Francisco Vázquez Vázquez, ex alcalde socialista de La Coruña y ex embajador de España ante la Santa Sede con Zapatero entre 2006 y 2011, ha pedido "tranquilidad y serenidad" en el debate sobre la regulación del aborto. 

En un acto celebrado en Arroyo de la Encomienda (Valladolid), durante el que ha pronunciado una conferencia sobre "la gestión de lo público", Vázquez ha criticado que se discuta si el proyecto es "de derechas o de izquierdas", porque, a su juicio, es una cuestión que afecta "a la conciencia de las personas", sean creyentes o no, y de cualquier signo político.


"Hay muchas personas en favor de la vida
, comprometidas con los derechos que asisten al embrión, al nasciturus, desde concepciones agnósticas, ateas, desde perspectiva médica o científica, por lo que la primera falacia es decir que es un debate político y que tiene connotaciones progresistas, reaccionarios o de extrema derecha o izquierda", ha afirmado.

El socialista católico cree que con la ley del PSOE de 1985, la de los 3 supuestos (riesgo para la salud psíquica o física de la madre, malformación del embrión y violación), a todos les "iría mejor", aunque él no comparta esta ley en su totalidad. Es partidario de recuperar un consenso "que costó mucho trabajo" y que, afirma, no fue expreso, "pero sí tolerado y asumido por todos".


Vázquez, que se opuso a las leyes de matrimonio homosexual y de aborto libre hasta la semana 14 impulsadas por los ejecutivos de Zapatero, ha criticado que el PSOE rompiera el ´statu quo´ del aborto con una ley unilateral no consensuada, la de 2010. Una ley que ni iba en el programa socialista, ni se presentó en la investidura del presidente, y para la que no se permitió ni voto de conciencia ni voto secreto. La ex senadora socialista Mercedes Aroz también se vio afectada por esta situación, pues se opuso a estas leyes y no pudo votar en contra.

El ex embajador ha concluido que "a partir de ahí, las posiciones que sean, siempre desde la verdad y la justicia", ya que él se puede oponer desde el punto de vista del católico, algo legítimo, pero se opone por motivos estrictamente médicos y científicos, "desde el punto de vista de lo que representan los avances de la genética, de la viabilidad de la vida del nasciturus".