Martes, 16 de abril de 2024

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Entrevista al Vicerrector del Seminario de Toledo

"Esta es nuestra sangre" por el Seminario de Toledo (2)

por Victor in vínculis

Entrevistamos a don CARLOS LORIENTE GARCÍA vicerrector y formador del Seminario Mayor San Ildefonso de Toledo Con motivo de la obra de teatro interpretado por el Seminario mayor San Ildefonso de Toledo, mañana 8 de diciembre, a las 19 de la tarde, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y con motivo del día del Seminario que este año se celebra en esta fecha.

JLT /Háblenos del tradicional “teatro del día de la Inmaculada ”.

Don Carlos Loriente /En el seminario de Toledo, desde época de los operarios diocesanos, se ha cultivado de forma especial esta forma de expresión artística, muy característica, por otra parte de muchos de los centros educativos de la Iglesia. Los salesianos, por ejemplo, hicieron una gran labor de adaptación de obras de teatro conocidas, para ser interpretadas en centros sólo masculinos o femeninos. Una colección, como la Galería Dramática Salesiana, nos ha provisto de muchos títulos interesantes.

La fecha elegida, la de la Inmaculada, tiene como razón última su patronazgo sobre esta casa. Si algo caracteriza a los alumnos de este seminario, que tiene por titular precisamente  a San Ildefonso, cantor de la virginidad de María, es el amor profundo y filial a la Virgen. Cada noche, acabamos el día acudiendo a su encuentro, bajo la mirada de una imagen muy querida por todos los sacerdotes toledanos, con los brazos cruzados a la altura del pecho, sugiriendo dónde están los nombres de todos sus hijos, en su Corazón Inmaculado.

JLT / ¿Desde cuándo se celebra?

CL / La fiesta de la Inmaculada ha sido central en la vida del seminario, como lo ha sido, en general, en toda nuestra patria. Desde siempre, Ella ha sido la Señora de esta casa, esa gran Mujer que pone calidez y sentido materno, uniendo, como hacen las madres a todos sus hijos. Ahora bien, el modo de festejar esta solemnidad ha ido cambiando. Algunos años, tenemos noticias de que se hacía una velada musical o literaria, aunque desde los años 90, se ha afianzado la costumbre de reservar el arte dramático para esta ocasión [En la imagen el cardenal Marcelo González Martín, en los años 90, tras la representación teatral de La venganza de Don Mendo].

Supone un gozo particular para los espectadores, la mayoría familiares y amigos del seminario, pero cada vez más grupos que vienen desde las diversas parroquias y casas religiosas. Pero además, el teatro tiene una dimensión formativa muy importante para el que se introduce en este modo de expresión artístico. No sólo en cuanto a la forma de declamar y proyectar la voz, sino también respecto del ejercicio que supone salir de sí y entrar en la situación vital, los sentimientos o el papel que representan los diversos personajes, que muchas veces encarnan profundos valores humanos y cristianos. Por no hablar de lo instructivo del trabajo en equipo que se desarrolla, de la modestia que se requiere para trabajar en comunión sirviendo al fin principal pretendido, o de la caridad que se ejercita al buscar alegrar o comunicar a los otros el bien descubierto [Un hombre para la eternidad, en fecha reciente. Los actores junto a don Braulio].

JLT / ¿Quién elige la obra a representar? ¿Cuánto tiempo dedican al ensayo?

CL / Suele ser el equipo de formadores el que propone una obra justo al acabar los ejercicios espirituales de inicios de noviembre. Eso significa que los seminaristas tienen apenas un mes para montarlo todo. Se divide el trabajo entre actores, técnicos y decoradores, de manera que se trabaja en paralelo en los diversos preparativos. Es casi milagroso que lleguemos al 8 de diciembre con todo preparado cada año. Se ve la mano de la Virgen.

Pensad que sólo dedican cuatro horas semanales a los ensayos. Es cierto que hay toda una tarea de memorización y caracterización añadida, pero no deja de ser prodigioso que consigamos resultados tan excelentes. Algo tiene que ver el orden que caracteriza la vida del seminario, y el amor entregado que ponen todos los implicados.

JLT / Cuál es el género representado... siempre de índole religioso.

CL / Alternamos un año de representación cómica con otro de presentación del algún drama, generalmente de inspiración religiosa. La comedia suele ser muy gratificante para el público, pero el drama religioso es una experiencia única para el actor, que metiéndose en la piel de muchos de esos grandes personajes, se expande enormemente en su propio horizonte interior. Hemos representado grandes obras, como El Divino Impaciente, Un hombre para la Eternidad, El Gran Cardenal de Pemán con la historia de ese héroe olvidado que fue el primado de Hungría Mindszenty. Pero también Los ladrones somos gente honrada, Melocotón en almíbar o La venganza de don Mendo, que pertenecen a lo más destacado del teatro cómico nacional. 

JLT / ¿Participa todo el Seminario? ¿Son siempre los mismos actores-seminaristas? ¿Quién dirige la representación?

CL / Aunque algunos, por sus dotes particulares, tienden a repetir en el escenario, intentamos que vaya habiendo implicaciones por parte de toda la comunidad, antes o después. Este año, por ejemplo, son unas treinta personas las que están colaborando en la representación. El hecho de tener una comunidad grande en nuestro seminario es una riqueza que apreciamos especialmente en momentos como este. Uno de los formadores suele encargarse de las tareas de coordinación, en el caso de últimos años, es el vicerrector.

JLT / ¿De qué va la obra de este año?

CL /  Representamos la pasión de los mártires claretianos de Barbastro. Todo un seminario mártir. Es una historia tremenda, con la que los seminaristas pueden identificarse más fácilmente. En el díptico de este año hemos incluido la siguiente presentación:

«Julio de 1936. Un seminario mártir. El relato de la pasión y muerte de los seminaristas de Barbastro que llevamos a nuestro escenario y a las pantallas en la actual situación de pandemia, recoge la historia real documentada por el P. Gabriel Campo Villegas. Volvemos a representar desde la versión teatral que preparó el entonces seminarista Rubén Plaza, aprovechando la narración que el film “Un Dios Prohibido” hizo de los mismos acontecimientos.

Eran de nuestra misma sangre. Comían junto a nosotros, al amanecer, el cuerpo sagrado del Señor y bebían su sangre. Recitaban el mismo credo y las mismas oraciones que nosotros. Sufrieron las mismas dificultades y tentaciones: el acoso del mundo, la astucia del mal y la codicia de la carne. Pero a ser llamados por su nombre, no amaron tanto la vida que temieran la muerte. Regaron nuestra carne, nuestra casa, con su sangre, mientras su corazón perdonaba y amaba a quienes les mataron. Ahora viven con nosotros, en nuestra comunidad. Acompañan a su pueblo desde dentro. Nos ofrecen su sangre. Y oran por nosotros. Esta es nuestra sangre».

Programa de la obra de teatro:

esta_es_nuestra_sangre.pdf (cardenaldonmarcelo.es)

JLT / Muchas gracias, por atendernos, en medio del fragor de estos días. Santo y feliz día de la Inmaculada. Seguro que sale todo perfecto, para la mayor gloria de Dios y de los mártires.

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