Tras la muerte el pasado jueves de Vincent Lambert, sometido a nueve días de deshidratación -única causa de su fallecimiento, pues no padecía enfermedad alguna distinta de su discapacidad-, su hermana Anne ha roto su silencio en una entrevista concedida a Famille Chrétienne.

“Estoy muy triste, como con un manto de plomo encima. Pero también me alivia que Vincent ya no esté en manos de su médico”, confiesa en relación a Vincent Sánchez, el doctor que dirigió su muerte por inanición y deshidratación y que ha sido acusado por sus padres ante los tribunales de un delito de homicidio.

En relación a los funerales, Anne relata que estuvieron todos los hermanos, “incluso los que viven muy lejos”. La familia se dividió profundamente en torno a que Vincent siguiese viviendo o no: “Exteriormente estábamos todos allí para arropar a Vincent, pero era solo algo exterior. La división sigue y seguirá mucho tiempo… El hecho de arropar a Vincent estos días antes de su muerte podría haber sido ocasión de rehacer ciertos lazos. Pero era muy difícil para nosotros después de estos seis años de lucha”.

El día del funeral “había claramente dos grupos distintos”, explica: “Se pudo ver bien que la familia seguía dividida incluso el día del entierro. Pero, dicho eso, no hubo escándalos ni muestras de cólera. Al menos fue algo ‘digno’”.

Anne piensa que las secuelas de lo que ha pasado seguirán, a nivel psicológico, “de por vida”, porque han sido seis años “muy largos y muy duros para todos”: “Lo peor fue ver partir a Vincent en esas condiciones. Ha sido inhumano”.

La fe ha sido un gran apoyo estas últimas semanas”, confiesa: “Nos hemos sentido verdaderamente llevados por miles de personas. Sabemos que se han dicho muchas misas por Vincent antes de su muerte. Ha habido numerosísimas vigilias de oración en toda Francia. Eso nos ha ayudado mucho en el día a día. ¡Nos sentíamos sostenidos, casi de forma física! No habríamos podido soportar una situación así sin la oración. Yo la primera… Se supera la prueba gracias a nuestra fe personal, a nuestra oración. Hay que ponerlo todo en manos de Dios, abandonarse a la Providencia: eso me ha salvado, así como la fuerza de la oración de unos y de otros, de amigos y familiares, de la comunión de los santos”.

Anne muestra su agradecimiento a todos los que han ayudado a Vincent y a su familia con las oraciones: “Estoy seguro de que las gracias caerán de vuelta sobre ellos. Rezaré por ellos mi rosario de hoy”.