Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Madrugada del 6 de septiembre, en el lugar llamado Luján

por Jorge López Teulón

Piedaíta, mártir de la Mancha
Somos muchos los que, desde siempre, hemos unido el nombre de Piedaíta al de Monseñor Jaime Colomina Torner (La Pobla de Lillet (Barcelona), 1922). Somos muchos los que hemos podido saborear esa obrita suya, titulada “Piedaíta, mártir de la Mancha”, que escribió precisamente hace ¡30 años! Son muchísimas las cartas de favores recogidas hablando de la intercesión de la joven mártir de la Mancha llegadas al Arzobispado o a su parroquia natal desde pueblos de alrededor o desde puntos tan distantes ¡del mundo! como Miami (E.E.U.U.). Son cuatro las diferentes ediciones de estampas impresas para la devoción privada con una oración que ya permitió imprimir el Cardenal Pla y Deniel en 1962. Una breve nota informativa de la Guardia Civil habla, en 1980, que son muchas las personas que se reúnen en el lugar denominado “Luján”, sito en el cruce de las carreteras de Villamayor de Santiago a Saelices y de Puebla de Almenara a Almendros de la provincia de Cuenca -donde fue brutalmente martirizada Piedaíta- y en donde siempre quiso construirse una capilla dedicada al culto de Mª Piedad...

Monseñor Jaime Colomina Torner, nombrado este año Hijo Adoptivo de Castilla-La Mancha, es Maestrescuela emérito de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. Siendo Director de la Oficina para las Causas de los Santos de nuestras Archidiócesis trabajó incansablemente por las causas de los mártires de la persecución religiosa española. En su libro afirma que en todo Toledo (y Cuenca) no hay caso más claro y fácil que éste; todo lo hicieron ellos, el crimen, el castigo y la certificación del martirio. La autoridad republicana la asesinó y la autoridad republicana fusiló a los asesinos en octubre de 1937.
 
Sierva de Dios María de la Piedad Suárez de Figueroa y Moya
Conocida popularmente como Piedaíta, había nacido en Villanueva de Alcardete (Toledo) el 16 de febrero de 1909. Hija de Don Juan Tomás, de raíces hidalgas, y de Doña Aureliana, de familia humilde. Tenía un hermano, Amalio, tres años mayor que ella, el cual murió asesinado cruelmente días antes a su hermana. El padre de ambos murió cuando tan sólo ella contaba con tres años. Mientras que su hermano llegó a obtener dos carreras universitarias, Piedaíta solamente recibió formación primaria en la escuela pública de Villanueva, completando su formación religiosa en el hogar y en la Parroquia.
Los testimonios cercanos a ella subrayan que en su adolescencia sobresalía su fe sencilla, fuerte, plenamente católica. Su piedad cristiana estaba centrada en tres grandes amores: Jesús Sacramentado, la Virgen y San José. Como prácticas diarias tenía la comunión, el rezo del rosario, la oración mental. Su caridad, en especial hacia los más necesitados, constituye un especial distintivo. Sobresale su sentido de justicia en las relaciones laborales y en el trato cortés con el personal de su casa, corrigiendo así costumbres abusivas contra ellos.
Destaca también su pureza, virtud emblemática de Piedad, vivida con exquisita elegancia y modestia: en este campo abundan testimonios, algunos dramáticos, que ensalzan su pureza heroica. Finalmente, sobresale en Piedaíta su inquietud apostólica al servicio de la Parroquia y como Hija de María. La cumbre de su vida espiritual llegó marcada por el martirio.
Conservamos un recorte de un periódico nacional de enero de 1975 en el que se dice cerca del cruce de las carreteras de Carrascosa del Campo a Villanueva de Alcardete con la de Socuéllamos a Villarrubio, no lejos de Villamayor de Santiago, en un prado donde hubo varias encinas queda hoy una sola, femenina por el nombre, por lo menudita y por la gracia de su copa. Esta encina no hace, desde luego, bosque; pero hace meditar, porque a su pie hay una cruz... Nuestra encina impresiona si se la mira de cerca, porque se figura uno que los ojos de sus hojas todavía conservan el secreto de lo que allí ocurrió.
Piedaíta era Presidenta Local de las Hijas de María en Villanueva de Alcardete (Toledo). Al estallar la contienda civil fue detenida por el Comité, tras ser requerida para entregar la bandera de las Hijas de María. Estuvo encarcelada 2 ó 3 días. Fue sometida a pequeñas torturas, después de las cuales la mandaron a casa.
Después fue detenido su hermano y su madre. Amelio fue descuartizado, echándole sal y vinagre en las heridas. Su madre regresaría a casa a finales de agosto. Durante este tiempo los milicianos intentaron en numerosas ocasiones abusar de Piedaíta. Con razón la oración que aprobó el Cardenal Pla rezaba en sus primeras frases: Dulcísimo Jesús, que encuentras especial descanso en las almas puras, y reconoces el cruel tormento que costó defender su pureza virginal a tu sierva María de la Piedad...
En los últimos días del mes de agosto y primeros de septiembre ofrecieron a la joven Piedaíta un salvoconducto para marcharse a Madrid. Ya no habría tiempo de nada, según los testimonios la noche del 5 de septiembre de 1936 sería detenida nuevamente y esta vez junto a su madre. Tras el coche en donde iban ambas, otro conducía a los principales cabecillas del Comité.
Piedaíta fue brutalmente asesinada delante de su madre en la madrugada del 6 de septiembre de 1936. Todavía bajo el gobierno de la República, la Audiencia provincial de Cuenca instruyó un proceso contra sus asesinos. Como consecuencia de la lucha por el poder entre los partidos políticos del Frente Popular, previa campaña conjunta de los periódicos Castilla Libre, ¡Alerta! y Frente Libertario, los anarquistas de Cuenca lograron en 1937 que fuesen detenidos y juzgados los asesinos. Por ser los acusados miembros de los partidos en el poder, las cosas se hicieron con formalidad poco frecuente: hubo tribunal, jurado popular, juicio y sentencia.
La sentencia estuvo durante mucho tiempo perdida. Pero, dicen que, milagrosamente, en 1980 apareció el legajo auténtico de aquel proceso criminal. En el interrogatorio oficial, que además de sobrecogedor retrotrae en el tiempo a las persecuciones romanas de las mártires Lucía, Inés o Cecilia, consta que los asesinos violaron a la joven Piedaíta antes de rematarla, cuando estaba inconsciente y moribunda. Además le cortaron uno de sus pechos. La felonía llegó a tal grado que incluso todos abusaron de ella incluso después de muerta.
Con acierto de hagiógrafo escribe el sacerdote que publicó el martirologio de la Diócesis de Cuenca: En las actas del martirio de Santa Lucía se cuenta que el prefecto pagano dijo a la casta virgen y mártir:
“-Mandaré que te lleven a un lupanar, para que te abandone el Espíritu Santo”.
A lo cual respondió la virgen:
“-Si mandas violarme contra mi voluntad, entonces se me doblará el mérito de la castidad para la corona”.
La Sierva de Dios María de la Piedad es modelo y símbolo de la joven fuerte y piadosa, que cuida celosamente su vida de pureza. Desde hace 75 años el lugar de su martirio es visitado frecuentemente por gentes de toda la comarca.
Piedaíta era prima carnal del Siervo de Dios Santiago Mosquera cuya vida ya publicamos antes de esta extensa serie:
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