La maternidad subrogada o maternidad por alquiler, consiste en usar una madre gestante que vaya a entregar luego el bebé a unos contratantes, que suelen ser parejas homosexuales, parejas con problemas de fertilidad o personas solas. 

Hay casos en los que la madre gestante cobra dinero; en otros casos, se supone que lo hace de manera altruista, aunque hay formas de cobrar sin que quede registrado (favores, pago a terceros, compensaciones, pago en especies, etc...)

El doctor Justo Aznar, del Observatorio de Bioética de la 
Universidad Católica de Valencia, ha analizado la reflexión sobre un aspecto concreto de esta práctica: cuando el niño está enfermo, ¿se puede abortar? ¿Quién lo decide: los padres contratantes o la gestante? ¿Puede alguien decidir salvar su vida, o eliminarla? ¿Y si el niño nace, quién lo cuida?

La revista Bioethics (29; 529-535, 2015) trata el tema en un artículo. Sus autores proponen que en la subrogación comercial debe quedar claro en el contrato quién puede tomar la decisión de abortar, y les parece bien que se especifique que sean los "padres" contratantes quienes puedan obligar a abortar o, en todo caso, desentenderse del bebé.

En cambio, proponen que en la subrogación altruista, la mujer gestante tenga el derecho legal a tomar la decisión sobre qué hacer con el niño; pero que los padres contratantes tienen el derecho a decidir en caso de que la mujer gestante haya decidido seguir con el embarazo, si lo quieren adoptar o no.

En esencia, el llamado “modelo profesional” que proponen estos autores defiende el derecho de la madre gestante a decidir si quiere o no someterse a un aborto y en caso de que decida lo contrario la obligación de los padres a aceptar la custodia del niño.

La crítica a esta práctica
El doctor Justo Aznar afirma que ninguna de estas propuestas es realmente ética, ya que todo lo que se relaciona con la maternidad subrogada levanta problemas morales gravísimos.

Entre los problemas de estas soluciones, el doctor Justo Aznar señala que, en la vida real, "la maternidad subrogada se practica en gran parte de los casos en países en vías de desarrollo en los que es difícil que los derechos de la madre gestante prevalezcan, por la posible incultura de estas mujeres, que difícilmente habrán previsto por anticipado cuáles son sus derechos legales, y en segundo, por la falta de normas jurídicas en estos países para regular legalmente el largo proceso de la subrogación. Por ello, no es difícil pensar que difícilmente respeten la opinión de la madre subrogante si esta no es acorde con la de los padres que hayan contratado la subrogación".

Recuerda un caso reciente: "En uno de los países en vías de desarrollo, se produjo un embarazo gemelar con la fatal circunstancia de que uno de los fetos tenía anormalidades médicas. En ese caso los padres contratantes decidieron que el embarazo se llevara a término y que ellos se quedarían con el niño sano y la madre subrogada con el discapacitado. Sobran los comentarios. En caso de que la subrogación se lleve a cabo en un país desarrollado es más probable que esta regulación legal pueda establecerse, lo cual no es óbice para que los problemas morales se sigan igualmente presentando".

"Indudablemente la maternidad subrogada comercial presenta objetivos problemas éticos, no siendo los menores la explotación de la mujer y la cosificación del niño, ambos de tal entidad que invalidan por si mismos la licitud moral de cualquier tipo de subrogación; pero en el caso de que se detecte un feto anormal, la simple propuesta de abortarlo, añade a los problemas éticos de la maternidad subrogada los que el aborto plantea", añade el especialista de la Universidad Católica de Valencia.