Viernes, 19 de abril de 2024

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De la segunda universidad americana, fundada también por los españoles hace hoy 460 años

por En cuerpo y alma

 
            Si hace apenas diez días hablábamos de la primera universidad abierta en el continente americano, la de San Marcos en Perú (pinche aquí si desea conocer más sobre el tema), hoy, como digo sólo diez días después, tenemos que hablar de la segunda, que así de rápido iban las cosas en el nuevo continente descubierto por marinos españoles, explorado por arrojados exploradores españoles, evangelizado por los frailes españoles y civilizado por los sabios españoles: trátase en esta ocasión de la Universidad de Méjico.
 
            La comparación por lo que se refiere a los inicios de su andadura la podemos establecer de acuerdo a dos criterios, en cualquiera de los cuales sale airosa la Universidad de Lima frente a la de Méjico, aunque en el segundo de ellos por poco pierda la batalla. Si comparamos sus cédulas de fundación, la de Lima data de 12 de mayo de 1551, mientras que la de Méjico data del 21 de septiembre del mismo año, es decir, apenas 132 días de diferencia. Si comparamos la fecha de su entrada en funcionamiento, que por cierto, es lo que estamos celebrando tal día como hoy, la diferencia se queda reducida a ¡¡¡23 días!!! pues mientras la de Lima arrancó el 2 de enero de 1553, la de Méjico lo hace el 25, tal día como hoy.
 
            En la fundación de la Universidad de Méjico todos coinciden en identificar los esfuerzos de dos grandes españoles: el primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, y el primer obispo de Nueva España, Juan de Zumárraga.
  
Antonio De Mendoza

           Por lo que hace al primero, Antonio de Mendoza y Pacheco nace o en Mondéjar (Guadalajara) o en Alcalá la Real (Sevilla) entre 1490 y 1493. Son sus orígenes de lo más preclaro. Era su padre D. Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo Conde de Tendilla y primer Marqués de Mondéjar, hijo a su vez del gran poeta Íñigo López de Mendoza. Y era su madre la segunda esposa de aquél, Francisca Pacheco Portocarrero, hija de Don Juan Pacheco, primer conde de Escalona. Por ser segundón, no heredará los títulos de la familia. Casa con Catalina de Vargas, hija de Francisco de Vargas, Contador Mayor de los Reyes Católicos, la cual le dará tres hijos: Íñigo, Francisca y Francisco.
 
            El 10 de marzo de 1526 Carlos I casa con Isabel de Portugal y decide hacerlo en Sevilla y viajar por Andalucía, ocasión en la que entra en contacto con Antonio, al que envía a Hungría para auxiliar a su hermano Fernando, el futuro emperador, frente a los otomanos. Antonio participa en la coronación imperial de Carlos V en Bolonia. En 1528 es nombrado Gobernador de León, y luego primer virrey americano, cargo que ejercerá en Nueva España, vale decir Méjico.
 
            En Méjico, amén de los importantes problemas de orden público con los que tropieza, Mendoza se afana a las dos grandes obras a las que estaba llamado. Primero, la exploración del territorio: apoya a Hernán Cortés en los viajes que dan por resultado el descubrimiento de la península de Baja California; a Fray Marcos de Niza en la búsqueda de las míticas ciudades de Cíbola y Quivira; a Francisco Vázquez de Coronado en la exploración de los territorios del suroeste de Estados Unidos y noroeste de México; a Juan Rodríguez Cabrillo en la de la llamada “Tierra de la especería” que reconocerá las costas de California. Y segundo, las fundaciones: abre en 1535 la Casa de la Moneda en la ciudad de México, establece la primera imprenta de América; funda el colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco para indios nobles, el de San Juan de Letrán para indios y mestizos, y el de La Concepción, para mujeres; dicta ordenanzas de buen trato a los nativos; abre las minas de Zacatecas; inicia el acondicionamiento del Puerto de Veracruz; funda la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, y otras muchas en lo que hoy es el estado mexicano de Jalisco; e inicia las gestiones que conducirán a la fundación de la Universidad de México.
 
