Introducción

La guerra islámica contra Occidente ha aprovechado estrategias y tácticas que también ha utilizado en su guerra contra Israel. Las campañas de terrorismo islámico del siglo XXI combinan operaciones terroristas convencionales con ataques cibernéticos, una presión diplomática y económica y campañas propagandísticas.

Israel ha acumulado casi siete décadas de experiencia antiterrorista que, sin lugar a dudas, afirma su lugar como una de las naciones más flexibles del mundo en confrontar a una variedad de grupos terroristas palestinos e islámicos. Sin embargo, las organizaciones terroristas palestinas e islámicas tales como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Hamás y el estado satélite del régimen iraní Hezbollah, presentan un doble desafío anti-terrorista para Israel y, por extensión a Occidente.

Estos grupos terroristas ejecutan ataques terroristas convencionales mientras actúan simultáneamente como gobiernos de facto que mantienen relaciones internacionales con estados y organizaciones e instituciones internacionales. Estas organizaciones terroristas también participan en diplomacias públicas junto a organizaciones no gubernamentales (ONG) y los medios de comunicación internacionales.

La comunidad internacional ha validado a estos grupos terroristas en diversos grados, en parte endosando una equivalencia moral entre Israel y las organizaciones terroristas que juran su destrucción. El apoyo internacional a estos grupos terroristas, ya sea por simpatía ideológica o temor a represalias terroristas, no ha logrado proteger a Occidente contra los ataques terroristas. De hecho, existen amplias razones para evaluar que la validación internacional de los grupos terroristas palestinos y de algunas organizaciones islamistas radicales que combaten contra Israel ha ayudado a energizar el terrorismo islámico radical en contra de Occidente.

Tal como evalúa este artículo, los terroristas islámicos no distinguen entre el terrorismo en Jerusalén y el terrorismo en ciudades occidentales tales como París, Bruselas o Berlín. Los grupos terroristas de la OLP, el grupo Hamás de la Hermandad Musulmana y la organización satélite iraní Hezbollah están comprometidos con la idea de destruir Israel y establecer la soberanía islámica en todo el Medio Oriente, al igual que lo están el grupo salafista del Estado Islámico y Al Qaeda, quienes están comprometidos con destruir a Occidente e imponer un Califato islámico global.

Validación Internacional de Grupos Terroristas

Irónicamente, las instituciones jurídicas internacionales han legislado un marco sólido para apoyar la validación de los grupos terroristas palestinos e islámicos. El Artículo 1 (4) del Protocolo I (4) de 1977 de los Convenios de Ginebra les otorga derechos legales a “los individuos que luchan contra la dominación colonial y la ocupación extranjera y contra los regímenes racistas en ejercicio de su derecho a la libre determinación”. Esta legislación nació desde un esfuerzo por otorgar un elemento de legitimación a aquellos grupos que luchan por poner fin al sistema Apartheid del régimen sudafricano. Sin embargo, grupos terroristas internacionales tales como la OLP pervirtieron la intención de la legislación y distorsionaron su uso al establecer un paralelismo falso y engañoso entre el régimen Apartheid e Israel, un estado-nación democrático libre y miembro de la ONU, con el fin de promover a la OLP y la meta declarada de Hamás de destruir el estado nacional del pueblo judío.

Las organizaciones palestinas y otras organizaciones terroristas se han visto envalentonadas por instituciones y organizaciones internacionales. En el 2004, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó la barrera antiterrorista israelí y la Corte Internacional de Justicia (CIJ) afirmó que la barrera de seguridad de Israel era ilegal. Posteriormente, en el 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó por mejorar el estatus de la OLP en la ONU de observador a estado no-miembro. En diciembre de 2016 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de la OLP (2334) que condena a Israel, la cual aprobó cuando los Estados Unidos decidieron abstenerse. Además, el Consejo de Seguridad y la Unión Europea (UE) endosaron el Plan Integral de Acción Conjunta (PIDAC) con el régimen que apoya el terrorismo, Irán. Este acuerdo refrendado de la ONU legitima a Irán a nivel internacional, permitiéndole incrementar su apoyo material a grupos terroristas tales como Hezbollah y Hamás.

