«Sexo con alma y cuerpo

», el libro sobre sexo y amor  del obispo José Ignacio Munilla y Begoña Ruiz Pereda, es ya todo un éxito, tanto en ventas (primera edición agotada en un par de semanas) como en atención del público y de la prensa.

El obispo Munilla, pastor de San Sebastián, es muy conocido por su presencia de muchos años en Radio María y sus escritos de estilo directo y ágil. Pero en ReL hemos querido dar al conocer al lector a la coautora del libro, que es seglar consagrada de la Fraternidad en el Corazón de Cristo y responsable de la formación de monitores del proyecto "Aprendamos a Amar".


-Tengo cuarenta y tres años. El tema de la afectividad me ha interesado siempre. Todo lo relacionado con el corazón, los motivos profundos que nos llevan a actuar de una manera y no de otra. He aprendido, no tanto en los libros de papel, sino en el de la vida, que es de largo más interesante. Puede sonar friqui pero yo de quien me he enamorado y sigo enamorada es de Cristo, el Dios a quien amo tiene corazón humano y nunca me ha sacado de este mundo, al contrario, la relación con él me ha permitido adentrarme en “las periferias más periféricas” que son las de las heridas afectivas, las mías propias primero y las de otros después.


-Creo que todos los periodistas en general han captado que el libro representa una provocación a la comprensión actual sobre sexualidad, entendida como forma banal de divertirse. Todos se han interesado mucho, lo cual es de agradecer, algunos con un interés positivo por hacer llegar el mensaje y otros por el contrario, parece que se han puesto muy nerviosos, como si el que la Iglesia tenga la capacidad de explicar de manera moderna y convincente su mensaje les atacase los nervios. 




El obispo José Ignacio Munilla y Begoña Ruiz Pereda son los coautores de Sexo con alma y cuerpo, que ha agotado su primera edición en apenas dos semanas

-¿Y quién les pide que se casen tan tarde? Yo les diría que se casen antes, y que para prepararse a lo que es el matrimonio, en cuanto puedan dejen de comer la “sopa boba” en casa de los papis y que afronten los retos de la vida a la mayor brevedad, para crecer como varones antes de peinar canas.


-Yo creo que la hiperprotección de los padres prepara el fracaso de los hijos. 

-Pienso que el afán por disolver la realidad maravillosa que es el matrimonio va a favorecer su redescubrimiento. Dentro de nada el que dos sean fieles y permanezcan unidos será algo inusual, vivido únicamente por quien tenga verdaderas convicciones, que resultará chocante y permitirá mostrar mejor sus bondades, por lo que actuará como fuente de interrogantes y atracción para muchos.


-No, yo tampoco recuerdo ninguna ahora mismo. Quizá haya habido alguna, pero desde luego no es nada habitual. Es increíble la dificultad que hay en la Iglesia para hablar de sexualidad, pero no solo los curas, también los catequistas, agentes de pastoral… Hay mucha inseguridad, aunque también te digo que el interés por el tema es creciente, va a la par que el descubrimiento de su importancia y belleza.

-En la catequesis debiera tener una importancia mucho mayor, porque actualmente, si se aborda, es en un par de sesiones para los jóvenes que van a recibir la confirmación. Esto no es nada.

»Pienso que la formación sobre sexualidad se debe integrar en el descubrimiento de la relación personal con Dios, es decir, a la vez que se enseña a hacer oración, a conocerse uno mismo, el amor de Cristo, la llamada a vivir la vida con sentido de entrega… yo sueño con un itinerario que aúne vida interior, formación y sanación de heridas afectivas. Y esto ¿para quién? Para todo el mundo que tenga pecado original y biografía personal.

 
-A mí también me suena cursi lo de “hacer el amor”, además no me lo creo, la entrega genital sella el amor que existe, pero no lo fabrica. El amor no se hace por mucho que beses y abraces, pero si de verdad amas y lo expresas entonces sí, se hace más profundo. Ahora bien, lo de “follar” me parece deprimente. Además es una expresión utilizada por quien pretende ser muy natural y sin embargo no lo es.