            Enviado luego como virrey al Perú, durante su breve mandato de diez meses hace frente a un grave conflicto con los encomenderos, pone orden en la administración, expide unas ordenanzas para la Audiencia de Lima que constituyen el primer código procesal del Perú, y recibe la cédula de 21 de septiembre de 1551 que autorizaban la fundación de la Universidad de San Marcos en el convento de Santo Domingo de Lima, lo que le convierte en el gran fundador de universidades de América. Antonio de Mendoza muere en Lima el 21 de julio de 1552, no muy viejo, tienen unos sesenta años de edad, y se halla enterrado en la sacristía de la Catedral de Lima.
  
 

           Por lo que hace al segundo, Fray Juan de Zumárraga nace en Durango, en la provincia de Vizcaya, en el año 1468. Muy jovencito une su vida a la orden de los franciscanos, la cual habría transcurrido en plena paz de no haberse producido la circunstancia de que en 1527, hallándose el rey Carlos I en Valladolid con ocasión de unas Cortes generales, y al retirarse al convento franciscano de Abrojo para pasar allí la Semana Santa, fija su atención en el fraile, que a la sazón tenía ya 60 años, de modo que cuando se ha de nombrar un obispo para Méjico, el Emperador se acuerda de él y presenta su candidatura a la Santa Sede. Consagrado obispo en el convento de San Francisco de Valladolid el 27 de abril de 1533, a la nada desdeñable edad de 65 años, marcha para América para tomar posesión de la sede.
 
            Como obispo de Nueva España, su episcopado es fecundo en hechos de gran importancia para la historia del continente. Es durante él que se produce entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 y en el cerro del Tepeyac, la aparición de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Como inquisidor del virreinato (1536-1543) Zumárraga ha de bregar con el penoso caso del cacique de Texcoco, Carlos Ometochtzin, quien acusado de practicar sacrificios humanos, será quemado en la hoguera, planteando un tenso debate sobre la jurisdicción de la Inquisición sobre los indígenas americanos.
 
            Pero si por algo destaca la trayectoria de Zumárraga no es sino por su fecunda labor fundadora. Funda los colegios de Santa Cruz de Tlatelolco y San Juan de Letrán; el hospital del Amor de Dios, primer hospital de Méjico; la primera biblioteca americana en el Convento de San Francisco… Pero sobre todo y por encima de todo, pone los cimientos, junto con el Virrey Antonio de Mendoza, para la constitución de la universidad de Méjico. Aunque muere a avanzada edad, nada menos que a los ochenta años, -lo hace el 3 de junio de 1548-, se queda sin asistir a la fundación de la Universidad por la que tanto había trabajado, cuya cédula de fundación aún demoraría algo más de tres años.
 
 

           En cuanto a la universidad, se funda como queda dicho arriba mediante cédula real de Carlos I, firmada por su hijo el futuro Felipe II, de fecha 21 de septiembre de 1551. Conseguir dicha cédula le costó a Zumárraga nada menos que catorce años y medio de esfuerzos, datando de febrero de 1537 su primera gestión ante el Emperador. Inaugura sus cursos el 25 de enero de 1553. Una bula del Papa Clemente VIII del 7 de octubre de 1595 le añade la condición de pontificia, quedando como Real y Pontificia Universidad de México. Con la independencia pasará a llamarse Pontificia y Nacional Universidad de México. Recibe los estatutos de la Universidad de Salamanca. El rector era elegido por los alumnos y la máxima autoridad, según mandaban las Leyes de Indias, era el rey. Se podía acceder a ella a los 14 años de edad. El saber se agrupaba según las siete artes medievales en trivium (gramática, retórica y lógica) y quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía), y se otorgaban los grados de bachiller, licenciado y doctor. El edificio que ocupó por primera vez se localiza en la actual calle de Moneda de la Ciudad de Méjico, frente a la Catedral.
 
 
            ©L.A.
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