Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

¡Date prisa!

¡Date prisa!

por Familia en construcción

 ¡Corre! ¡Date prisa! ¡Venga! ¿Puede que estas tres, -o análogas-, sean las frases que más les repetimos a nuestros hijos a lo largo de nuestras vidas? No sé el resto, en mi caso, es probable que sí. O lo eran. Hasta el día en que miré hacia atrás, echando humo por las orejas, y mientras repetía enfurecida una de esas expresiones, vi a mis hijas quietas, impávidas, contemplando con un asombro del que cualquier adulto sería incapaz, una flor que sobresalía en un seco descampado. Ese día (aunque suena a fantasía) ese día traté de cambiar mi perspectiva; asumir, de alguna manera, la suya.
IMG_1359
Entonces viene lo difícil: ponerme en el papel de una niña de 2-3 años, que prácticamente acaba de aterrizar en el mundo. Intenté colocarme a su altura (perdonad que no dé datos aquí, todos mis intentos de recordar la talla y peso de mis hijos han sido, aunque innumerables, harto infructuosos) ¿calculo unos 80cm? Todo nuevo, todo gigantesco, hecho a una medida para la que aún le faltan unos 15 años, y -sobretodo- todo fascinante, único, mágico, inexorable. Cada flor, cada hoja seca que rueda por la acera empujada por el viento otoñal, cada gorrión tratando de arrebatarle un trozo de pan a una paloma, una fuente que derrama un fino hilo de agua sobre unas piedras llenas de musgo son para ellos -en su bendita inocencia- fenómenos únicos, sublimes, dignos de contemplación. Porque eso es lo que ellos hacen: contemplar la realidad, no asumirla tal y como es. Y no solo contemplarla: admirarla; casi como un místico cuando pone su alma desnuda ante Dios. Quizás la causa de la semejanza entre una contemplación y otra sea que eso es precisamente lo que ellos contemplan, la grandeza de Nuestro Señor a través de su Creación, y con la misma humildad, con idéntica sencillez.
20130602_191333
Oscar Wilde (en una obra -por cierto- de excepción sobre el perdón humano, De Profundis, que una de las personas más importantes de mi vida ha sabido interpretar a la perfección) decía que "la superficialidad es el vicio supremo". Y la peor circunstancia donde podemos caer en ella es en el trato con nuestros hijos. Yo no quiero hacerles crecer antes de hora, no quiero robarles -por culpa de obligaciones caducas- ese innato amor por la belleza. Prefiero parar, ir yo a su ritmo, dejar que ellos sean quienes lo marquen, y aprender a contemplar con ellos la belleza de lo que nos rodea.
"Walk with a purpose", dicen los americanos. Cuidado con ese lema. Cuidado con que todo lo que hacemos persiga un objetivo, un fin práctico. Y cuidado, sobretodo, con contagiar a nuestros hijos de esa necesidad de que todo lo que hacemos tenga una respuesta al ´para qué´. No tengamos miedo a que la mayor parte del tiempo que pasamos con ellos ´no sirva para nada´; porque, seguramente, serán precisamente esos momentos los más fructuosos.
Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda