Rayos y centellas

 Las usamos a diario. «Disculpe, ¿me puede decir dónde está la calle tal?». A veces cuesta más, cuando nos toca reconocer una metedura de pata: «Perdona por esto y por esto otro». «Te pido mil disculpas», «no sabes cuánto lo siento», «lo lamento; de veras que no sé lo que me pasó» son otras fórmulas que pueden servir. Yo, personalmente, siento una gran simpatía por los que perdonan y por los que piden perdón. Más que nada, porque le debo la vida a un «discúlpeme, señorita». Dos palabras sin las cuales no estaría escribiendo estas líneas. Me explico. Salía mi padre a toda prisa de un despacho de la universidad de Barcelona cuando arrolló –él asegura que involuntariamente– a una pobre universitaria que cargaba con una pila de libros. Bastaron las dos palabras, ayudar a la joven a incorporarse y un «permítame invitarla a un café» para que, años después, la universitaria arrollada se convirtiera en mi madre.

José Luis Centella, el nuevo secretario del PCE (sí, todavía existe), afirma que los comunistas «no tenemos que avergonzarnos ni pedir perdón por nada». Centella me ha recordado a esas famosas que aparecen de vez en cuando en el papel couché diciendo, con aire retador, que «no tengo nada de qué arrepentirme en la vida». El comunista impenitente lo hace, eso sí, con bastante menos glamour, con una pose no tan sensual y sin mostrar los morritos rellenos de bótox.

Pero no piensen mal. Centella, sin duda, ha sufrido un «lapsus mentis». A cualquiera se le puede pasar por alto los cien millones de víctimas que dejó el comunismo durante el siglo XX. Total, ¿a quién no se le ha olvidado alguna vez un número? O los cerca de 10.000 sacerdotes y monjas que fueron asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil. O los miles de ingratos ciudadanos de la Alemania Oriental que no supieron apreciar el «paraíso comunista» y trataron de huir al otro lado del Muro. El camarada debió de agotar las existencias de vendas de alguna farmacia para taparse los ojos antes de pronunciar esas palabras. Rayos y centellas…

Álex NAVAJAS