Las organizaciones terroristas palestinas han aprovechado su creciente legitimidad internacional como gobiernos estatales de facto para cometer actos de terrorismo mientras demonizan, deslegitiman, criminalizan y aíslan a Israel internacionalmente. Esta doble estrategia ha pretendido aislar a Israel, desmoralizar al cuerpo político israelí, socavar la confianza pública y provocar la desintegración del estado desde sus entrañas.

Esta estrategia terrorista dual que combina ataques terroristas convencionales con la guerra política y legal internacional ha tenido éxito en Occidente debido a la buena voluntad de algunos funcionarios del gobierno occidental en apoyar el establecimiento de un estado palestino. Incluso ha llegado a ser común entre algunos líderes occidentales diferenciar entre el terrorismo palestino y el yihadismo internacional.

Un ejemplo prominente creó olas en Israel. Apenas semanas después de los ataques de 11 de Septiembre de 2001 por parte de Al-Qaeda y un día después de un mortal ataque terrorista de Hamás en Israel, el entonces embajador francés en Israel Jacques Huntzinger, les dijo a destacados periodistas israelíes que el terrorismo de Hamás contra Israel difería fundamentalmente del terrorismo de Al-Qaeda contra los Estados Unidos. “El terrorismo aquí tiene conexión al conflicto israelí-palestino”, dijo Huntzinger, “es totalmente irresponsable políticamente realizar esa comparación”.

Sin embargo, a pesar de las afirmaciones contrarias, las pruebas revelan similitudes fundamentales entre los ataques terroristas yihadistas palestinos contra israelíes y los ataques yihadistas contra Occidente. En ambos casos, los terroristas gritaron “Allahu Akbar” (Dios es el más grande, en árabe). Esta exclamación religiosa refleja la lealtad de un musulmán al Islam y al Corán. Los terroristas palestinos e internacionales sunitas y chiitas cooptaron “Allahu Akbar” como un “grito de muerte” mientras asesinaban a sus enemigos. Las intenciones terroristas se reflejan en su grito de guerra incrustado en el Corán, que demuestra la motivación religiosa tras sus actos de terrorismo.

En el 2014, un terrorista islamista gritó “Allahu Akbar” en Dijon, Francia, antes de atropellar a once peatones con una furgoneta. Un artículo del 2015 publicado en el diario Washington Post describía un campo de entrenamiento terrorista de Hamás para 17.000 chicos de Gaza, donde Hamás adoctrina a instructores con el grito de Allahu Akbar. Un terrorista afiliado a ISIS gritó Allahu Akbar a todo pulmón antes de asesinar a 39 personas en un ataque terrorista en una discoteca de Estambul el 31 de diciembre de 2016. Una de sus víctimas fue un árabe-israelí. Un testigo ocular de la balacera del 2016 en el mercado de Sarona en Tel Aviv, que asesinó a cuatro personas, dijo que los terroristas palestinos expresaron sus motivaciones religiosas por el terrorismo vociferando Allahu Akbar antes de abrir fuego contra civiles israelíes.

Los terroristas islámicos han tomado de blanco a los europeos por las mismas motivaciones islamistas que han sido utilizadas para atacar a los israelíes. La declaración yihadista de destruir a “la alianza sionista-cruzada” es un refrán común. Abdel Hamid Abaaoud, el cerebro de los ataques terroristas de noviembre de 2015 en París que provocó el asesinato de 130 personas, dijo en una entrevista con la revista de ISIS Dabiq meses antes del ataque, “Pueda Allah liberar a todos los musulmanes de las cárceles de estos cruzados”.

Las fatwas de Al-Qaeda de 1996 y 1998 (decisiones legales islámicas), firmadas por Osama bin Laden y otros líderes del grupo terrorista, utilizaron un lenguaje similar, refiriéndose a los occidentales como “cruzados”, que reflejaban la guerra de civilizaciones del Islam radical con Occidente. Estas fatwas pedían la destrucción de la alianza ‘cruzada-sionista’. Los yihadistas palestinos se han referido a los israelíes como sionistas y cristianos “cruzados” durante décadas; estos términos ocupan un lugar prominente en la Carta Magna de Hamás de 1988.

