España se plantea el debate de la legalización de los vientres de alquiler. Una práctica que hasta ahora es ilegal en este y otros países del mundo. A pesar de que todos los partidos políticos españoles se plantean en mayor o menor medida apoyar la maternidad subrogada -como también es conocida esta práctica- existen muchas y variadas voces que se alzan en contra, como la de Lidia Falcón, conocida feminista española que en el diario Público manifestó un artículo titulado “Carta pública a Errejón: Las mujeres no somos vientres de alquiler”, a raíz de una entrevista al hasta hace poco ha sido el número dos de Podemos. La periodista Blanca Ruiz, de la agencia ACI, ha resumido el artículo de Falcón en seis puntos.


 
En la carta, la feminista subrayó que el político “no pronunció ni una sola vez la palabra mujer, como si el tema atañera de igual manera a los hombres o fuese un asunto al margen de la especie humana”. Aunque Falcón considera que tener hijos es un derecho, cuando en realidad no es así, sí refiere algunas razones para criticar los vientres de alquiler como los 6 listados a continuación:
 
1. No se puede “disponer” del cuerpo de una mujer
Mientras que el político afirmaba que “el mundo tiene derecho a tener hijos”, Falcón respondió que “los derechos de unos no se pueden ejercer contra los derechos de los demás”.
 
El derecho a la paternidad no significa que para ejercerlo se pueda disponer del cuerpo de una mujer, bombardeándolo con hormonas, insertándole un óvulo –propio o ajeno- fertilizado, y esperando que la gestación llegue a término para arrebatarle después el hijo, irreversiblemente. Y todo ello por dinero”.
 
2. Es un drama para las mujeres pobres
Falcón insistió en que “la libertad de uno acaba donde comienza la de los demás” y que los vientres de alquiler son “un drama que asedia a las mujeres pobres de varias áreas del mundo”.


 
Explicó también que este drama se da especialmente en aquellas áreas “gobernadas por políticos que se han puesto al servicio de las grandes compañías farmacéuticas, de las agencias que buscan muchachas en las zonas rurales de la India, Pakistán, Bangladesh, Ucrania, para contratar, por una aportación miserable que le entregan la familia, sus ovarios, su matriz, su resistencia física”.
 
De esta forma, terminan “despreciando su dignidad como ser humano, sus sentimientos y emociones, de los machitos que quieren ser padre a costa de arrancarle el hijo a la mujer que lo ha gestado y parido”.
 
3. Las mujeres no son conejillos de indias para hacer experimentos
En ese sentido la feminista destacó que las mujeres no son “vasijas, ni probetas ni conejillos de indias para hacer experimentos con nosotras ni tenemos nuestros vientres como fábrica de niños”. Ya que en el proceso de dar vida a otro ser no solo se invierten hormonas, nutrientes o el calcio sino que destaca que en esos nueve meses “invertimos sentimientos y emociones, esperanzas y temores, alegrías y miedos, en esa etapa trascendental de nuestra vida”.
 
4. Es como la esclavitud
“De la misma manera que en la esclavitud no solamente se utiliza la capacidad laboral del trabajador sino la persona misma, y por eso es infame, manipular el cuerpo femenino para fertilizarlo, embarazarlo y después sustraerle el ‘producto’ como si se tratara de que hubiera fabricado unos zapatos es también infame”.


 
5. Si fuese un deseo “altruista”, siempre está la adopción
Falcón insiste en que “ser padre o madre, es un derecho pero no es una necesidad” y apela a los hombres que “no deben aprovecharse de la miseria, de la indefensión, de la inmadurez de pobres muchachitas para satisfacer ese supuesto deseo de paternidad”.
 
“Si realmente lo que les impulsa es la generosidad de cuidar a un niño, en el mundo existen millones de criaturas que necesitan padres y madres”, destaca.
 
6. Los niños gestados así podrían nunca conocerán sus orígenes
En relación con los derechos de los niños que nacen mediante esta técnica, la feminista subraya que “estas criaturas fabricadas a petición de los padres no tendrán nunca conocimiento de sus raíces, de sus antecesores, de la historia, de la cultura, de la biografía de su madre y de la familia de su madre”.
 
“Privándole a esos nuevos hombres y mujeres del conocimiento de la comunidad humana de la que vienen. Fabricados como el mostrado de Frankestein para dar satisfacción al deseo de quienes pueden pagarlo”.
 
Reflexión final
Falcón animó a los dirigentes de Podemos, partido de izquierda radical, a aprovechar el Congreso que celebraron el pasado 11 y 12 de febrero en Madrid para definir qué clase de formación política van a ser”, cuáles serán sus propósitos sociales. Algo que marcará “en qué manera confiaremos en que nos defiendan de tantos poderes depredadores y crueles que nos esclavizan”, ya que “si sus militantes y dirigentes deciden que las mujeres pueden ser tratadas como ovejas o vacas, aprobando lo que llaman ‘maternidad subrogada’ habrá que perder toda esperanza de que ese partido sea progresista y pueda cambiar la sociedad en nuestro beneficio”.
 
“Si después de tantas declaraciones de feminismo como han hecho las mujeres de Podemos votan a favor de semejante infamia, quedará evidente que ni son feministas ni si quiera se han enterado de que son mujeres”.