Engañados por la Cultura de la Muerte

Si hay algo que me causa tristeza y a la vez indignación es cómo en la Iglesia, gente buena y católica de corazón abraza causas aparentemente justas. Obviamente la cultura de la muerte disfraza de buenas causas su ideología perversa, para que nadie pueda oponerse y no se descubra lo que hay detrás.

Nos hemos creído que la “violencia de género” tiene que ver con defender a la mujer y hemos asumido su lenguaje y apoyamos inocentemente sus medidas, sin darnos cuenta que estamos comprando lucha marxista de sexos.

Nos hemos creído que “el cambio climático” tiene que ver con la cuidar la creación y hemos interiorizado su lenguaje y sus medidas, sin darnos cuenta que estamos comprando culto a la madre tierra y control de la población.

Nos hemos creído que la “lucha contra los abusos” tenía que ver con la protección de la infancia y hemos dejado que inicien una caza de brujas que no tiene más objetivo que la destrucción del sacerdocio.

Nos hemos creído que la eutanasia tiene relación con aliviar el sufrimiento de los enfermos y hemos comprado nuevamente el control poblacional y el alivio del sistema de pensiones y del sistema sanitario, con la eliminación del débil y del enfermo.

Nos hemos creído que la liberación sexual tiene que ver con algún tipo de libertad y hemos comprado la cosificación y la destrucción de la persona.

Nos hemos creído que el divorcio era una liberación para los matrimonios que no se llevaban bien y que vivían una situación insostenible y lo que hemos comprado es la banalización del matrimonio y de las relaciones, la orfandad de los hijos en vida de los padres, el adulterio en serie, y la soledad y el fracaso de ambos cónyuges con la vida deshecha.

Nos hemos creído que la ciencia y la razón son infalibles y están por encima de la fe, y de esta manera idolatrando la razón, nos hemos hecho irracionales y anticientíficos porque ¿hay algo más irracional y acientífico que la ideología de género?

Nos hemos creído que la tolerancia significa que todas las opiniones son iguales y respetables, cuando lo único respetable son las personas, y finalmente los únicos que no somos respetables ni respetados somos los católicos, los ”infames” que tenemos que pedir perdón por existir.

 Explica el sacerdote Santiago Martín que como nos creímos la mentira marxista de que la religión es el opio del pueblo, tuvimos que demostrar que nosotros no sólo vendíamos el Cielo y que no justificábamos los males de este mundo. Y nos lanzamos a la acción social como fin último de la misión de la iglesia, postergando la Evangelización y dejando al pueblo sin vida eterna, sin la cual la terrena carece de sentido. El problema de la sociedad occidental actual no es que la gente tenga la tripa vacía, sino que tiene la tripa llena y el corazón vacío, TODOS, los pobres y los ricos.

Nos hemos creído también que eso de que hay salvación fuera de la Iglesia significa que todo el mundo es bueno y que todas las religiones son buenas. Y no, no es verdad: el islam es una religión de muerte y de sumisión, que es lo que significa islam. Recuerdo que en la JMJ hice de intérprete de un grupo de musulmanes conversos y el grito final fue este: «no somos el enemigo, somos personas atrapadas en una religión de muerte”. No hay más salvador que Jesucristo, y se nos pedirá cuentas de por qué no lo anunciamos. Y es que no tienen culpa los que mueren sin conocer a Jesucristo, pero nosotros sí la tenemos de no haberlo dado a conocer.