Corría el año 1998 y se cumplían 25 años de la famosa sentencia Roe v. Wade, que suponía la legalización del aborto en Estados Unidos. En ese cuarto de siglo millones de niños murieron en el vientre de su madre sin la oportunidad de nacer.

“¿Por qué, Señor?”, se preguntaba una y otra vez Ed Daccarett, un católico comprometido por la vida que veía vanos sus intentos de concienciar a la gente sobre este mal. “Después de todos estos años, de todos estos esfuerzos, la persona de la calle permanece ingenua y desconectada de este tema crítico, el aborto”, afirmaba.


Se siguió haciendo esta pregunta hasta que Dios le respondió. Daccarett afirma que “escuchó que Dios” le dijo: “Porque sigues haciendo lo mismo: convences a los ya convencidos”.

Este hombre supo en aquel momento que su misión estaba fuera haciendo ver a todo el mundo, a los abortistas, a los indiferentes, a las mujeres que tuvieran pensado abortar, que había otra alternativa a acabar con la vida de un inocente. Y debía hacerlo a lo grande.

Empezó alquilando una valla publicitaria en Florida con un anuncio provida que ofrecía asistencia a embarazadas. Ahora posee más de 1.000 por todo el estado, dirige una radio católica y ayuda a distintas organizaciones provida para que su mensaje sea más efectivo.




Pero su lucha a favor de la vida comenzó años antes. En una entrevista en National Catholic Register, Ed Daccarett se remonta a la década de los 80 cuando realizó una caminata parroquial junto a su mujer. Una vez concluida y volviendo a casa vio una sala donde ponían vídeos, y casualmente se encontró “The Silent Scream” (El grito silencioso), un documental que mostraba como se realizaba un aborto a través de una ecografía y en la que se ve el sufrimiento del feto. Fue realizado por Bernard Nathanson, considerado durante años el rey del aborto y que ya entonces era un importante activista provida.

Al ver el documental, este hombre pensó: “¡Eso no está bien! Alguien tiene que hacer algo”. Y así se produjo el comienzo de mi trayectoria en el movimiento provida”.


Poco después surgiría el precedente de lo que luego sería la multitud de vallas publicitarias provida. Tras ver el documental decidió hacer algo y recorriendo las ferreterías de todo Miami compró cientos de cárteles de “Se alquila” y “Se vende”. En la parte posterior escribió: “El aborto es un asesinato”.

De madrugada y ayudado por una escalera, fue colocando estos cientos de cárteles por todo Miami a una altura suficiente para no ser eliminados con facilidad. Aguantaron durante mucho tiempo. “Poco sabía de que el Señor me estaba preparando para poner vallas publicitarias”, asegura.


Poco a poco fue realizando más iniciativas hasta que finalmente tuvo la certeza de que había que pasar a la publicidad. Sólo en Florida, afirma, hay más de 1,000 de lo que “llamamos salvavidas”, que incluyen 300 vallas publicitarias, 550 en autobuses, 100 en taxis, 42 estaciones de tren, así como decenas en marquesinas. “También hemos ayudado a otros estados como Tennessee, Georgia, Connecticut, Pensylvania y Texas”, agrega.

El impacto es difícil de cuantificar pues sus vallas han puesto en la calle un debate y un argumento completamente silenciado por el lobby abortista por lo que ha podido concienciar a mucha gente.




Pero hay también numerosos testimonios concretos que han acudido a ellos para decirles que no abortaron gracias a esas publicidades. Ed comenta el caso de “una pareja que tenía tres hijos, y tanto el esposo como la esposa se quedaron sin trabajo y a la vez descubrieron que estaba embarazada. No podían permitirse otro hijo, y se angustiaron mucho, llegando a la conclusión de que el aborto era la única opción para la familia.

Entonces, mientras conducían ella inclinó la cabeza y le dijo a Dios: ‘Oh Señor, necesito que nos hagas saber lo que quieres que hagamos’. Al levantar la cabeza, vio ante sus ojos una de nuestras vallas, por lo que no siguió con el aborto”.

Sin embargo, Ed quiere ir a la vanguardia en la lucha provida y considera que en el mundo de internet las vallas en la calle no son suficientes. “Necesitamos tener una presencia en la red. Si no estamos allí cuando una mujer está buscando con su teléfono inteligente, vamos a perderla”, afirma. Y cuenta como “nuestro anuncio aparecerá cuando alguien busque  palabras como “aborto” o “embarazo no deseado”. El anuncio lleva a la mujer a páginas provida de ayuda a estas embarazadas.


Además, durante la entrevista hace un llamamiento a los católicos para seguir en la lucha provida: “Es bueno que las personas recen, pero Santiago lo tiene muy claro cuando dice: ‘La fe sin obras está muerta’. Tenemos que salir de nuestra zona de confort, salir de la capilla e ir a la calle”.

Y por ello, recuerda un dicho del franciscano Leo Clifford: “Dios, en su infinita sabiduría, no nos creó hace 100 años, sino ahora, en este tiempo y en este lugar”. “Poner fin al aborto es nuestra batalla, y tenemos trabajo que hacer”, sentencia Ed.