Hoy la Iglesia celebra a Santa Joaquina María Vedruna
Inspirados por Satanás, desde 1909 (1)
Es imposible poder controlar todos los temas... pero unos te llevan a otros. Centrado sobre todo en la gran persecución religiosa que tuvo lugar en España desde 1931 a 1939... muchas veces cuando en las entrevistas preguntan: pero, cómo se llegó a eso. Se llegó a eso porque llevaba latente desde hacía décadas. Un episodio que, de nuevo, puede verse en la hemeroteca, nos lleva a la Semana Trágica de 1909.
DESMONTADO TESIS FALSAS
Me llama la atención la poca seriedad con la que, a veces, se levantan los argumentos por eruditos y gente conspicua.
TESIS: La Iglesia en Cataluña sufrió, pero también se acercó más a los pobres tras la sublevación popular del verano del año 1909 conocida como la Semana Trágica. Ésta fue una de las conclusiones de las Jornadas sobre la Semana Trágica celebradas en Barcelona del 5 al 7 de mayo de 2009 (para conmemorar el primer centenario de aquellos sucesos), según informó a ZENIT la Biblioteca Balmes de la Fundación Balmesiana, organizadora del congreso junto a la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
«La relectura de los hechos de la Semana Trágica ha suscitado una reflexión de serena autocrítica por parte de la Iglesia que, a partir de estos hechos, entre ‘lágrimas y enseñanzas’ (···) se vio mucho más comprometida e implicada en la acción social de inspiración católica», señala el documento final de las conclusiones. En la inauguración del congreso, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, afirmó que la «dolorosa experiencia» de aquellos días «fue una enseñanza provechosa» que llevó a la Iglesia a «sentirse invitada a aproximarse más aún al mundo obrero y de los pobres».
Madre mía. Porque por estas tierras, meses antes, exactamente el 28 de febrero de 1909 fue enterrado en la catedral Primada de Toledo, el cardenal Ciriaco María Sancha y Hervás, beatificado en 2009. En su tumba de bronce, que recibía flores a diario hasta el momento de su exhumación, figura el siguiente epitafio: «vivió pobre y pobrísimamente murió». El cardenal Sancha muchas veces bajaba él mismo a los arrabales repartiendo entre los pobres mantas y pan que traía en un burro. Eso lo hacía el Primado de España medio año antes de la Semana Trágica.
¿En serio, qué tras la Semana Trágica la Iglesia católica se vio mucho más comprometida e implicada en la acción social de inspiración católica? Porque este artículo de 2014, que publicó Francisco Delgado-Iribarren nos dice lo contrario:
¡¡¡20!!! ni más ni menos. Ese sin referir las fundaciones hechas por hombres y el trabajo de las ordenes ya existentes. Una de la citadas es la gran santa Joaquina Mª Vedruna, a la que celebramos hoy. Bajo estas líneas, urna con sus restos [1].
Como se ve en el artículo referido la mayoría de ellas se dedicaban a los pobres. Cómo creen que pueden sentirse sus fundadoras... y las primeras discípulas que levantaron esas fundaciones al escuchar esta afirmación...
Que habría de todo, como en botica, claro está... pero ¡qué manía con comprarles los argumentos a los contrarios!
LOS HECHOS, para quien los ignore o no los recuerde. Nos los resume así José María ZAVALA:
A principios del verano de 1909, el acoso de las tribus rebeldes del Rif a las tropas del Protectorado español obligó al Gobierno a enviar refuerzos armados a Marruecos, último vestigio del gran imperio español tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El desastre del Barranco del Lobo, donde cayeron muertos 150 valerosos soldados españoles y varios centenares resultaron heridos, fue decisivo para que Antonio Maura ordenase que una unidad de las tropas de refuerzo que debían embarcar hacia Marruecos estuviese compuesta por reservistas catalanes, la mayor parte de ellos casados y con hijos.
Si ya la guerra de Marruecos era impopular entre las clases bajas, ahora también lo fue entre las clases pudientes. Todos los partidos pidieron a Maura sin éxito que se retractase de su decisión. Durante el embarque de las tropas de refresco en el Puerto de Barcelona hubo protestas, que fueron creciendo conforme llegaban a la ciudad noticias sobre la derrota de los soldados españoles en Marruecos, hasta desembocar en una gran huelga general convocada por Solidaridad Obrera el 26 de julio.
La que al principio fue una huelga pacífica y aceptada por las clases medias, acabó convirtiéndose en una verdadera batalla campal sofocada al cabo de siete días. La Semana Trágica se ganó con todo merecimiento pasar a la historia con esa denominación desde el mismo 26 de julio, cuando a media mañana los tranvías seguían aún circulando pese a que todas las fábricas y talleres habían respetado el paro desde primera hora. Cuando los huelguistas intentaron detenerlos, se produjeron los primeros enfrentamientos con la Guardia Civil y la Policía, hasta que intervino el Ejército. Al día siguiente, la ciudad se llenó de barricadas. Los insurrectos asaltaron las armerías y se enfrentaron a las fuerzas militares.
Y UNA VEZ MÁS, CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA
En ABC el periodista Israel Viana titulaba con acierto, en un artículo en 2021, El oscuro pretexto socialista para desatar el caos contra la Iglesia durante la Semana Trágica de Barcelona.
Entre el 26 de julio y el 1 de agosto del año 1909, ardieron 80 iglesias de Barcelona y la violencia provocó la muerte de dos sacerdotes y un religioso marista.
[1] Previendo las superioras el posible proceso de canonización de la Madre Vedruna, dispusieron su entierro en un nicho nuevo, con una caja de zinc, levantando acta notarial. Fue enterrada el 31 de agosto de 1854 por la tarde, en el cementerio viejo de Barcelona (Poblenou). Los restos de Joaquina fueron trasladados a la iglesia de la Casa Madre de Vic, el 21 de septiembre de 1881, y enterrados a los pies de las gradas del presbiterio. Conservados actualmente, desde el 28 de marzo de 1983, en el Oratorio del Mas Escorial de Vic, cuna del Instituto, en una bella urna de latón repujado, sostenida por unas graciosas tortugas (ver foto). Sus restos -se conserva en buen estado el esqueleto- están amortajados con el hábito propio del Instituto, y la cara y manos cubiertas por una máscara de cera. Sus reliquias son perfectamente visibles por la parte delantera de la urna, que es de cristal. El oratorio ocupa el espacio de la antigua sala de Mas Escorial, donde tantas veces santa Joaquina de Vedruna había vivido junto a sus hijos y, después, junto a sus hijas de fundación.
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