En marzo del 2012, el terrorista franco-argelino Mohammed Merah asesinó a tres soldados franceses y a cuatro civiles, incluyendo a tres chicos en un ataque contra una escuela judía en Toulouse. Merah, miembro auto-declarado de Al-Qaeda, dijo que esperaba morir como yihadista. En agosto de 2014 miembros de una filial holandesa de ISIS en La Haya entonaron “Muerte a los judíos” y otros lemas que llaman al homicidio y al terrorismo en Occidente.

A pesar de un creciente cuerpo de evidencias que ilustran las similitudes ideológicas entre el terrorismo palestino e islamista dirigido a Occidente, la validación internacional de los grupos terroristas que tienen en la mira a Israel sigue siendo una práctica común.

La siguiente evaluación ilustra el cómo la validación internacional de tres grupos terroristas – la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Hamás y Hezbollah- ha comprometido la batalla de Occidente contra el terrorismo islamista.

  1. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP)

La legitimación internacional del terrorismo palestino como arma ideológica y política se puso de manifiesto ya en 1974, cuando el Presidente de la OLP Yasser Arafat, fue invitado a hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Arafat declaró: “He venido con una rama de olivo y el arma del combatiente de la libertad. No dejen caer la rama de olivo de mis manos”. La plataforma de la ONU provista a uno de los líderes terroristas más reconocidos mundialmente validó totalmente el llamado de Arafat a la destrucción de Israel y su reemplazo por un estado palestino. Arafat recibió una ovación de pie por casi todos los países miembros de la ONU.

A raíz del discurso de Arafat, a la OLP se le concedió el estatus de observador en la Asamblea General de las Naciones Unidas. La OLP también solicitó ser miembro de las Naciones Unidas en el año 2011. Esta medida fue rechazada por un veto de los Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, una delegación palestina representada por la OLP fue aceptada en la UNESCO ese año y una delegación palestina liderada por la OLP recibió el estatus de observador no miembro en la ONU al año siguiente. Aunque la OLP ha continuado patrocinando, incitando y perpetrando el terrorismo desde su fundación en 1964, nunca ha sido formalmente condenada por las Naciones Unidas. En cambio, la delegación de la OLP en las Naciones Unidas ha visto aumentar su estatus en las organizaciones de la ONU.

La legitimación del terrorismo palestino tomó muchas formas en Europa en los años 70’ y 80’. Durante estos años, altos funcionarios gubernamentales en Suiza, Francia, Italia y Alemania llegaron a acuerdos políticos con grupos terroristas palestinos para prevenir futuros ataques en su suelo.

Israel y los Estados Unidos también alcanzaron acuerdos con la OLP en los años 90’, pactos por los cuales Israel pagaría un alto precio en vidas humanas perdidas por causa del terrorismo palestino. Israel negoció con la Organización para la Liberación de Palestina, comenzando con el Intercambio de Cartas de Oslo de 1993 y el establecimiento de la Autoridad Palestina en 1994, seguido del Acuerdo Interino de Oslo en 1995. Estas negociaciones permitieron que la OLP obtuviera validación internacional estableciéndola como la entidad gobernante de la Autoridad Palestina pre-estatal.

El Premio Nobel de la Paz de 1994 le fue otorgado simultáneamente al Presidente de la OLP Yasser Arafat, al Primer Ministro israelí Itzjak Rabin y al Ministro de Relaciones Exteriores Shimón Peres. Tanto el Intercambio de Cartas de Oslo, seguido por la concesión del Premio Nobel de la Paz, ayudaron a inaugurar una paridad de legitimidad internacional entre la OLP de Arafat y el Estado de Israel. Esta acción también borró esencialmente el historial de 30 años de Arafat como líder de una de las organizaciones terroristas más notorias del siglo XX.

Arafat mantuvo hábilmente su estrategia de hacer terrorismo (como lo hacía la OLP) aunque enarbolando un perfil diplomático internacional. Transmitió un mensaje de revolución violenta a las audiencias de habla árabe, mientras denominaba al nuevo acuerdo de la OLP con Israel, la “Paz de los Valientes”, en inglés a las audiencias occidentales.

