Hoy domingo, festividad de la Sagrada Familia, a las 12 del medio día, el Papa Francisco dirigió el Angelus ante cientos de personas que se reunieron en la Plaza de San Pedro. A ellas se unieron multitud de familias reunidas en diversas partes del mundo, entre ellas Madrid, Barcelona, Nazaret y Loreto.

En Madrid, en la Plaza de Colón, en donde se reunieron varios miles de personas en un encuentro festivo presidido por el Cardenal Rouco, y a la que asistieron también un gran número de obispos españoles, se escuchó con atención las palabras del Pontífice.

El Papa Francisco en su alocución invitó a los asistentes a “pedir con fervor a María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra y a san José, su esposo para que iluminen, conforten y guíen a cada familia del mundo, para que puedan cumplir con dignidad y serenidad la misión que Dios les ha confiado”.

El Obispo de Roma exhortó: “Mientras fijamos la mirada en la Santa Familia de Nazaret en el momento en que está constreñida a hacerse prófuga, pensamos en el drama de aquellos migrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y de la explotación. Pero también pensamos en los “exiliados” que puede haber dentro de las mismas familias: los ancianos, por ejemplo, que a veces son tratados como presencias molestas”.

El Papa explicó que para saber cómo va una familia basta con ver cómo se trata en ella a los niños y a los ancianos. Y expresó que Jesús ha querido pertenecer a una familia que ha experimentado estas dificultades, para que nadie se sienta excluido de la cercanía amorosa de Dios. “La fuga en Egipto a causa de las amenazas de Herodes nos muestra que Dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde escapa, donde experimenta el rechazo y el abandono; pero es también allí donde el hombre sueña, espera volver a su patria en la libertad, proyecta y elige para la vida y la dignidad suya y de sus familiares”.

El Vicario de Cristo dijo que la sencillez de la vida de la Sagrada Familia es un ejemplo que hace tanto bien a nuestras familias, las ayuda a convertirse cada vez más en comunidad de amor y de reconciliación, en la que se experimenta la ternura, la ayuda recíproca, el perdón recíproco.

Animó a las familias a tomar conciencia de la importancia que tienen en la Iglesia y en la sociedad, porque “el anuncio del Evangelio pasa ante todo a través de las familias, para alcanzar después los diversos ámbitos de la vida cotidiana”.

Después del rezo a la Madre de Dios, el Papa Francisco recordó que el próximo Sínodo de los Obispos afrontará el tema de la familia y que la fase preparatoria ya se ha iniciado desde hace algún tiempo. Por ello, en esta Fiesta de la Sagrada Familia, el Santo Padre quiso encomendar a Jesús, María y José, este trabajo sinodal, rezando por las familias de todo el mundo. E invitó a todos a unirse espiritualmente a él en la oración que luego pronunció:

«Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:
que todo el que haya sido herido o escandalizado
conozca pronto el consuelo y la sanación.
Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda despertar en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
su belleza en el proyecto de Dios
Jesús, María y José,
escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén.