Imagine que es usted joven, que vive con sus padres y que, un buen día, preguntando por la ropa limpia y ¿qué hay de comer?, su madre le dice: "Son 12,50. Con planchado hay suplemento. La comida, menú del día, otros 12 euros". ¿Cuánto vale el trabajo del ama de casa? El periodista Nicolás de Cárdenas lo calcula para Actuall.
 
Parece evidente que el valor de un ama de casa (o un amo de casa, aunque sean menos los varones que asumen esta tarea) es incalculable desde muchos puntos de vista.
 
Pero no es menos cierto que el hecho de “no externalizar” determinados trabajos imprescindibles suponen para cada familia un ahorro que puede llegar a ser vital para su supervivencia económica, aún más en tiempos de crisis.
 
El Parlamento Europeo, en junio de 2015, señalaba en un informe la necesidad de que haya un mayor reconocimiento a labores como la maternidad, el cuidado de los niños o de dependientes, que incluye una valoración económica: “Este trabajo es raramente remunerado y la sociedad no lo valora adecuadamente, pese a que posee una enorme importancia social, contribuye al bienestar social y puede medirse con indicadores económicos como el PIB”.


 
En marzo de 2016, un tatuador de Florida colgó un mensaje en su perfil de Facebook que ha sido compartido más de 400.000 veces y ha generado más de 700.000 reacciones y cerca de 500 comentarios. Dice así:
 
Mi esposa no trabaja. Mi esposa no trabaja!!! Conversación entre un esposo (h) y un psicólogo (p):
P: ¿Qué hace para ganarse la vida, señor Rogers?
H: Yo trabajo como contable en un banco.
P: ¿Y su esposa?
H: No trabaja. Ella es ama de casa.
P: ¿Quién prepara el desayuno para su familia?
H: Mi mujer, porque ella no trabaja.
P: ¿A qué hora se levanta su mujer?
H: Se despierta temprano para organizarlo todo. Prepara el almuerzo para los niños, se asegura de que estén bien vestidos y peinados, que desayunen, que se cepillan los dientes y lleven todas las cosas del colegio. Despierta al bebé y le cambia los pañales y la ropa. Le amamanta, también.
P: ¿Cómo van sus hijos al colegio?
H: Los lleva mi mujer, porque ella no trabaja.
P: Después de llevar a sus hijos al colegio, ¿qué hace?
H: Normalmente piensa en algo que pueda hacer para aprovechar que está fuera, para no tener que sacar y meter la sillita del coche muchas veces, como pagar facturas o hacer la compra. A veces, si se olvida algo, tiene que hacer el viaje otra vez, con el bebé a cuestas. Cuando vuelve a casa tiene que alimentar al bebé de nuevo, cambiarle el pañal y prepararle para su siesta. Ordena la cocina y luego se encarga de la colada y de la limpieza de la casa. Ya sabe, porque ella no trabaja.
P: Por la noche, después de volver a casa desde la oficina, ¿qué hace usted?
H: Descanso, por supuesto. Bueno, estoy cansado después de trabajar todo el día en el banco.
P: ¿Qué hace su esposa por la noche?
H: Hace la cena, se la sirve a mis hijos y a mí; friega los platos, ordena una vez más la casa, se asegura de que el perro está en casa y guarda los restos de la cena. Después de ayudar a los niños con los deberes les pone el pijama y cambia al bebé los pañales; les da un vaso de leche y se asegura de que se cepillen los dientes. Una vez en la cama se despierta varias veces para dar el pecho al bebé y cambiarle los pañales si lo necesita mientras descansamos. Porque ella no tiene que levantarse temprano para ir a trabajar.

 
Años antes, en 2003, san Juan Pablo II había apuntado la necesidad de reconocer económicamente el trabajo de quienes se dedican en cuerpo y alma al servicio doméstico de las familias en la exhortación postsinodal Ecclesia in Europa.
 
La Iglesia, especifica el documento, “desea que el servicio prestado por la madre, del mismo modo que por el padre, en la vida doméstica, se considere como una contribución al bien común, incluso mediante formas de reconocimiento económico“.




El debate está sobre la mesa. Sería una forma de reconocer siquiera parcialmente la labor callada, escondida, pero absolutamente imprescindible de un tipo de trabajadoras que están fuera del mundo laboral, aunque en la práctica trabajen más horas y más duro que buena parte de la población activa.
 

La investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas, Mª Ángeles Durán, explica en su estudio titulado ‘El trabajo no remunerado en la economía global’ que el Producto Interior Bruto de España aumentaría un 53% si se pagara el trabajo no remunerado que, de manera mayoritaria, realizan las mujeres.
 
Organizaciones internacionales como la plataforma Women of the World sostienen que, pese a la constatación del peso global que esta actividad tiene en la economía de un país, “se hacen necesarias medidas para paliar la situación de vulnerabilidad y discriminación que padecen las mujeres que se dedican de forma exclusiva o mayoritaria a estas labores”.
 
