1936, Lorca. Capilla del Cristo de Esquipulas

El culto al Cristo Negro de Esquipulas ha perdurado y fortalecido desde hace más de 425 años, cuando fuera tallada la imagen morena a la que se le atribuyen desde comienzos de su devoción innumerables milagros, que se dieron a conocer durante la época colonial en otros territorios, donde se veneran esculturas de esta advocación y se celebra su día en enero con gran júbilo, especialmente en la región mesoamericana. Hoy, 15 de enero, es su fiesta.

La veneración de esta imagen surgió en el municipio chiquimulteco en 1595, cuando el artista Quirio Cataño talla y entrega esta escultura, a pedido de las autoridades de la iglesia, en ese año.

Y en la persecución española de 1931-1939 ¿se quemó esta talla guatemalteca?

Lógicamente, no. Pero sí un cuadro fechado en 1759 que terminó en Lorca (Murcia). Estos son los personajes y los sucesos...

ALONSO DE ARCOS Y MORENO (1692-1760) fue presidente de la Audiencia de Guatemala (1754-1760). Nació el 10 de septiembre de 1692, en Tarifa (Cádiz). Hijo de Fernando Alonso de Arcos y Salguero, y Beatriz Yáñez de Toledo. Después de la Campaña de Sicilia, fue investido de Caballero de la Orden de Santiago. Participó en la Guerra de Nápoles, con el grado de Primer Teniente del Regimiento de Guardias Españolas. Al concluir dicho conflicto bélico, fue nombrado Comandante del Regimiento de Infantería de Almansa. El 24 de julio de 1746 tomó posesión como Gobernador de Santiago de Cuba. El año siguiente defendió la Plaza de Santiago de Cuba, que fue atacada por corsarios de la Escuadra comandada por el Almirante inglés Charles Knowles. A finales de ese mismo año fue promovido a Mariscal de Campo.

Llegó a Santiago de Guatemala el 17 de octubre de 1754, en compañía de su esposa Francisca Sancho y Figueroa. Su ingreso como nuevo Presidente de la Audiencia de Guatemala fue celebrado con corrida de toros y fuegos artificiales. Entre las muchas cosas que hizo: organizó el correo hacia las provincias; suspendió el funcionamiento de Alcaldes de Barrios, porque mermaban su autoridad; cooperó con la finalización de la construcción del Templo de Esquipulas y costeó el trono de plata para colocar al Cristo de Esquipulas, información que aparece en Relación individual con que se celebró la dedicación del suntuosísimo Templo del Calvario de Esquipulas (Guatemala: Imprenta de Sebastián de Arévalo, 1759); y combatió la embriaguez...

En agosto de 1756 presentó su renuncia por estar enfermo, la que no le fue aceptada. Murió el 27 de octubre de 1760, de repente que no alcanzó el santo olio. Su esposa pidió que no lo embalsamaran. Fue sepultado en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, de la Iglesia de Santo Domingo, en Santiago de Guatemala. Falleció sin saber que, meses antes, Carlos III lo había ascendido a Teniente General de los Reales Ejércitos y a un mando importante en la Península.

José de Arcos, fideicomisario de la testamentaría de su hermano Alonso, conservó una pintura del Cristo de Esquipulas, firmada en 1759 por el indiano Manuel Santiago España. En su testamento pidió que al morir se le diera culto público a dicha pintura, voluntad que fue cumplida por su viuda Joaquina Sancho que construyó la Capilla del Cristo de Esquipulas en la Colegiata de San Patricio de Lorca (Murcia). La pintura original fue destruida por las turbas en 1936.

En 1940, por encargo de Concepción Franco y su hijo Antonio Casas, el pintor Manuel Muñoz Barberán hizo una reproducción con base en lo que quedaba del original.