Bermudas, un pequeño territorio de ultramar británico, se ha colocado en la vanguardia de la defensa del matrimonio y de la familia. Este conjunto de islas situadas en el Atlántico, conocida por formar parte del conocido como triángulo de las Bermudas, tiene poco más de 60.000 habitantes.

En 2016 se celebró un referéndum no vinculante sobre la aprobación de uniones entre personas del mismo sexo. Más del 60% de los votantes votaron en contra. Sin embargo, el juez de la Corte Suprema, Charles Etta Simmons, dictaminó a favor de estas uniones.


Seis meses después, la Cámara de Representantes de este archipiélago han aprobado por 24 votos a favor por 10 en contra un proyecto de ley que blinda el matrimonio  frente a las uniones homosexuales.

La nueva normativa se llama Ley de Asociación Doméstica, que establece que el matrimonio sólo puede ser entre hombre y mujer y para ello anula las uniones homosexuales que eran equiparables al matrimonio para crear las denominadas “parejas domésticas”, que permite a las personas del mismo sexo formar “sociedades domésticas” pero sin ser denominadas matrimonio. Además, no invalida los matrimonios del mismo sexo que se han producido desde el fallo del Supremo hasta la aprobación de la ley.

Quejas del lobby gay
El lobby LGTB ha criticado duramente el proyecto de ley tildándolo de “regresivo” mientras que los representantes del Partido Laboral Progresista asegura que la nueva ley da “a la comunidad LGTB los beneficios que ha estado pidiendo” pero manteniendo “la definición tradicional de matrimonio”.

La ley aprobada por la Cámara de Representantes pasará ahora al Senado y de aprobarse, tal y como se prevé, deberá ser firmada por el gobernador John Rankin.

Otros países como Eslovenia ya han realizado un camino similar pero yendo incluso más lejos. En diciembre de 2015 se produjo un referéndum en el que venció claramente el sector que protegía la familia anulando así la normativa aprobada por el Parlamento sobre el matrimonio homosexual pero que aún no había entrado en vigor.