»Cuando una realidad te asusta no la afrontas, y puedes negarla de dos maneras: o no hablas nunca de ella, o al hablar la conviertes en algo ridículo, intrascendente. Si al hablar de sexualidad necesitamos continuamente decir: “follar”, “echar un polvo” o “joder” es porque verla en su grandeza nos incomoda. Yo a Pablo Iglesias le diría que sea valiente, que se ponga delante de lo que significa la sexualidad sin hacer de ella una caricatura.

-A través del uso masivo de los anticonceptivos. Desde que una relación sexual no significa la real posibilidad de convertirte en padre o madre, ha sido fácil reducirla a algo sin valor y por lo tanto una posible manera de jugar o pasar el rato.

»Por cierto, los anticonceptivos han cambiando la mentalidad, pero no la realidad porque no existe el sexo seguro, existe el sexo protegido, y la relación sexual sigue siendo el gesto que trasmite la vida.


-No lo es. Esperemos que el Sínodo de la Familia cambie esto. Antes la sociedad educaba la capacidad natural de las personas para asumir compromisos en el ámbito afectivo y familiar. Ahora la educación favorece la infidelidad y el egoísmo de las personas. La Iglesia tiene que contar con esto y responder al reto.

-Que en la Iglesia nos hagamos conscientes de que la educación afectivo-sexual no es un apartado pequeño e incómodo de lo que es la formación integral del joven. La educación afectivo sexual te permite tocar hasta el fondo los temas más importantes de la vida. ¿Quién es Dios? ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi vocación? ¿Dónde la tengo escrita? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué estoy herido? ¿Quién me sana?... etc, etc, etc…


-¡Hombre! Lo lógico es que recomiende aquel en el que llevo años formando, se llama Aprendamos a amar”, pero te diré que hay otros bien fundamentados y funcionando por ejemplo Teen Star o el programa SABE…

»Creo que en cuanto los cristianos nos quitemos el complejo de serlo, y estemos convencidos de que cualquiera con corazón nos puede sintonizar, va a haber cada vez más gente de acuerdo con que genitalidad y amor maduro tienen que ir unidos. Esto lo puede entender cualquiera, no es necesario tener fe. El problema es nuestro complejo, estoy absolutamente convencida. Por temor a ser rechazados nos callamos

-Veo una media de apenas dos películas al año, así que no soy referente en este tema. Mi experiencia viene de la vida real. Me gusta escuchar y a la gente, cuando se siente escuchada sin juicios, le encanta hablar. En la formación que importo cuento muchas “pelis reales” manteniendo el anonimato de sus protagonistas, claro. 

-La pornografía es una manera de esconderse de la vida, desfondarse y gastar energía malamente, una forma de negar la necesidad de afrontar miedos y complejos… de reducir la mirada y quedarse en aquello que esclaviza y empobrece, establece parámetros de belleza irreales, dificulta la capacidad de comunicación… conclusión: merece la pena desengancharse.
La Iglesia tiene que seguir diciendo esto, aunque siente mal y la ataquen, pero a la vez tiene que acompañar con comprensión, misericordia y la fuerza sanadora de la gracia.


-Que la pornografía daña a quien lo contempla. En la respuesta anterior enumero algunas de sus consecuencias para quien acepta mirar pornografía. Fundamentalmente consiste en despersonalizar la vivencia de la sexualidad. Al separar sexualidad y amor se convierte en algo mecánico y exigente que priva de libertad a la persona.

-Mira, esta es para mí la gran pregunta y su respuesta, el reto que tiene delante la Iglesia del siglo XXI. En cuanto nos arrimemos a Cristo con la pregunta insistente acerca de cómo hacer llegar su medicina al hombre de hoy, él nos va a contestar y entonces podremos ir al mundo y sus periferias. Pero tenemos que asediar a Cristo y por el momento estamos cuatro pidiéndole que nos de lo que sin duda quiere darnos. Para no despreciar un regalo hay que desearlo convenientemente. Y no deseas nada si no sabes que lo necesitas.



 
FICHA TÉCNICA  COMPRA ONLINE
Título: Sexo con alma y cuerpo Ocio Hispano
Autor: J.Ignacio Munilla,
Begoña Ruiz Pereda
 
Editorial: Freshbook  
Año: 2015  
Precio   16 euros

Bajo estas líneas, la campaña "Quiero hacer el amor contigo" de Dos Cincuenta y Nueve Films, para San Valentín 2015