Viernes, 19 de abril de 2024

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El secreto mesiánico.

por Vida en abundancia

 Una de las características del evangelio de Marcos es la frecuencia con la que Jesús ordena a ciertos personajes que guarden silencio y no desvelen a nadie su identidad. Es un hecho indiscutible que el evangelio de Marcos, de manera mucho más acentuada que los demás sinópticos, ha destacado el secreto con que Jesús ha querido encubrir su mesianidad durante su vida terrenal.

Jesús ordenaba que no dijeran a nadie que hacía milagros o cuando alguien confesaba que Él era el Mesías. Es lo que actualmente conocemos como ‘el secreto mesiánico’.

En variadas y diferentes circunstancias, Jesús manifiesta el deseo, incluso da una orden expresa, de que no se divulguen actos suyos que darían lugar a que fuera reconocido como Mesías. Es un aspecto de la narración evangélica que se presta a interpretaciones subjetivas, pero que no podemos obviarlas porque están ahí. Esta continuada actitud de Jesús es lo que ha venido a llamarse por los comentaristas el secreto mesiánico, lo cual es citado en varias ocasiones en el evangelio de Marcos:

.- Después de curar un leproso, "Jesús le despidió ordenándole severamente: mira, no digas nada a nadie" (Marcos 1:43-44).

.- Después de curar numerosos enfermos, "Él les mandaba enérgicamente que no lo descubrieran" (Marcos 3:12).

.- Después de la resurrección de la hija de Jairo, "les insistió en que nadie lo supiera" (Marcos 5:43).

.- Después de curar a un sordomudo, "Jesús les mandó que a nadie se lo contaran" (Marcos 7:36).

.- Cuando Pedro le dice que es el Cristo, la reacción de Jesús es la misma, "les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él" (Marcos 8:30).

¿Cuál era la intención de Jesús al querer imponer un círculo de silencio en torno a su persona? Esta actitud entra en clara contradicción con la misión que encargará después de la resurrección: "id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda la creación" (Marcos 16:15). La explicación de esta doble actitud no está expresamente consignada en el relato evangélico, sino que la hemos de deducir de ciertas pistas indirectas.

El tema ha sido objeto de estudios específicos. La opinión más generalizada apunta a las expectativas que los contemporáneos de Jesús tenían depositadas en el Mesías, expectativas que no coincidían con la conciencia que el propio Jesús tenía de su misión. La divulgación anticipada de su fama y de su prestigio habría de provocar una reacción popular o de grupos minoritarios, que alterarían el curso de su vida. El proyecto de Jesús no coincidía con las expectativas mesiánicas de muchos de sus contemporáneos. La idea mesiánica de la generación contemporánea de Jesús estaba vinculada al triunfo político y social de la nación judía, con el que recuperaría el poder y la autonomía que tuvo en los antiguos tiempos de David. Este proyecto no tenía nada que ver con las intenciones de Jesús.

Marcos, a través del secreto mesiánico, manifiesta la contradicción de estas dos concepciones. La gente y los mismos discípulos empujaban a Jesús hacia un mesianismo político, pero Jesús lo rechazaba claramente. Jesús no quiso ser reconocido como el Mesías e impidió manifestarlo antes de tiempo. El motivo es que tiene que obedecer antes que todo al plan de Dios. Marcos quiere dejar claro que en la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre está implícita su libertad personal: Jesús padeció porque así lo quiso.

Por otra parte no podemos ignorar las órdenes de silencio dadas por Jesús. En ellas se transparenta la creencia del evangelista o de la comunidad primitiva de que la auténtica personalidad y proyecto de Jesús sólo podían ser comprendidos después de su muerte y resurrección.

A lo largo de la lectura del evangelio de Marcos se pone de relieve que Jesús no compartió nunca un mesianismo triunfante, ni antes ni después de la resurrección. Por esto hay ciertas manifestaciones que intentan envolver en la gloria y en el éxito la figura de Cristo, pero que no son coherentes con lo que era su idea de la evangelización del mundo: "Anunciar el evangelio a los pobres, proclamar la liberación de los cautivos, dar la vista a los ciegos, y la libertad a los oprimidos" (Lucas 4:1719). Todo esto hecho desde la base, no desde el poder.

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