Tal como fue señalado anteriormente, el reconocimiento por parte de Israel de la organización terrorista OLP y sus malogrados intentos de negociar un acuerdo de paz le ha costado caro al estado judío en vidas humanas, legitimidad internacional y en seguridad nacional. Desde el comienzo, el enfoque diplomático de Israel, como socio vacilante de paz con la OLP, fue el apoyar a los líderes palestinos y a su naciente Autoridad Palestina pre-estatal. Esto era consistente con la inversión que realizó el canciller Shimón Peres para mostrar a Arafat como un terrorista arrepentido convertido en líder legítimo.

Oslo creó altas expectativas en Israel e internacionalmente para un acuerdo final de paz entre Israel y la OLP. Sin embargo, Israel sospechó de la complicidad de la OLP en los atentados suicidas de 1994-1996 atribuidos a Hamás. La confabulación de la OLP fue posteriormente probada en documentos encontrados en las incursiones de las FDI a la sede de la Autoridad Palestina en el 2002. No obstante, a finales de 1995, Israel y la OLP permanecieron siendo socios diplomáticos. Los Acuerdos Interinos de Oslo establecieron oficinas de la Autoridad Palestina, un parlamento, fuerzas de seguridad, medios de comunicación y más de 100 misiones diplomáticas de la OLP que se encuentran alrededor del mundo.

El doble papel de la OLP como grupo terrorista y agente diplomático dificultó a Israel para que se condenara o deslegitimara el liderazgo palestino internacionalmente validado, especialmente teniendo en cuenta que Israel reconoció a la OLP como socio en las negociaciones y como firmante de los Acuerdos de Oslo. Sin embargo, más de dos décadas después de la firma de los Acuerdos Interinos de Oslo, el liderazgo palestino ha seguido apoyando el terrorismo a pesar de su perfil diplomático internacional “moderado”. Israel ha llegado a darse cuenta que ha sido engañada por la OLP, que resultó ser una entidad que apoya al terrorismo.

Desde la muerte de Arafat en el 2004, los países miembros de la Unión Europea y otros países de Occidente han elogiado a la Autoridad Palestina en una variedad de declaraciones e informes, a pesar de su continuo apoyo al terrorismo. La cancillería de Israel señaló, en respuesta al estancado proceso de paz con los negociadores de la OLP, que la UE “ignora la responsabilidad que tiene la Autoridad Palestina por la incitación que alimenta la ola de terrorismo palestino”.

En el 2014, la UE, Estados Unidos y China también acogieron favorablemente una propuesta de un gobierno de unidad palestino co-administrado por la OLP y por Hamás en Ramallah, reconociendo efectivamente a dos grupos terroristas como los gobernadores de un estado de facto. La OLP no ha reconocido a Israel como el estado-nación del pueblo judío, mientras que Hamás nunca ha reconocido el derecho de Israel a existir en lo absoluto. Por otra parte, la Carta Magna de Hamás pide el genocidio de todos los judíos. Sin embargo, una declaración de la UE del 2014 alabando el anuncio de Hamás-OLP declaró: “Acogemos con beneplácito la declaración del Presidente Abbas que este nuevo gobierno está comprometido al principio de la solución de dos estados basados en las fronteras de 1967, al reconocimiento del derecho legítimo de Israel a existir”.

Algunos funcionarios occidentales, en particular en la Unión Europea, han expresado su entendimiento por los ataques terroristas palestinos contra israelíes, señalando que el terrorismo palestino tiene sus fuentes en el establecimiento de los asentamientos israelíes. La “comprensión occidental” sirvió para energizar a las organizaciones terroristas palestinas. Entre los años 2000-2005, los yihadistas palestinos llevaron a cabo 26.000 ataques terroristas, asesinando a 1.100 civiles israelíes e hiriendo a más de 6.000 personas. Simultáneamente, el liderazgo de la OLP solicitó a las cortes internacionales que mediara contra las acciones anti-terroristas israelíes. Israel asumió que la comunidad internacional comprendería su necesidad de erigir una barrera de seguridad para prevenir los atentados suicidas luego de más de 120 ataques suicidas entre los años 1993-2002.