Entre estas medidas, contenidas en el documento ‘Soy mujer, soy madre’ se encuentra la propuesta de un “salario indirecto” a través de subvenciones y prestaciones en las que la categoría “dedicación exclusiva a la familia” tenga una bonificación especial.
 
También se aboga por la implantación de deducciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) cuando uno de los cónyuges desempeñe labores no remuneradas en el seno del hogar familiar y el incremento de los mínimos vitales a desgravar en el IRPF a fin de consolidar a nivel sociopolítico la consideración de la dedicación exclusiva a la familia como un bien social.
 
Women of the World, en esta línea de reivindicación de la dedicación exclusiva al hogar, apuesta por el reconocimiento de una jubilación pensionada para estas personas, como ya se hace, por ejemplo, en Ecuador o Argentina.
 
Otra medida de reconocimiento sería un sistema equiparable al de la baja laboral tanto por enfermedad como por maternidad, o de ayuda específica en dichos periodos.
 
Durante un tiempo, el Ayuntamiento de Madrid tuvo abierto un programa llamado ‘Primeros días’ en el que se ofrecía una prestación especializada de ayuda a domicilio de un mínimo de 14 horas en los tres primeros meses de vida del recién nacido para madres solteras, en caso de partos múltiples, nacimiento a partir del tercer hijo o familias con discapacidad.


 

Los estudios macroeconómicos, efectivamente, ofrecen datos sobre el impacto global que esta actividad no remunerada ejerce sobre la cuenta de resultados de un país.
 
Pero ¿cómo calcular en concreto el coste del tiempo dedicado a la limpieza, la costura, la plancha, la cocina, hacer la compra, cuidar de los hijos, etc?
 
¿Cómo elaborar una ‘factura sombra’, como las que se envían a los ciudadanos tras recibir, por ejemplo, determinados servicios sanitarios en la red pública?
 
Hace algunos años, la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa (CEACCU), ya disuelta, aseguraba que el sueldo medio neto por estas tareas debía rondar los 1.700 euros al mes por 40 horas semanales.
 
En su desglose, consideraban que
Manuel Llamas, periodista experto en asuntos económicos, considera que la forma más lógica de calcularlo sería por comparación con una empleada de hogar interina a tiempo completo.
 
Según la web especializada Home Staff, el salario aproximado de una empleada del hogar fija interna con un horario de 40 horas semanales ronda entre los 900 y los 1.200 euros netos al mes por 13 pagas, con un total de entre 11.700 y 15.600 euros anuales.
  
Teniendo en cuenta que las amas de casa dedican más de 40 horas a la semana a estas tareas, esta cifra aumentaría.
 
Así, calculando 12 horas de trabajo de lunes a sábado (pongamos que ‘se da libre’ el domingo), supone 72 horas a la semana, por lo que “su sueldo de mercado, por así decirlo, se aproximaría a los 2.160 euros netos”, señala Llamas.
 
Pero claro, un ama de casa no “se da libre” ni los domingos, tal es su entrega. Por lo que, calculando un total de 12 horas diarias, 84 a la semana, el sueldo mensual ascendería a 2.520 euros.
 
A la cifra neta de 2.520 euros habría que añadir los gastos de Seguridad Social, que pueden variar en función del tipo de familia. Si consideramos la cotización del régimen general, la cuota a pagar sería de 238,03€.
 
En el caso de familias numerosas, esta cuota se reduciría hasta los 169 euros y si fuera de categoría especial, hasta 120.
 
Así, la cifra se elevaría a un total que oscilaría entre 2.640 y 2.758,03 euros. A esto habría que añadir otras tareas que suelen hacer las amas de casa aunque no las empleadas del hogar, como el apoyo escolar a los niños.
 
Esto supondría añadir entre 15 y 22 euros por hora, dependiendo de la materia y de si lo comparamos con lo que gana un profesional de la enseñanza o lo que cobra un mero estudiante por dar clases particulares.
 

Otra forma de calcular el valor económico del trabajo de las amas de casa es acudir al mercado a comprobar los precios que ofrecen diferentes proveedores de servicios básicos como guardería, planchado, limpieza, transporte, clases, gestoría, compras o reparaciones y mantenimiento de la casa.
 
Como es obvio, esta cuenta no es igual para una familia con dos hijos, o una de familia numerosa o con categoría administrativa de numerosa especial.
 
Tomando una a una las tablas de precios de estos proveedores de servicios (www.teloplancho.es, www.cocineroadomicilio.es, www.ayudaTPymes.com, www.gestionesyrecados.es, www.telemanitas.es) o administraciones públicas como el Ayuntamiento de Madrid, la cifra ronda los 2.000 euros.
 
 

 Aproximación a los costes que ahorra la labor de las amas de casa en la economía familiar /Actuall

 A estos 2.000 euros habría que sumar otros conceptos que subirían la cuantía como los primeros auxilios, las horas extras, y todos los servicios realizados con ‘recargo’ de urgencia y nocturnidad.
 
Se haga como se haga la cuenta, una cosa está clara: No importa el precio que se le ponga al trabajo del ama de casa. Vale mucho. Y es impagable.