Jueves, 28 de marzo de 2024

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La transcendencia en lo cotidiano.

El Ángelus de Jean-François Millet (I)

por Arte y Fe

Pocas pinturas han logrado expresar el sentido de transcendencia del hombre como “El  Ángelus”. Este genial lienzo es obra del pintor francés Jean François Millet (18141875). Antes de desentrañar los misterios de este maravilloso cuadro, conozcamos un poco sobre la vida de su autor.
Autorretrato de J. F. Millet.
Autorretrato de J. F. Millet.
Millet fue el primogénito de un matrimonio de campesinos de la región francesa de Normandía. Creció en un ambiente de pobreza y de falta de oportunidades educativas que debían haber condenado a Millet a convertirse en un campesino más, como el resto de su familia y entorno. Pero la providencia quiso que dos sacerdotes de aldea se convirtieran en sus maestros, atraídos por el potencial creativo de Millet. Desde joven ya destacaba por sus aptitudes para el dibujo y, gracias a ello, obtuvo una beca otorgada por su municipio, Gruochy, para viajar a París a formarse artísticamente.

El París del siglo XIX era el epicentro mundial del arte. Allí Millet se matriculó en la Escuela de Bellas Artes bajo la tutela de Paul Delaroche y frecuentó el Museo del Louvre para poder observar en vivo las obras de todos los grandes maestros de la pintura.

Un rincón del Salón de Pintura (Edouard Dantan, 1880).
Un rincón del Salón de Pintura (Edouard Dantan, 1880).

La personalidad de Millet destacaba por su humildad, por el amor a sus raíces campesinas y por su religiosidad. No le interesaban los grandes movimientos revolucionarios ni las teorías filosóficas tan en boga en su época, como sí les interesaban a la mayoría de los artistas de su tiempo. Millet prefería tratar temas aparentemente triviales tales como paisajes naturales y de temática campesina. Sin embargo esta supuesta trivialidad es engañosa. “Lograr que lo trivial sirva para la expresión de lo sublime” afirmaba Millet. Sin duda, el suyo es un testimonio de cómo la belleza salva de la ideología. Un mal que padecemos aún en nuestros días.

Para Millet el arte pictórico se encontraba a la deriva: “La decadencia empezó cuando se llegó a creer que el arte, a pesar de que se inspira en la naturaleza, era el bien supremo; se propuso al artista como modelo y objetivo, sin considerar que su mirada está puesta en lo infinito”.

J.F. Millet en su madurez.
J.F. Millet en su madurez.

Millet busca mostrar en sus lienzos la Belleza que es capaz de salvar al hombre. Su mirada es penetrante, como la de algunos santos. Llegó a ver en lo más pequeño la inmensidad absoluta: “Hay quienes me dicen que niego los encantos del campo, y yo encuentro en él mucho más que encantos: esplendores infinitos. Al igual que ellos, veo las florecillas de las que Cristo decía: “os aseguro que ni Salomón, en toda su gloria, vistió nunca como una de ellas””.

Millet siempre fue fiel a su modo de entender la pintura, aunque significara a cambio pasar grandes estrecheces económicas, como las que padeció toda su vida. Solamente en su última etapa obtuvo algún reconocimiento por parte de la crítica y cierto grado de popularidad social. Falleció en 1875, en Barbizón a la edad de 61 años.

Ya que conocemos más sobre la personalidad de Millet, en el próximo capitulo nos centraremos en la obra maestra que es su Ángelus.

 

























 
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