El periodista Jaime González, responsable de la sección de opinión de ABC, y contertulio habitual en la cadena 13tv, laSexta y otras espacios radiofónicos, ha escrito un artículo en el diario de Vocento titulado "¿Ellos o nosotros?", sobre la traición electoral de la cúpula del Partido Popular a sus votantes y simpatizantes en la cuestión de la defensa de la vida, bien reflejado en el programa electoral, así como la alarmante dejación y parsimonia en intentar reducir el número de abortos en España.

Por su interés, ReL lo reproduce íntegramente:


Cuando el ministro de Justicia arremetió ayer contra el mantra de la «supremacía moral» de la izquierda, le faltó mirar a sus propias filas y preguntarse en voz alta: ¿quién tiene más culpa: ellos o nosotros?

La reforma de la ley del Aborto ha venido acompañada de un degradante debate, rayano en lo obsceno, en el que la izquierda parece estar a punto de conseguir su objetivo: la claudicación del Gobierno. Si así fuera, habría que convenir que su proyecto de «ingeniería social» ha sido un éxito, pues ha logrado sustituir la moral individual por una «moral ideológica» en la que la distinción entre el bien y el mal no viene determinada por la conciencia personal de cada uno, sino que responde a su particular «código ético».

Lo más grave de una eventual renuncia a reformar la ley del Aborto no sería, en todo caso, el incumplimiento del programa del PP, sino el porqué: ¿cómo explicarles a millones de españoles que la reforma no saldrá adelante porque, según las encuestas, mermaría sus posibilidades electorales?

El mensaje sería letal: los votos cuentan más que los principios. Devastador. ¿Y ahora qué? Cada día que pasa, el Gobierno lo tiene más difícil para salir del laberinto. Y lo peor es que ha quedado retratado: entre la pusilanimidad y el desistimiento, buena parte de su electorado se pregunta cómo es posible que el PP haya sido incapaz de defenderse de esa infamia consistente en afirmar que la reforma de la ley del Aborto es una regresión al pasado y una violación de los derechos de la mujer.

La izquierda ha faltado a la verdad y al respeto de millones de españoles, convertidos de pronto en reaccionarios, mientras el partido en el que confiaron la defensa de sus principios se ponía de canto o, lo que es peor, alentaba las críticas a la reforma de la ley exhibiendo un grosero disenso que ha servido de munición al enemigo.

No me preocupa el futuro político de Gallardón –convertido en un pim-pam-pum bajo el fuego cruzado de propios y extraños–, sino el convencimiento de que la política –lo peor de la política– y la ideología –la peor ideología– han empezado a dejarnos sin certezas morales.