Sin embargo, la presunción por parte de Israel al apoyo internacional a su autodefensa demostró ser incorrecta. La OLP acusó a Israel de construir un “muro apartheid” ante la ONU y la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya. La campaña palestina tuvo éxito en la ONU. La CIJ se refirió al muro como una “violación del derecho internacional”. La opinión consultiva de la CIJ, que refuerza el anterior voto político de la Asamblea General de la ONU, ignoró el fallo de la Corte Suprema israelí sobre el terrorismo palestino contra los movimientos defensivos israelíes en la construcción de la barrera.

El sucesor de Arafat, Mahmoud Abbas, actual Presidente de la OLP y de la Autoridad Palestina, ha seguido una política de apoyo al terrorismo. Esta nueva forma de Intifada “popular” ha sido puesta en operación no en los ataques suicidas, sino en una ola de apuñalamientos, arrollamientos y asaltos a tiros realizados por individuos, incitados a través de los medios públicos y sociales, contra civiles israelíes desde el 2015. Además, El presupuesto de la Autoridad Palestina para el 2015 asignó más de 300 millones de dólares a los terroristas palestinos y a sus familias como parte de un programa de incentivos oficialmente sancionado para apoyar y alentar los ataques terroristas contra israelíes. Mientras que la simpatía europea por el proyecto de estado palestino se ha extendido al terrorismo palestino, los dirigentes palestinos han reiterado sus motivaciones islámicas (religiosas) para asesinar a israelíes.

Abbas le dijo a la televisión palestina en septiembre de 2015 “Bienvenida toda gota de sangre derramada en Jerusalén. Esta es sangre pura, sangre limpia, sangre en su camino a Allah. Con la ayuda de Allah, todo Shahed (mártir) estará en el cielo y todo herido tendrá su recompensa”.

Similar a Arafat, a pesar del estatus de Abbas como líder de la palestina no-estatal, este ha presionado a organizaciones internacionales tales como la ONU, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la Corte Penal Internacional (CPI) para que acuse a Israel de genocidio y crímenes contra la humanidad. En el 2016, los dirigentes palestinos lograron desatar una guerra legal, política y diplomática contra Israel en las Naciones Unidas y la Unión Europea.

En junio de 2016 Abbas se dirigió al Parlamento Europeo, donde evocó una histórica difamación de sangre antisemita. Este dijo: “Ciertos rabinos en Israel han dicho muy claramente a sus gobierno que nuestra agua debería ser envenenada a fin de asesinar a palestinos”. Este recibió una calurosa ovación por parte de representantes del parlamento. Abbas pronto se retractó de su acusación.

La decisión de la UNESCO en octubre de 2016 de borrar cualquier conexión judía con los lugares sagrados de Jerusalén y la subsiguiente censura a la presencia “ilegal” de Israel en Jerusalén Oriental y la disputada Cisjordania también han fomentado más asaltos terroristas combinados con una intensa guerra de Boicots, Desinversiones y Sanciones (BDS). La campaña de liderazgo de la OLP también ha incentivado e incluso ha ayudado a integrar a otros grupos terroristas islámicos radicales tales como Hamás y la Yihad Islámica. Estos emitieron triunfantes comunicados de prensa luego de la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU del 23 de diciembre de 2016 la cual fue aprobada tras la abstención estadounidense en la votación.

A pesar del compromiso público de la OLP de apoyar e incentivar el terrorismo, su legitimidad internacional ha permanecido intacta. El Secretario de Estado de los Estados Unidos John Kerry, continuó apoyando a Abbas y al liderazgo de la Autoridad Palestina como un socio de paz para Israel en la importante Conferencia Política Saban en Washington DC en diciembre de 2016, apenas un mes antes de completar su mandato como secretario de estado

 

NOTAS

http://porisrael.org/2017/06/06/la-legitimacion-internacional-de-los-grupos-terroristas-lecciones-de-la-experiencia-israeli/

 

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