Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

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Danneels, víctima de su propia corrupción

por Marcelo González

El asunto del Card. Gotfried Danneels de Belgica ¿podrá convertirse en un leading case? Se trata de un prelado de gran influencia, patrón indiscutido de la Conferencia Episcopal de su país durante muchos años, que llegado al retiro, aspiraba a mantener un poder decisivo en los asuntos de la Iglesia local.

Pero la influencia que por momentos parecía todopoderosa de este personaje tenía su talón de Aquiles: la cantidad de asuntos turbios que ha tolerado o en los que ha sido cómplice. Asuntos que, particularmente cuando resultan sensibles a la opinión pública y de interés para los medios, pueden en poco tiempo pulverizar figuras aparentemente tan inexpugnables al desprestigio como la suya.

Danneels favoreció durante años con su tolerancia y silencio los vicios nefandos del Arzobispo de Brujas, Roger Vangheluwe, quien debió renunciar en medio de una confesión pública y un escándalo de proporciones. Durante 13 años abusó de un menor, hoy hombre de 41 años. La pesada secuela espiritual y psicológica de esta espantosa situación movió a la víctima a vencer la vergüenza y exigir la destitución del corrupto prelado de Brujas, lo que ocurrió recientemente. Esta renuncia tenía una trama oculta: el Card. Danneels había intentado personalmente una “salida” silenciosa, en una reunión con la víctima, a la que “invitó” a callar, a la vez que se excusó de tomar acciones por sí alegando carecer de “autoridad”.

Pero la víctima tomó la precaución de grabar la conversación y la dio a publicidad en importantes medios católicos tiempo después de que el Arzobispo Roger Vangheluwe ya había dejado el cargo por pedido de la Santa Sede, en medio de una vergonzosa confesión pública.

Cardenal protector... de la corrupción del clero



Acosado por la prensa, el Card. Danneels fue definido por su vocero como "ingenuo".

Cada vez que un superior jerárquico calla o protege a los protagonistas de estos actos de inmoralidad, el observador se pregunta por los motivos de esta complicidad. Y la respuesta puede ser compleja, vinculada a lo intrincado de la relaciones políticas y de poder que sustituyen muchas veces la “caridad fraterna” como vínculo entre los miembros de la Iglesia. De donde la relación del clero se degrada esencialmente. Ya no los une la fe y la caridad, sino una comunidad de intereses, muchos espurios, y el temor a la mutua delación.

Un juego perverso de complicidades y silencios, un pacto de discresión que es a la vez la clave del exponencial aumento de la corrupción moral y doctrinal en las esferas católicas. Se tienen aferrados mutuamente por informaciones que los pondrían en una situación “sumamente incómoda” en caso de que llegasen a la Santa Sede, especialmente si son impulsadas por los medios, debidamente probadas y atestiguadas.

En la Argentina, el caso “Maccarone”

Recordamos en la Argentina el caso “Maccarone”. Este obispo era conocido por todos los que mantenemos una mirada observante sobre nuestros pastores, como un no muy discreto sodomita. Sus rápidos “traslados” de sede para evitar que prosperasen causas penales promovidas por víctimas, o por los “cómplices desdeñados” de sus vicios, eran bien conocidos. Pero la aparición del video del remisero-amante homosexual estable del ex Arzobispo de Santiago del Estero tronchó sus aspiraciones de promoción episcopal, al menos por el momento. Nunca hay que descartar la posibilidad de que sea “reciclado” en algún momento, si este sistema nefasto que opera hoy en la elección de obispos no es destruido hasta la raíz.

En ese caso, llamó poderosamente la atención que la Comision Permanente de la CEA haya dado un comunicado “solidario” con quien acababa de enlodar de un modo irreversible la imagen de los obispos ante la opinión pública, algo que reflejamos con un dejo de amargo humor en su momento.

Pero el sistema de lealtades, por más que las iras de la parte sana del clero y de los obispos hayan trepado a niveles alarmantes (alarmantes pero ineficaces para cualquier acción práctica), digo el sistema de lealtades funcionó: nadie denunció a nadie. ¿Que hubiera pasado si la Comisión Permanente de los obispos Argentinos hubiese “condenado” el vergonzoso escándalo propiciado por el sodomita Maccarone? Sin duda Maccarone habría hecho uso de información muy poco conveniente para algunos miembros de la CEA.

Este sistema de “omertá”, silencio de mutua conveniencia, sin embargo es mucho más frágil de lo que puede suponerse. Siempre hay alguien que “no tiene nada que perder” o bien que desea una justa reparación por los daños de los que ha sido víctima. Siempre existe la posibilidad de que esos mal guardados secretos (tantas veces de alcoba, otras de fraudulenta administración, etc.) conocidos por demasiadas personas, muevan a alguno a dar a publicidad, por sentido de la justicia, para cortar la influencia de estas personas que muchas veces se retiran formalmente, aunque siguen manejando los hilos por detras del cortinado. 

Danneels ¿un caso testigo?

Esto es lo que ha sufrido el Card. Danneels. La caída de su amigo el Arzobispo de Brujas no bastó a la víctima. Ahora fue por el Cardenal, aunque ya retirado, y lo puso en un predicamento más que incómodo, descalificador. No alcanzan las influencias mundanas para acallar su complicidad en tan espantoso acto de inmoralidad y sacrilegio.

Las pacientes alianzas que muchos arzobispos y cardenales tejen con el mundo de la prensa y de poderosas instituciones sociales no es suficiente, en particular cuando ya han perdido el manejo directo de los resortes del poder.

Cualquier cura párroco desencajado o con ánimo de vengarse de una injuria puede sacar a la luz estos mal disimulados “secretos”. Y solo una sensación de poder infinito y de impunidad puede permitir a estos personajes confiarse en el futuro cuando hay tantas personas dispuestas a devolverles las “gentilezas” golpeándolos allí donde más les duele.

Solo así es posible entender el rebote tardío de este episodio, que parecía concluído, en la persona del Card. Danneels. Lo notable es que estos grandes manipuladores de pasiones y conciencias no sean capaces de evaluar la precariedad de su poder, obnubilados, como están, por su frecuencia de los ricos y poderosos.

A veces es un sujeto insignificante quien cambia el destino de la historia. Barbas en remojo, pues, porque el valor del ejemplo es más poderoso de lo que puede parecer.

Más información sobre el caso: Secretum meum mihi,  Revista Golias, Catholic National Reporter

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