La solución a la quiebra de Grecia es la quiebra de Grecia

Realmente es difícil sustraerse de los acontecimientos diarios y escribir olvidándose del desastre de Grecia y un largo etcétera de asuntos que ustedes ya habrán podido leer en los medios. Sin embargo, hoy me gustaría centrarme en el caso de Grecia para exponer las soluciones del mercado al problema.

Para empezar y para que se entienda el caso de Grecia, hay una frase que frecuentemente repite el economista Douglas Casey que dice: “La solución a los precios altos, son los precios altos. Y la solución a los precios bajos, son los precios bajos”. Parece una perogrullada y, sin embargo, no lo es.

¿Qué quiere decir Douglas Casey con esta frase? Pues que si confiásemos en el mercado libre, cuando un precio es alto y existe la posibilidad de que ese precio sea más bajo, el mercado se encargará de hacer que baje. ¿Cómo? Por ejemplo puede aumentar la oferta del mismo. Un precio es alto porque la demanda es muy alta en proporción a la oferta. En conclusión, si los costes y todas las condiciones que impone el mercado permiten aumentar la oferta, este aumento se producirá antes o después. El mecanismo consiste en que, siempre y cuando el Estado no intervenga de alguna manera para impedirlo, algún emprendedor se dará cuenta de que entre el precio y los costes existe un margen aprovechable y actuará en consecuencia. Así generará ese incremento de oferta que hará que, con el tiempo, los precios bajen.

De la misma manera, cuando los precios son demasiado bajos, la solución son los precios bajos. La oferta se regulará cuando uno o varios emprendedores se den cuenta de que, para un entorno determinado que fija el mercado, es imposible seguir ofreciendo un producto por ese precio tan bajo. Decidirán suprimir parte o la totalidad de su oferta. De esta manera, la relación entre demanda y oferta se equilibrará para aumentar los precios y crear un margen aceptable entre costes y precios de venta.

Y de manera similar actuará la demanda sobre el producto. Los consumidores pueden retraerse a la hora de comprar un bien o servicio cuando el precio es muy alto y aumentar su demanda cuando el precio es bajo.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Grecia? Pues que la solución para la quiebra de Grecia es, simple y llanamente, la quiebra de Grecia. Lamentablemente, nuestros políticos no creen en el mercado libre y piensan que sus intervenciones podrán evitar lo inevitable y lo que es, en principio, la mejor solución: que Grecia quiebre de manera clara y abierta. De la misma manera que cualquier persona se da cuenta que no puede seguir ofreciendo un producto porque no es rentable o un consumidor que no debe comprar algo porque es demasiado caro, Europa debe aceptar que Grecia ha dejado de ser rentable tal y como está. La quiebra es imprescindible para enseñar a los prestamistas, por un lado, que se equivocaron al confiar en un país mal estructurado y, segundo a los prestatarios, que ha llegado el momento de reformar todo el sistema y dejar de vivir de la deuda.

No es uno de mis economistas favoritos, pero por una vez estoy de acuerdo con Alberto Recarte cuando afirma que Sarkozy y Merkel se equivocaron al tratar de impedir la quiebra de Grecia. Pero yo matizaría esto de que “se equivocaron”. En realidad, han tratado de ocultar a sus ciudadanos la situación real de Grecia, por qué Francia y Alemania han vendido mucho a países cuyos niveles de productividad no podían sostener tal nivel de intercambio comercial; y han hecho todo lo posible por ocultar en qué grado afecta esta quiebra a sus propios bancos y a sus depositantes. Entren en este enlace y tecleando en los nombres de los países podrán comprobar la exposición de Francia y Alemania a la llamada deuda periférica. La última ocurrencia sobre la deuda griega demuestra que hay más interés en ocultar el problema que en exponer la realidad y afrontar una solución definitiva.

Para añadir leña al fuego, tenemos a Timothy Geithner, Secretario del Tesoro norteamericano, visitando Europa hace una semana. ¿Qué interés tiene Geithner en evitar lo inevitable? Una pista: ¿tienen cobertura los famosos CDS que “cubren” este riesgo de quiebra? ¿Seguro? ¿Qué tiene que ver Timothy Geithner con los CDS y las aseguradoras y los bancos que han vendido esas teóricas coberturas? Hay gente que piensa que no, que el mercado de CDS es otro fraude. ¿Es Grecia lo que le preocupa a Geithner o que se descubra otro nuevo fiasco financiero y el fracaso de las nuevas regulaciones de la administración Obama?

Y el contagio no es más que otra excusa. Si se extendiese el virus de la gripe en un asilo, muchos de los ancianos tendrían serios problemas de salud. Ahora, si el virus afectase un gimnasio de musculación, la cuestión sería intrascendente. ¿Qué responsabilidad tienen los políticos europeos en que Europa se parezca más a un asilo que a un gimnasio? Si el sistema estuviese saludable no habría contagios.

Me aferro a la metáfora del economista Peter Schiff entre la deuda y las drogas. Para reducir la dependencia de la deuda, al igual que con las drogas, una terapia de desintoxicación es dura pero es la única solución. Tiempo hubo para que decidieran reducir la dosis poco a poco, pero ha faltado voluntad para soportar el síndrome de abstinencia. Se ha agotado el tiempo y ha llegado el momento de cortar por lo sano. Así, unos días las noticias  demuestran que algunos políticos no quieren afrontar el problema y pretenden seguir emitiendo confeti para que siga la juerga –los franceses y los burócratas bruselenses-. Otros, parecen más proclives a la disolución de esa “empresa imposible” griega mediante un reparto de los activos públicos, como si de un concurso de acreedores se tratase –los alemanes, holandeses y fineses-. Eso sí, en todos los casos intentando eludir el término “quiebra” para no admitir que es la solución al problema.