Jean Pierre Delaume-Myard, francés, guionista y director de documentales, homosexual convencido y sereno, es desde hace años uno de los objetivos principales de los lobbies gays europeos porque se ha manchado con una culpa imperdonable: no sólo ha aceptado el papel de portavoz de la Manif Pour Tous (www.lamanifpourtous.fr) en Francia, sino que ha escrito un libro para explicar por qué, como homosexual, considera que es injusta la redefinición del matrimonio y, sobre todo, la adopción gay.

«Los niños -repite-, tienen que tener una madre mujer y un padre hombre. Cualquier elección distinta es una discriminación. Y os lo digo como homosexual».


-Este ya sería el núcleo de la cuestión, pero demos un paso atrás.


-Quisiera decir, ante todo, que los lobbies gays no representan a la totalidad de los homosexuales. Sobre el debate referente a la conveniencia de incluir a la familia homoparental en el sistema jurídico italiano, los homosexuales han sido engañados. No se ha considerado su diversidad intelectual, espiritual y política, sino que han sido reducidos a práctica sexual lo que implica, necesariamente, un determinado número de exigencias, en particular la de las uniones civiles y la necesidad de tener un hijo.




-Homosexual y homófobo. Es el colmo. Y sin embargo, la comunidad gay me acusa precisamente de esto. Son los mismos que dicen que la Manif pour tous en Francia es un movimiento homófobo. Pero quiero decir que ni en Italia ni en Francia he sentido la más mínima hostilidad por mi orientación sexual.


-Ciertamente, he aceptado ser portavoz de la Manif Pour Tous no por ser homosexual, porque esto es secundario a mi papel, sino como ciudadano. No es nuestra sexualidad la que orienta nuestro pensamiento. Y los que piensan esto, hay que decirlo claramente, son auténticos homófobos. Por esto creo que no es ilógico ser homosexual y, al mismo tiempo, defender a la familia.




-Cada niño tiene la necesidad prioritaria de tener un padre y una madre para crecer. Hay una gran diferencia entre tener dos padres o dos madres o tener progenitores heterosexuales. La verdadera igualdad encuentra su único origen en la pareja de progenitores. Sólo allí es incontestable. Pretender borrarla es negar la realidad. Todos debemos la vida a la igualdad hombre-mujer.


-Es verdad que una pareja homosexual puede dar a un niño tanta felicidad como una pareja heterosexual. Pero no es sólo esto. Un niño tiene que poder identificarse con los componentes masculinos y femeninos de sus padres. Desde el punto de vista psicológico, una chica ¿puede entender que dos hombres, que no quieren tener una relación con una mujer, puedan al mismo tiempo desear como hijo a una chica? Lo mismo vale para un chico ante dos mujeres que quieren hacerle de madre.


-Los hijos adoptivos se interrogan incesantemente sobre los motivos por los que han sido abandonados por sus padres biológicos. Añadamos a esto la dificultad de entender una filiación homosexual y haremos que su vida sea aún más difícil; es como ser condenado a una doble pena.




-Este es el problema que he planteado en mi libro. Recuerdo sobre todo que la adopción no puede tener por objeto una pareja que no puede tener un hijo, sino que se trata de un niño que ha perdido a sus padres. Y no podemos poner en el centro el interés egoísta gay, violando así la convención internacional de la ONU sobre los derechos de la infancia que defiende el interés superior del niño. Sí, esta situación creará una profunda desigualdad entre los niños.


-El niño adoptado por dos hombres o dos mujeres podrá disponer de educadores, de adultos de referencia, pero no tendrá progenitores. Y esto porque los padres del mismo sexo no puede indicar un origen, aunque sea simbólico. Al niño, por lo tanto, se le priva dos veces de los progenitores: primero con la vida y, después, de nuevo con la posibilidad sustancial de que una pareja gay adopte.


-El proyecto sobre uniones civiles del 28 de enero de 2016 en el Senado italiano es, en realidad, el árbol que no deja ver el bosque representado por la reivindicación europea de los lobbies gay con la posibilidad de adoptar un niño por parte de una pareja homosexual. Si este proyecto de ley, propuesto sin filiación, fuera adoptado, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos no podrá emitir una sentencia distinta. Por este motivo estoy combatiendo en toda Europa no sólo contra el matrimonio, sino también contra las uniones civiles entre dos personas del mismo sexo.

»Es importante para la pareja del mismo sexo tener los mismos derechos sociales: vivienda, pensión, sanidad, pero no los derechos sobre los niños. No confundamos los derechos de los niños con los derechos sobre los niños.

(Traducción de Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares; publicado originariamente en italiano en Avvenire

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