El Parlamento ruso ha ratificado el convenio que permite a las parejas heterosexuales españolas adoptar a niños rusos, pero que prohíbe la adopción por parte de parejas homosexuales o de personas solteras.

El Gobierno ruso pretende proteger a los menores con este convenio, que exige que las familias adoptivas proporcionen a los pequeños un padre y una madre y, por tanto, un modelo familiar que les asegure dentro de lo posible desarrollarse en un entorno estable y equilibrado.

600 familias españolas han acogido con alegría esta noticia, ya que llevan varios años esperando para poder adoptar a un niño ruso, y hasta ahora esa adopción les había sido negada. En agosto de 2013, Rusia decidió suspender todos los procesos de negociación sobre adopción de menores en los países donde estuviera legalizado el matrimonio homosexual, España entre ellos.

Hasta que el Gobierno español no ha aceptado recoger en el convenio la prohibición de la adopción por parte de homosexuales, Rusia se ha negado a ratificarlo. Las negociaciones han durado más de cinco años, durante los cuales varios centenares de familias españolas han sufrido por conocer a sus futuros hijos adoptivos pero no poder llevárselos a casa, al verse paralizados los procesos de adopción.

Rusia exige también en este documento poder solicitar informes sobre la situación de los menores adoptados y que se garantice que los niños serán inscritos en el consulado de Rusia que corresponda según su domicilio. Estos informes permitirían conocer si se ha producido un cambio en la estructura familiar y, según el convenio, las autoridades rusas podrían pedir a las españolas que los menores fueran acogidos por otra familia.

España figura entre los tres países europeos que adoptan el mayor número de menores rusos. Encabeza la lista Italia, seguido de España (según Moscú, en los últimos nueve años los españoles han adoptado 7.517 niños rusos) y, en tercer lugar, Francia.