La familia está en peligro y su destrucción es un objetivo prioritario para aquellos que quieren eliminar todo aquello que lleva a la trascedencia. Cada día hay más divorcios y en muchos casos ya superan a los matrimonios. La ideología que pretende dominar la sociedad de hoy dice que nada hay eterno y menos el amor por lo que estar con una persona durante toda tu vida es, por decirlo suavemente, una insensatez.

Sin embargo, hay ejemplos que ponen de manifiesto la endeblez de estos argumentos y muestran muy a las claras que en el matrimonio se puede ser feliz y para toda la vida. Que el amor no se agota sino que no para de crecer. Y que tener a Dios en medio ayuda y mucho a mantener a la familia unida.
 
Un ejemplo es el matrimonio de Zelmyra y Herbert Fischer. Ambos murieron hace pocos años pero su testimonio y sobre todo su vida ayudaron a muchos. A gente cercana pero también a aquellos que no les conocía. Batieron un record Guiness por ser el matrimonio más largo. 87 años estuvieron casados, hasta que Herbert falleció a los 105 años. En 2013 moría su esposa, también a la edad de 105.
 
Este feliz matrimonio se casó en 1924 y durante su matrimonio vivieron la gran crisis, guerras, tensiones y un sinfín de dificultades que afrontaron juntos y que las superaron juntos. Nunca perdieron la fe. Es más se apoyaron en ella en todo momento.
 
Este amor, tan sencillo pero profundo a la vez, quedó de manifiesto en una entrevista que les realizaron antes de que falleciera Herbert. Las respuestas son cortas y simples pero dan las claves del éxito para un matrimonio. Desvelan sus secretos para que otros los puedan aprovechar. Porque muchas veces en la sencillez está el camino a seguir.
 
Esta es la entrevista que realizaron a este matrimonio de récord:
 
 
Cada día que pasaba nuestra relación ha sido más sólida y segura. El divorcio nunca ha sido una opción, o incluso un pensamiento.
 
 
Crecimos juntos y éramos los mejores amigos antes de casarnos. Un amigo es para toda la vida; nuestro matrimonio ha durado toda una vida.
 
 
No cambiaría nada. No hay ningún secreto en nuestro matrimonio. Hemos hecho lo que necesitaba uno del otro y nuestra familia.
 
 
Zelmyra: ¡El mío estaba a la vuelta de la esquina! Nunca está demasiado lejos, por lo que debe mantener la fe. Cuando lo conozca, lo sabrá.
 
 
El respeto, el apoyo y la comunicación entre sí. Sé fiel, honesto y auténtico. Ama a los demás con todo tu corazón.
 
 
Zelmyra: Un gran trabajador y un buen proveedor. La década de 1920 fue dura, pero Herbert quería siempre lo mejor para nosotros. Me casé con un hombre bueno.
 
 
Zelmyra: Cocino la cena todos los días. Herbert salió del trabajo temprano y me sorprendió: nos preparó la cena. ¡Él es un muy buen cocinero!
 
Herbert: Le dije que le iba a preparar la cena y que podía relajarse. La expresión de su cara y el plato limpio me hizo feliz.
 
 
Nuestro legado: 5 hijos, 10 nietos, 9 bisnietos y 1 tatara nieto.
 
 
Los hijos han crecido por lo que ahora podemos hablar más. Podemos disfrutar juntos de nuestro tiempo en el porche o en nuestras mecedoras.
 
 
Herbert: Estuvimos separados dos meses cuando Zelmyra estuvo en el hospital con nuestro quinto hijo. Fue el momento más difícil de mi vida. La madre de Zelmyra me ayudó con la casa y los otros niños, de lo contrario habría perdido la cabeza.
 
 
Recordar que el matrimonio no es un concurso y nunca hay que mantener una puntuación. Dios nos ha puesto a los dos juntos en el mismo equipo para ganar.
 
 
¡Nunca físicamente! Está bien no estar de acuerdo y luchar por lo que realmente importa. Pero hay que aprender a doblar, no a romper!
 
 
Los dos somos cristianos y creemos en Dios. El matrimonio es un compromiso con el Señor. Nosotros rezamos con él y por los demás todos los días.