Martes, 16 de abril de 2024

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Sus Señorías se creen que la eutanasia no va con ellos

Sus Señorías se creen que la eutanasia no va con ellos
López Aguilar y Philippe Egalité

por En cuerpo y alma

 

            Entre el impostado alborozo y algarabía con el que siempre firman sus fechorías, andan revueltas estos días Sus Señorías mientras aprueban un derecho tan nuevo que hasta lo había olvidado nuestra Constitución: el derecho a ser eutanasiado, el derecho a ser eliminado de la faz de la tierra, el “derecho a ser asesinado” para que nos entendamos. Los padres de la patria, demasiado jóvenes por lo general por comparación a aquéllos a los que hasta ahora venía encargando la patria su gobierno, ven sin duda lejano el día en que semejante “derecho” les sea de aplicación a ellos, y bien al contrario, se relamen en el minuto de gloria que representa para cualquiera el poder sentirse dueño de la vida y de la muerte de los demás, como si del mismísimo Creador o la Sagrada Providencia se tratara.

             Ahí los tienen Vds.. Enmisismados en su inmensa mismidad, embebidos en su engreimiento y en su vanidad, regodeados en su tarjeta de visita y en sus inacabables prebendas, pronto han olvidado que la caprichosa historia se toma a veces venganza en la tierra, anticipándose irreverentemente al Señor de Todas las Cosas que nos juzgará al final de los tiempos. Y les voy a contar dos casos que podrían haberles hecho pensar. ¡Pero qué van a saber ellos, incompetentes de profesión, incapaces de trascender un solo centímetro más allá de sus narices!

             Uno es muy reciente. Ahí tienen Vds. a ese ministro engolado y sabidillo que fue D. Juan Fernando López Aguilar, con su pomposa Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, llamada a terminar de una vez por todas con la “violencia machista” y que al día de hoy, dieciséis años después, no ha conseguido reducir una sola de sus víctimas. Poco después de aprobada su “ley estrella”, el 10 de julio de 2006 ABC le preguntaba por las denuncias falsas que la ley estaba llamada a producir, las cuales el flamante ministro se permitió calificar como de “coste soportable”.

            Pues bien, en abril de 2015, nueve años después, el denunciado en virtud de su propia ley era… ¡¡¡él mismo!!! Y sin vergüenza de ningún tipo iba proclamando por ahí a todo el que quisiera oírlo:“¡es falso, es  falso, es una denuncia falsa!”.

            “Coste soportable”, señor ministro, “coste soportable”... se siente... “soporte” Vd. ahora, deguste Vd. las delicias de su propia ley y ahórrenos el espectáculo de verle llorar por las esquinas porque le ha ocurrido a Vd. lo que Vd. asumía sin mayor problema que podía pasarle a los demás.

             El otro caso es más antiguo. Nos vamos a la Revolución Francesa. En 1792 en la Convención Nacional francesa comienza el juicio contra el rey Luis XVI de Francia, acusado de traición. Tras algo más de un mes, el 19 de enero de 1793, el rey es condenado a muerte y el 21 es guillotinado. La decisión de guillotinar a Luis XVI se tomará por un solo voto de diferencia, dándose la paradójica circunstancia de que entre los que la votan favorablemente se halla su propio primo Luis Felipe de Orleans, el famoso Phillipe Egalité, Felipe Igualdad.

            Pues bien, aquí como arriba, en uno de esos extraños casos de poética justicia terrenal que tan pocas veces se dan, y sin ni siquiera tener que esperar a que la revolución terminara, sólo un año después Luis Felipe tendrá ocasión de degustar las delicias de la misma afilada lama que con su voto hiciera conocer a su augusto primo: y cuando digo augusto no lo digo sólo por su augusta condición real, sino por llamarse Luis Augusto, como quien esto escribe para Vds. (espero no acabar como él, el pobre).

             Ya les llegará a Vds. Señorías, quién sabe si antes de lo que Vds. mismos imaginan, la ocasión de degustar las miserias de su pomposa ley. Como a López Aguilar la suya. O más ajustado al caso todavía: como a Felipe Igualdad el artefacto de Guillotin que con tanto celo y tanto afán recetó a su primo.

             Y con esta noticia, me despido por hoy no sin desearles como siempre que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

 

            ©L.A.

            Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es. En Twitter  @LuisAntequeraB

 

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