Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Mañana del 12 de agosto, en Puerto de San Vicente

por Jorge López Teulón

Habían sido fusilados, y sus cuerpos quedaron abandonados en el lugar de tormento. La noticia corrió inmediatamente por el pueblo y el pueblo guardó un profundo silencio, como si fuera viernes santos.
Cuando en la mañana del 12 de agosto, Joaquín Aceituno y su hijo, naturales del lugar, volvían de las faenas agrícolas, reconocieron que los asesinados eran los curas de Puente del Arzobispo con los dos seglares que les acompañaban en el martirio. Los conocían de sobra. Con un respeto piadoso por los mártires recogieron los cadáveres para darles cristiana sepultura en el mismo lugar. Este gesto que les honra les mereció la muerte para ellos también. Así de cruel era la persecución. Desde el año pasado las reliquias del Beato Domingo descansan en una preciosa urna en la parroquia de Santa Catalina de El Puente del Arzobispo (Toledo).
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Beato Domingo Sánchez Lázaro
Nació el 4 de agosto de 1860, en Puebla de Montalbán (Toledo). A los veinte años de edad manifestó su voluntad de ser sacerdote. Al finalizar sus estudios, será ordenado el 22 de septiembre de 1888. Ejerció de coadjutor en su pueblo natal, siendo nombrado cura párroco de Archicollar y Camarenilla, en octubre de 1893. En agosto de 1902 tomó posesión como cura párroco de Los Cerralbos e Illán de Vacas. Finalmente, en junio de 1907, es nombrado párroco de Puente del Arzobispo, siendo designado pocos días después, el 5 de agosto, arcipreste de esa zona pastoral.
La mayoría de los testigos coinciden en afirmar que D. Domingo fue un sacerdote ejemplar, íntegro, austero y caritativo, cercano a todos, especialmente a los enfermos y necesitados, que vivió en profundidad las virtudes teologales y que, aunque no hubiese sido mártir, su vida era ya un ejemplo de santidad. Al estallar la Guerra, el 24 de julio de 1936, mientras volvían de un entierro, unos milicianos conminaron a los sacerdotes de Puente a no salir a la calle. Al día siguiente, pusieron en la torre de la iglesia la bandera roja y desde ese día no los dejaron en paz.
El 4 de agosto, tres milicianos detenían a don Domingo junto a su coadjutor, el Siervo de Dios Laureano Ángel González. Ambos permanecieron varias semanas detenidos en la cárcel hasta el 12 de agosto. Ese día los dos sacerdotes, junto a dos seglares más, fueron conducidos hasta las inmediaciones del Puerto de San Vicente (Toledo), donde los fusilaron.
Los testigos refieren que los milicianos obligaron a uno del pueblo a conducir a los condenados al lugar del martirio. D. Domingo, sabedor de que no tenía culpa alguna, lo serenó diciéndole: “-Tranquilo, hijo, que yo voy a la casa del Padre”. Se sabe que antes de morir se dirigió a sus asesinos: “-Esperad, aún no me matéis, que os voy a bendecir”. Otra testigo afirma que bendijo a sus verdugos y murió perdonando: “Perdónales, porque no saben lo que hacen”. El testimonio es unánime en todos los testigos: era un hombre respetado, muy querido y admirado, incluso por los mismos enemigos de la Iglesia. Y este convencimiento sigue vivo en el pueblo de Puente del Arzobispo, en los pueblos donde ejerció su ministerio pastoral como sacerdote y entre muchos fieles cristianos que han oído hablar de él. En cuanto las circunstancias lo permitieron, sus restos mortales fueron trasladados del lugar del martirio, en Puerto de San Vicente, al cementerio parroquial de Puente del Arzobispo. “D. Domingo ha sido canonizado por el pueblo antes que la Iglesia lo haga de forma oficial”.
 
Terminamos estas líneas con esta foto en la que aparece un grupo de mártires: el Beato Domingo Sánchez, párroco de Puente del Arzobispo, beatificado en 2007 (sentado, en el centro); y los Siervos de Dios Antonio Obeo, párroco de Alcolea (de pie, a la derecha); Laureano Ángel, coadjutor de Puente (de pie, a la izquierda Mariano Guerras, párroco de Valdeverdeja (sentado, a la derecha) y el párroco  de Azután, que fue el único que logró salvarse de la persecución religiosa sufrida años después, don Francisco Sánchez (sentado, a la izquierda). El Siervo de Dios Mariano Guerras será asesinado junto a los muros de la iglesia de Puente el 28 de agosto de 1936.
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