Jueves, 28 de marzo de 2024

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Epifanía

Epifanía

por Canta y camina

Según el diccionario de la RAE, la palabra “epifanía” significa “manifestación, revelación, aparición”. Procede del latín “epiphania”, e éste del griego “epipháneia”. Escrito con mayúscula inicial, festividad que celebra la Iglesia católica el 6 de enero en conmemoración e la adoración e los Reyes Magos.

Para los cristianos la Epifanía es la revelación al mundo pagano –o sea A TODO EL MUNDO que no fuera judío- de la venida del hijo de Dios a la Tierra.

El origen de esta fiesta está en Egipto y Arabia mucho antes del nacimiento de Cristo. Allí se celebraban los solsticios, los momentos del año en que el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o del a noche son las máximas del año respectivamente. A los 13 días del solsticio de invierno se producía un aumento de la luz solar y es estos países se celebraba en los templos una suntuosa fiesta con ritos nocturnos.

Andando el siglo IV d.C. la Iglesia cristianiza esta antigua fiesta pagana celebrando el nacimiento de Cristo, verdadera luz que se manifiesta A TODOS los pueblos.

Puestos ya en antecedentes, ¿quiénes son los Reyes Magos, protagonistas de un evento tan magnífico?
Son unos hombres sabios, cultos, de cierta espiritualidad, que cultivaban el conocimiento del hombre y de la Naturaleza y se esforzaban por tener contacto con Dios. Muy probablemente son reyes en alguna parte de Oriente.  No son judíos sino paganos.

Por la Biblia sabemos que son sabios y que llevaron al Niño Jesús como regalo oro, incienso y mirra. En Mt 2, 112 encontramos el relato completo.  La tradición de la Iglesia del siglo I nos dice que son 3: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Estos reyes sabios, o magos, representan a todos los pueblos de la Tierra que desde el paganismo llegan al conocimiento del evangelio, a ti y a mí entre millones de personas desde el “día D”.

Los reyes magos estudiaron el cielo durante qué sé yo cuánto tiempo, consultaron los libros, debatieron… y se pusieron en camino dejándolo todo: su casa, su comodidad y su familia para buscar al Dios hecho niño que daba sentido a sus vidas.

Creyeron aunque no veían ni entendían. Eso es la fe en esencia pura. Primero vieron una estrella y la siguieron. Pero vamos a ver, ¿quién lo deja todo para seguir una estrella que se mueve por el cielo? ¡Pues un pirao! O un tío absolutamente convencido de lo que cree.  ¡Y estos son 3!

Después dejaron de ver la estrella y al que preguntaron, la máxima autoridad política, les quiso engañar. (¿Va en la naturaleza humana esta tendencia de los que ostentan el poder?)

El caso es que perseveraron en su empeño y encontraron… ¿lo que buscaban?: a un bebé, ¡en una cuadra!, en un pesebre, con sus jóvenes padre que prácticamente iban con lo puesto.

Ellos sienten que el esfuerzo y el sacrificio vale la pena y le adoran y le honran como rey.

Son generosos, no se presentan ante él con las manos vacías: le llevan oro como a los reyes, porque viene de parte de Dios como rey del mundo para traer justicia y paz a todos los pueblos; incienso como a Dios, porque ES el hijo de Dios hecho hombre; mirra como a los hombres ungidos, escogidos para una misión, pues es el HOMBRE entre los hombres.

Estos reyes magos se alegraron enormemente porque se dieron cuenta del gran amor de Dios por los hombres, que le lleva a manifestarse como salvador del toda la Humanidad precisamente a unos paganos.  Representan a todos los que buscan, o buscamos, la luz de Dios por difícil o complicado que nos resulte a veces, otras veces fácil y gratificante, y que seguimos Sus señales y que cuando encontramos a Cristo le ofrecemos felices todo lo que tenemos.

¿Qué regalos le ofrecemos nosotros hoy al Niño Jesús, a Cristo redentor, a la Luz de los hombres?

Un lector me ha enviado hace pocos días una carta que, con su permiso, incluyo en este artículo porque responde a mi pregunta mucho mejor de lo que yo hubiera podido hacerlo:

El pasado día 24 fui a confesarme. El sacerdote me puso como penitencia "cuando vayas por la calle reza una decena del Rosario, pero con calma, diciéndole a la Virgen María que te ayude a vivir la Navidad como Ella la vivió."
Yo le contesté que no podía porque como soy depresivo crónico no tengo la capacidad de concentración suficiente para rezar una decena del Rosario.
 
Me miró con -creo yo- una mezcla de simpatía y afecto. Me dijo: "Dios te bendiga. Reza las Avemarías que puedas desde aquí a tu casa, si es una como si son cinco, Ella ya sabe cómo vives la Navidad."
 
Yo no dudo de que rezo. Rezo lo que puedo como puedo. Tengo esta enfermedad que no me deja ni un segundo. Varía mucho entre fastidiosa e insoportable todos los días como una montaña rusa detrás de otra, y otra, y otra, y otra...
 
Pero como es lo único que tengo, es lo que le ofrezco a Dios cada día. Esa es mi oración. Me presento delante del Dios Niño con mi tambor cuarteado y roto... Y como es lo único que tengo...
 
Nada hay mejor que yo pueda ofrecer, 
su ronco acento es un canto de amor 

Cuando Dios me vio tocando 
ante Él me sonrió. (El Tamborilero)

 
Me sonríe porque Él sabe que mis tesoros son para Él... meto la mano en los bolsillos y qué tengo: un trozo de cuerda, un botón de hueso, una chapa de botella doblada y oxidada, una canica rota, un sacapuntas mordido... Mis tesoros... Mis tesoros Niño Dios son para ti.
 
Mis zapatillas coloradas, dos bufandas y una rana, un aro blanco y caramelos sin chupar. Mi bicicleta, un tren muy nuevo, el arco y flechas y un torero. Mis tesoros Niño Dios son para ti. (Capitán de madera, grupo La Pandilla)
 
Esto es todo lo que puedo rezar.”
 
Los Reyes Magos se lanzaron a buscar el Dios verdadero, perseveraron en la búsqueda y al encontrarlo se lo dieron TODO.
Así como la estrella fue el instrumento de Dios para anunciarles a ellos la venida de Cristo, ellos fueron a su vez instrumentos de Dios que lo anunciaron fuera de Israel, en el mundo pagano, y así empezaron a proclamarlo a todos los pueblos de la Tierra.  ¿No te gustaría ser tú la estrella que conduzca a los demás a Dios?

Hay otra cuestión que no deja de venirme a la cabeza estos días, como cada año: ¿cómo es posible que cada Navidad los Reyes Magos pasen por nuestras casas y dejen regalos en los zapatos de nuestros niños –y en los nuestros si hemos sido como niños ante Dios-?

Bueno, cómo lo hacen no lo puedo explicar, está claro que es un misterio de naturaleza celestial. Porque ya me dirás cómo hacen para meterse en un piso de 90 m2 los 3, sus dromedarios, los pajes y los paquetes sin alterar el orden, sin romper nada y sin hacer ruido.

Pero intuyo el por qué: cuando encontraron al Niño Jesús le entregaron regalos. Supongo, más bien estoy segura, que quieren recordarnos que seamos generosos con Dios –en adoración, oración y entrega de nosotros mismos- repitiendo año tras año lo que hicieron en Belén con el Niño Jesús: llevar regalos a nuestros niños, porque “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 10)
 

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