Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Algunos líderes religiosos colaboraron con el régimen

Así controla el Partido Comunista Chino a las religiones: amenazas y colaboracionistas infiltrados

Así controla el Partido Comunista Chino a las religiones: amenazas y colaboracionistas infiltrados
El estado considera a la religión como una antagonista

ReL

Conocidos budistas, pastores protestantes, obispos católicos… Ninguno escapa a los intentos de control que ejerce sobre las religiones el Partido Comunista Chino (PCC). Su objetivo es infiltrarse en las comunidades religiosas para controlarlas desde dentro.

Esto es lo que demuestra el análisis publicado por Asia News y realizado por Lao Gao, un laico católico de la Iglesia no oficial (es decir, aquella que no está controlada por el estado) protegido por un nombre falso. En él, se destapa a grandes figuras religiosas de China que colaboraban con el PCC.

Lao Gao recalca la delicada situación del diálogo entre China y la Santa Sede. El cree que Pekín esconde un plan para controlar totalmente la elección de candidatos para el episcopado, creando así una generación de lo que Benedicto XVI llamaba “obispos oportunistas”.

El control de un estado todopoderoso
En la República Popular China, el partido lo controla todo, especialmente las religiones, por ser consideraras antagonistas del poder. El propio partido se considera un dios todopoderoso y único.

Para debilitar o incluso eliminar a las religiones, el partido utiliza maniobras subversivas, obligando a miembros religiosos importantes a colaborar con el gobierno.

Corrompiendo la religión desde dentro durante décadas
Zhao Puchu (1907-2000), uno de los budistas más conocidos de China, fue presidente de la Asociación Nacional de budistas chinos durante casi medio siglo. Siempre se comportó como un líder religioso intachable. Sin embargo, era un miembro del partido que trataba de corromper el budismo desde dentro.



Zhao Puchu abogó también por entrada de la democracia en China

El pastor protestante Zhao Fusan (1926-2015), director del seminario de las iglesias protestantes de Pekín, se comportaba como un cristiano ejemplar. También era muy apreciado por su profundo conocimiento de la Biblia y por su facilidad para los idiomas.

Durante la Revolución Cultural, bajo amenaza, reveló a los Guardias Rojos su identidad de agente comunista infiltrado en el mundo protestante. Terminado este periodo, fue nombrado director del Instituto de las Religiones en la Academia de las ciencias sociales. Era el número dos de este importante think-tank de la China continental.

Mientras ostentó el cargo, tuvo acceso, gracias al Comité central, a los informes secretos de todas las religiones, en particular, de las confesiones cristianas. En 1989 viajó fuera de China como representante del gobierno en la Unesco. En aquella época, esa representación en el organismo de la ONU para la cultura era en realidad el centro de espionaje chino en Europa.

Después de haber condenado la masacre de Tiananmen, escapó a Europa y luego a los EEUU, donde murió.



Algunas fuentes apuntan que en la revuelta de Tiananmen de 1989 murieron 10.000 personas

Agentes dobles con objetivos internacionales
Otro pastor protestante de Shanghai, Li Chuwen (1918-2018), fue un comunista oculto hasta la Revolución cultural. En los años 80 fue nombrado subdirector de la agencia nacional de prensa Xinhua, sede de espionaje en Hong Kong. Su directo superior era Xu Jiatun, que fue secretario del Partido de Jiangsu y miembro del Comité central del PCC.

La Xinhua de Hong Kong respondía directamente al Comité central del PCC. Li Chuwen tuvo la importante tarea de hacer que la ocupación de Hong Kong por parte de los ingleses fuera más llevadera para la soberanía china.

Este control del partido también tuvo presencia en el mundo católico. El difunto obispo Aloysius Jin Luxian, que fue auxiliar de Shanghai, menciona en su autobiografía algunos aspectos en los que se sometió a las autoridades.

Tiempo antes de su retorno a Shanghai, bajo el mando del ministerio de Seguridad Pública, fue traductor en una agencia en Baoding, 140 km al sur de Pekín. Periódicamente viajaba desde allí al Pekín Hotel, el más lujoso del momento, para reunirse con el director general de Protección Política del ministerio de Seguridad Pública, o sea, la máxima autoridad de la policía política a escala nacional cuando todavía no se había creado el ministerio Estatal de Seguridad.



El obispo Aloysius Jin Luxian

Monseñor Jin tuvo también la ocasión de conocer a Ling Yuna, viceministro del mismo organismo, que se convirtió luego en titular del ministerio de Seguridad, instituido en 1983. Obviamente estos encuentros, en los que se celebraban lujosos banquetes, se llevaron a cabo en secreto.

Ascendido por méritos
Fueron agentes secretos del máximo nivel
los que propusieron a Jin Luxian para la Administración de los Asuntos religiosos en 1982, antes de que viajase a Sheshan (Shanghai). La iniciativa de fundar el seminario fue una decisión de la autoridad gubernamental y tenía como objetivo formar curas que pudiesen continuar la edificación de una Iglesia China independiente del Vaticano.

Esto explica, como es que, en los años 80, cuando las fronteras chinas estaban casi cerradas, Jin Luxian podía ir al extranjero y ser el obispo oficial de Shanghai. Todo estaba programado por las fuerzas de seguridad del Estado. Indudablemente las autoridades querían utilizar a Jin Luxian como agente doble, primero siendo sacerdote y después obispo.

Hay que agregar que el obispo Jin había recibido en su juventud, una sólida formación sacerdotal eclesial y pasó muchos años en la cárcel comunista. Hoy más que antes, es más fácil para las autoridades chinas encontrar a un cura colaboracionista que se ofrezca como candidato al episcopado. Muchos jóvenes han entrado al seminario no por vocación, sino por orden de las autoridades.
 

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