En 2008, Vincent Lambert, que tiene ahora 42 años, sufrió un accidente de tráfico con su moto que le produjo graves lesiones neurológicas. Desde hace años, sus padres luchan por evitar que le sean suprimidas la alimentación y la hidratación, pero se les van agotando las vías judiciales para conseguirlo, dado que su esposa y tutora está de acuerdo en la decisión del hospital de acabar con su vida de esa forma.

En un caso que guarda similitudes con el del niño Alfie Evans en Inglaterra, los tribunales rechazan que sus progenitores puedan llevárselo y atenderlo en una institución más apropiada.

En noviembre pasado, el informe pericial solicitado a tres expertos (los doctores Xavier Ducrocq, Edwige Richer y Catherine Kieferpor) por el tribunal administrativo de Châlons-en-Champagne determinó que mantener vivo a Vincent no supone “ensañamiento terapéutico” ni “una obstinación irracional”. Pero dijo también que su estado "vegetativo crónico [es] irreversible" y que "la limitación extrema o total de sus capacidades de acceso a la conciencia, de comunicación, de movilidad y de expresión de su personalidad, y la alteración irreversible de su imagen le conducen a un punto que no es aceptable para sí mismo ni para su esposa y tutora".

A pesar de que la subjetividad de esta última apreciación, fue la que adujo el tribunal el pasado 31 de enero para considerar conforme a la ley sobre enfermos terminales los protocolos previstos por el Hospital Universitario de Reims, y descartar la apelación que habían presentado los padres diez días antes solicitando una evaluación complementaria.

El motivo de esa apelación era que 55 especialistas en coma y estados terminales habían escrito el 20 de enero al tribunal señalando algunas limitaciones en los protocolos aplicados por los tres expertos: Lambert fue examinado en dos sesiones con 16 horas de intervalo, cuando, a la vista de las fluctuaciones en su estado, los protocolos aconsejan un mínimo de 5 revisiones a lo largo de 10 días "para que los resultados sean considerados fiables". Además apuntaban en su conclusión algo "inquietante": lo que se aplique a Vincent podría aplicarse también "a todos los que comparten su situación".

Los padres han anunciado que acudirán de nuevo al Consejo de Estado pidiendo amparo, aunque esta institución ya respaldó en su día la decisión del hospital de acabar con la vida de Lambert dejándole morir de hambre y sed. A la luz del informe de los 55 especialistas, intentan así ganar algo de tiempo y que también la opinión pública se movilice aún más por esta causa.