A Erika Jones y a su esposo los médicos les dieron dos noticias muy duras durante la gestación de su segunda hija, Abigail. La primera, a las 18 semanas de embarazo, fue que su bebé mostraba muchas señales de tener síndrome de Down.

Doce semanas después les informaron lo que parecía ser un tumor maligno en el hemisferio izquierdo del cerebro de la pequeña.

Sin embargo, para la familia Jones considerar el aborto “nunca fue una opción”.

Abigail Noelle Jones –Abby– nació el 6 de agosto de este año, a las 12:37am. A pesar del difícil panorama, la familia Jones confió siempre en Dios.

“Apoyándonos en la gracia y perfección de nuestro Dios, sabíamos que la vida de la pequeña Abby tenía un propósito, sin importar cuán largo o corto fuera”,compartió Erika en el sitio web de 8.08 Photography.



Los médicos que vieron el caso en Jacksonville, estado de Florida (Estados Unidos), advirtieron a la familia Jones que el tumor que detectaron en la cabeza de la pequeña Abigail podría ser uno de tres posibles casos, todos cancerígenos. La quimioterapia no era una opción, porque a su corta edad la mataría, y una cirugía no podría quitar todo el tumor a tiempo, y volvería a crecer rápidamente.

Pero con la pequeña Abby ya en sus brazos los Jones decidieron buscar una segunda opinión médica, y recurrieron al Dr. Alan Cohen, del Boston Children Hospital, en el norte del país. Esa segunda opinión fue que podría no tratarse de un cáncer.

El médico en Boston operó a Abby, retiró el tumor y la biopsia confirmó que era un tumor benigno. “Mi hija va a vivir. ¡Vivir!”, escribió Erika emocionada en su blog tras los resultados.



Pasada la operación, todo ha sido mucho más alegre para la familia Jones. “Es difícil de creer que un día como hoy hace dos semanas estábamos en un avión rumbo a Boston, totalmente inseguros de lo que nos depararía el futuro”, publicó el 20 de octubre la madre de Abby en la página de Facebook Abigail´s Joy.

“Hoy, Abigail continúa impresionándonos. Ha encontrado su personalidad, sonriendo, balbuceando y completamente curiosa del mundo a su alrededor. Su hermana mayor, Audrey, ama a su bebé Abby”, compartió.

Erika, con lo que ha pasado junto a su hija, puede asegurar que “los milagros de verdad suceden, y están caminando a nuestro alrededor”.