Jueves, 28 de marzo de 2024

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Nuevo Misal (6)

por Creo, Señor, aumenta mi fe

PLEGARIA EUCARÍSTICA
  
   “Ahora empieza el centro y la cumbre de toda la celebración, a saber, la Plegaria eucarística, que es una plegaria de acción de gracias y de  consagración. El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias, y lo asocia a su oración que él dirige en nombre de toda la comunidad por Jesucristo en el Espíritu Santo a Dios Padre. El sentido de esta oración es que toda la congragación de los fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio. La plegaria eucarística exige que todos la escuchen con silencio y reverencia”.
   No es solo el sacerdote quien alaba a Dios, ofrece el sacrificio Pacual de Cristo el invoca al Espíritu. Una comunidad entera la acompaña. El diálogo antes del Prefacio es una invitación a formar esa unidad entre presidente y asamblea. No es una oración personal de quien preside, sino en nombre de todos. El diálogo está en plural. Y el pueblo no está mudo en la plegaria eucarística; interviene en el diálogo antes del prefacio, después de la Comunión y el final de la Plegaria con el Amén.
   “Los principales elementos de que consta la plegaria eucarística pueden distinguirse de esta manera:
 
  1. Acción de gracias (se expresa sobre todo en el prefacio): en la que el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da las gracias por toda la obra de salvación y por algunos de sus aspectos particulares, según las variantes del día, festividad o tiempo litúrgico;
  2. “Aclamación: Toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta el Santo. Esta aclamación, que constituye una parte de la Plegaria eucarística, la proclama todo el pueblo con el sacerdote.
El santo es el canto más importante en la segunda parte de la celebración de la Misa para la comunidad cristiana. Tiene sentido en sí mismo. No acompaña a ninguna acción. Es comunitario por excelencia.
 
  1. “Epíclesis: La Iglesia , por medio de determinadas invocaciones, implora la fuerza del Espíritu Santo para que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sea para salvación de quienes la reciban”.
   El elemento que ponemos sobre el altar no se consagra por su valor material sino por la fuerza del Espíritu Santo. Es un momento importante que nos pide mayor atención. El Sacerdote pone sus manos sobre las ofrendas. Nos ponemos de rodillas.
   d) “Relato de la institución y consagración: con las palabras y gestos de Cristo, se realiza el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando bajo las especies de pan y de vino ofreció su Cuerpo y su Sangre y se lo dio a los Apóstoles en forma de comida y bebida, y les encargó perpetuar ese mismo misterio”.
   Después de la Consagración está: “Este es el sacramento de nuestra fe”. Es la exclamación emocionada ante el prodigio que acaba de realizarse.
El gesto de adoración es de rodillas, a no ser que lo impida una justa causa. En este caso, se hará una inclinación cuando el sacerdote haga la genuflexión.
e) Anámnesis: la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente  su bienaventurada pasión su gloriosa resurrección y ascensión al cielo”.
 
  1. “Oblación: la iglesia, especialmente reunid aquí y ahora, ofrece este memorial al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada. La iglesia pretende que lo fieles no solo ofrezcan la víctima inmaculada, sino que aprendan a prendan a ofrecerse a sí mismos, y que cada día perfeccionen, on la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios lo sea todo en todos”.
   Por esta participación activa en el memorial-acontecimiento somos todos sacerdotes y víctimas con Cristo, en virtud del sacerdocio común de los fieles. Contiene también una segunda invocación del Espíritu santo sobre la comunidad de los celebrantes para que puedan tener el mayor fruto posible de un don tan grande. “El efecto último de este sacramento es la unida de Cuerpo Místico”. Santo Tomás.
 
  1. Intercesiones: dan a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus fieles, vivos y difuntos, miembros que ha sido llamados a participar de la salvación y redención adquiridas por el Cuerpo y sangre de Cristo.
El corazón de la Iglesia se dilata como el del Señor para que quepan en él todos sus hijos: el Papa, los Obispos, los sacerdotes, todos los fieles, los difuntos. Y que con María nos reunamos en el reino celestial.
 
  1. Doxología final: expresa la glorificación de Dios, y se concluye y confirma con la aclamación del pueblo: AMÉN”.
Los santos Padres dicen de este AMÉN, que hacía retumbar los muros de la Iglesia.  
 
  
 
    
  
   
 
 
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