Futbolista, policía, bombero o incluso youtuber: son cuatro de las respuestas que más dan los niños cuando se les pregunta qué quieren ser de mayores. Pero… ¿y sacerdotes o monjas? Quizá muchos no tengan vocación. Es posible que otros no sepan ni lo que significa. Por eso, que una parte de ellos se lo plantee es, según el sacerdote y director de vocaciones de la diócesis de Denver Ryan O`Neill, misión y responsabilidad directa de los padres.

De hecho, menciona a los padres en Denver Catholic la importancia de que aprendan a mover los corazones y las futuras vocaciones de sus hijos "con pasión y sabiduría", pues "Dios tiene un hermoso plan para todos", pero que cada uno lo cumpla depende de cómo haya sido educado.

¿Qué pensarías si en unos años tu hija te sorprendiese y en lugar de profesora o abogada te dijese que quiere ser carmelita? ¿O que tu hijo renuncia a su carrera de éxito como empresario para entregarse a Cristo como sacerdote? Si contemplas esa posibilidad, no dejes de leer los ocho consejos que este experimentado sacerdote ofrece a las familias para ayudar a sus hijos a discernir su vocación desde pequeños.

1º) Que tus hijos conozcan las vidas de los santos

Para O`Neill, esta puede ser una excelente manera de hacer que los hijos piensen en la vida de una religiosa o de un sacerdote. Hay muchos libros sobre santos apropiados para su edad que se pueden encontrar en cualquier librería religiosa. 

También recomienda cualquiera de los libros sobre la vida de los santos de Louis de Wohl, como el de San Francisco de Asís o el de Santa Catalina de Siena: "Pasar tiempo leyendo en familia también evita pasar demasiado tiempo frente a la pantalla y es una gran excusa para pasar el tiempo juntos en familia".

Niños disfrazados de santos en una parroquia española por Holywins (la fiesta de Todos los Santos): es una forma de presentar a los niños los santos y sus historias.

2º) El cine católico está de moda: aprovechadlo

El sacerdote confiesa que le cuesta dar este consejo porque, en muchas ocasiones, el cine católico ha brillado por sus buenas intenciones y sus bajos presupuestos. Sin embargo, cada vez son más las productoras de cine católicas que acceden a mayores aportaciones e ingresos y con ellas, a producciones homologables a otras famosas de la gran pantalla.

Películas interesantes y recientes son El Milagro del Padre Stu; Wojtyla (sobre San Juan Pablo II), Renacidos (sobre vidas transformadas por el Padre Pío) o Corazón de Padre (sobre San José, patrón de los seminaristas), entre otras que puedes consultar en este enlace. El sacerdote menciona algunas otras como Juana de Arco (1999), Los Miserables (la de 2012) o Ángeles (Angels in Outfield de 1994). 

3º) Habla con tus hijos de sexualidad, afectividad y relaciones

Por extraño que parezca, el sacerdote explica que una buena comprensión de estos temas desde la infancia contribuye a que niños y niñas, cuando crezcan, decidan por sí mismos asumir una vida de castidad y de entrega exclusiva a Dios.

El consejo cobra especial relevancia en el día de hoy, cuando las redes sociales "establecen expectativas equivocadas sobre las citas y las relaciones": "El amor auténtico no es muy popular hoy en día, y es responsabilidad principal de los padres establecer definiciones y límites sobre las citas y relaciones. Un buen punto para empezar es aprender más sobre el matrimonio, tener conversaciones con tus hijos y superar cualquier vergüenza o confusión que les impida tener esas conversaciones abiertas".

4º) Niños que se disfrazan y juegan a ser monjas o sacerdotes

Puede parecer una broma, pero bonitas pinturas e ilustraciones muestran la realidad de cómo desde pequeños, muchos niños que seguramente hayan acabado siendo religiosos o consagrados comenzaron divirtiéndose jugando como monaguillos.

En este sentido, el sacerdote explica que "es fácil imaginar que una manta es un hábito religioso e incluso usar galletas que simulan ser la hostia en la Misa. Los niños aprenden a ser padres y madres jugando a las casitas. ¿Por qué no normalizar la idea de vivir para Dios disfrazándose de sacerdote o hermana religiosa?", se pregunta.

5º) Rezar en familia… y desde el mismo corazón

El sacerdote de la diócesis de Denver reconoce su gusto personal por el rezo del rosario o de otras oraciones que se remontan a la infancia, cuando los padres acuestan a los niños y rezan las tres Avemarías con ellos.

Sin embargo, menciona que también puede ser una buena ayuda que los padres recen "en voz alta, desde el corazón, junto a familiares y amigos": "Este tipo de oración espontánea y sencilla desde el corazón abre una nueva perspectiva de honestidad y humildad. Es importante que los niños escuchen a sus padres hablar directamente con Dios, necesitan escuchar a sus padres pedirle que bendiga a sus hijos y enriquecerá espiritualmente a los hijos que añadan sus propias oraciones en esta conversación. Este tipo de oración hace maravillas para discernir una vocación y conocer la voluntad de Dios".

6º) Enseñar a los niños que "lo más importante" no es la felicidad

El sacerdote también recomienda a los padres que transmitan a sus hijos que hay más de una forma para tener una vida feliz. El mismo se crio pensando que solo lo lograría en el matrimonio, pero como sacerdote ha descubierto que la felicidad "viene de seguir el plan de Dios", y eso es lo que deben enfatizar junto a sus hijos: "¡Hábleles de lo grande que es el sacerdocio, porque ellos nos traen los sacramentos, y lo especial que es hacer los votos como religioso o religiosa".

7º) Que ver a un sacerdote no sea cosa sólo de domingos

Antes de concluir, O`Neill expone "lo difícil que es considerar la llamada al sacerdocio o a la vida consagrada si nunca has tenido algún contacto personal y cercano con un sacerdote o religioso". Cuando los niños comienzan a identificar y normalizar a los sacerdotes y religiosas, empiezan a sentirse más cómodos con la idea de ser llamados por Dios a ese tipo de vocación.

8º) Anímalo, contrólate... y siempre confía

Por último, se dirige a los padres que no quieren animar a sus hijos a plantearse su vocación o que lo hacen demasiado. "Si tu hijo muestra el interés en el sacerdocio o en la vida consagrada, apóyalo. Si te emociona la idea, no presiones demasiado. Pero en todo caso, confía en el plan de Dios. Nuestros hijos no nos pertenecen, son regalos de Dios que cuidamos durante unos años y debemos dejarles ir. Lo mejor que un padre puede decir es: `Lo que Dios quiere para ti, también lo quiero yo para ti´", concluye.