Homosexualidad: Diario de Nacho III: Romper mi tabú

por Homosexualidad y el Coaching de Identidad

03 junio 2015 00:00

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Homosexualidad e Iglesia

Nacho nos habla de su "tabú" y nos cuenta qué es para él tener un mentor durante la terapia de cambio.

Para los que abrís el Diario de Terapia de Nacho por primera vez, podéis leer las páginas anteriores aquí.

Hace poco tomé la determinación de contarle a uno de mis amigos homosexuales sobre mi AMS (Atracción al mismo sexo).

Estuve dando vueltas al tema, a cómo introducirlo y también a cómo hablarle de la terapia, ya que es algo que me da la fuerza necesaria para hablar poder hablar del AMS.

Así que le preparé un poco el escenario para que supiese que quedábamos para hablar de algo importante. Me puse en varios escenarios de cómo se lo iba a tomar, si se iba a reír, si iba a llorar…yo qué sé. Lo gracioso es que ninguna de las cosas que me había preparado para decirle fue lo que posteriormente le dije, y ninguna de las reacciones que me esperaba fue la que se dio. Con gran nerviosismo y con el corazón a 100 fui al punto en el que habíamos quedado. Creí que el corazón me iba a estallar.

Dimos un largo paseo, igual que cuando él me confesó su AMS.

El proceso que seguí durante la conversación no fue racional, simplemente me dejé llevar y llegaron a mi boca las palabras necesarias y suficientes. Es verdad que no sentí la misma sensación que al contarle mi AMS a Elena o a mi mentor, pero no puedo negar que el abrirme por primera vez a un amigo me ayudó.

Su respuesta fue inaudita: “Ya lo sabía, no sé por qué has tardado en decírmelo”. Me quedé con cara de fotografía. ¿Cómo podía saberlo? ¿Acaso se me notaba? Esta experiencia me hizo reflexionar: Realmente, este tema no debe ser algo tan tabú, forma parte de mí y no tengo por qué esconderlo. Con esto no quiero decir que deba ser algo para gritar a los cuatro vientos, en absoluto.

¿Por qué cuento todo esto? Pues para que nos demos cuenta de que experimentar AMS no es algo como acabo de decir; “tabú”.

Miradme a mí. Antes de entrar en terapia nadie sabía nada de mi AMS, lo vivía yo solo, en silencio. Yo tenía miedo de mí mismo, ahora es algo que considero que forma parte de mí más que nunca. No sería yo mismo si no hubiera pasado por todo por lo que he pasado.

Gracias a lo que voy progresando, mi perspectiva a la hora de ver las cosas está cambiando para bien y me siento muy agradecido, ahora más que nunca.

Una frase que leí hace tiempo y que me ha ayudado mucho:

“Dios me concedió la serenidad para aceptar aquello que no puedo cambiar, la valentía para cambiar aquello que puedo y la sabiduría para conocer la diferencia” (Reinhold Niebuhr).

Esta una gran verdad, en cuanto se tiene asumido ese punto, todo se vuelve más claro.

Antes de seguir, me gustaría introducir un elemento que considero clave en todo mi proceso y es la figura del mentor.

Para mí ha sido esencial tener un mentor.

Crecí sin un buen referente masculino y sin una vinculación con mi padre, así que no tuve un referente al que seguir. Es por ello por lo que la figura del mentor adquiere un papel importante.

Elena no tuvo que motivarme mucho para que buscara uno.

Después de haberme abierto con uno de mis amigos como os acabo de contar, el hacerlo con otra persona no iba a ser ya tan complicado. Sin embargo, tenía su tema.
Al finalizar una sesión Elena me dejó caer lo del mentor y yo pensé: “genial, a ver quién puñetas va a estar dispuesto a querer que le dé la brasa”. Pero no más lejos de la realidad…al rato pensé: “¿cómo descubrí yo la terapia?” ¡Ahí estaba la respuesta!

Aquella persona que me habló de la terapia por primera vez encarnaba perfectamente esta figura de mentor. Él es uno de mis mejores amigos en este momento así que, busqué un día para quedar con él y hablar. Cuando se lo comenté, no sin nervios, lo entendió al instante. A mi mentor le sorprendió el hecho de que él indirectamente me hubiera descubierto la terapia, ya que cuando hablamos de ese tema, no iba dirigido a mí...¡lo que son las cosas!

Gran peso de encima me quité ese día.

Gracias a él estoy aprendiendo poco a poco a ver a las chicas desde la perspectiva de una hombre sin AMS y a descubrir el camino del amor puro.

A lo largo de mi vida no ha habido o al menos suficientemente, abrazos y un tacto sano, especialmente con los hombres. En las reuniones familiares por ejemplo, siempre deseaba que llegase el momento del saludo o la despedida para darles un abrazo a mis tíos y primos, pero cuando llegaba ese momento sentía que me rompía por dentro. Me inundaba un gran dolor al recibir ese abrazo, no entendía nada. Creía que era algo que nunca iba a tener y me dolía.

Sin embargo, tratando este tema con Elena me dijo: “¿y por qué no le pides al mentor que te dé un abrazo largo y fuerte?”. Y así fue. Seguí quedando con el mentor e instauramos que de saludo y despedida tocaba un abrazo. Cuando se lo dije, él se rió y abiertamente lo aceptó.

Jamás pensé que me ayudaría tanto el hecho de tener a alguien que me apoye en el camino de la terapia. Una persona que está atenta, que se preocupa por mí, que me anima en los momentos de bajón, alguien que sabe por lo que estoy pasando y quiere ayudarme. Somos amigos, obviamente nuestra relación no se fundamenta únicamente en la terapia. El no es mí guía, pero sí le tengo como un referente.

Gracias a esta persona me estoy adentrando de lleno en la heterosexualidad que está dentro de mí y se van despertando en mi, cosas que jamás creí que estarían en mi interior.

Elena Lorenzo Rego
elena@elenalorenzo.com

Si quieres conocer más sobre la AMS no deseada y la terapia de cambio visita: LoSé