Perdón y vida nueva son las claves del cristianismo. El ángel se lo dijo a María: "le pondrás por nombre Jesús, se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados". Pero puede suceder que un cristiano sepa en su mente que Dios le perdona y que, sin embargo, emocionalmente se sienta lejos de Dios porque su pecado le hace "indigno", incluso después de perdonado. Se necesita un paso más para la vida nueva: ser sanado por dentro.

Así lo vivió Kathy Dey, que abortó a los 14 años y durante 40 años se sintió lejos de Dios, incluso después de haberse convertido al catolicismo. En un retiro de Viña de Raquel, para personas que han participado en el aborto, encontró la sanación. Kathy ha contado en inglés su testimonio en FaithMag.com.

"Soy una chica de clase media que llegó a ser maestra, esposa y madre. Fui voluntaria en causas provida, acudí a la Iglesia regularmente, pero siempre sentí una distancia entre Dios y yo. Durante 4 décadas sentí que Dios no me podía amar porque me hice un aborto", explica Kathy.

Embarazada a los 14 años

A los 14 años Kathy tenía poca autoestima, pocos amigos y sus padres, con problemas maritales, le prestaban poca atención. Cuando un chico de 17 años la aduló y apeló a su autoestima ella se dejó hacer. "No dije 'no' cuando él quiso que hiciera cosas que sabía que estaban mal. Y, cuando finalmente, dije 'no', él no se detuvo". Quedó embarazada.

Fue con una amiga y la madre de la amiga a comprobarlo a un centro de la patronal abortista Planned Parenthood. Con 14 años no le podían hacer el aborto sin permiso paterno. Lo habló finalmente con sus padres. "Decidimos que sería mejor si abortaba".

Vivir con miedo, atrapada por su secreto

Después del aborto esperaba retomar una vida "normal". Pero ahora tenía un secreto, que había quedado embarazada y había abortado con 14 años. "Siempre temí que mis amigas lo descubrieran. Mi baja autoestima se hundió más, mientras mantenía a mis iguales a distancia segura de mi terrible secreto. Mis padres se divorciaron poco después. Con el tiempo, el miedo disminuyó, o simplemente aprendí a convivir con él".

En la universidad conoció a un joven católico. "Le conté sobre mi aborto, él no me juzgó con dureza. Nos casamos al acabar la universidad. Fuimos pronto bendecidos con un hijo, y poco después una hija. Eventualmente me convertí al catolicismo", resume Kathy.

Con los bebés, volvió el dolor

Durante años ella no había pensado que detrás de su aborto había un bebé, su hijo. Sólo era, para ella, "mi secreto oculto". Pero ahora que había tenido dos embarazos, había dado a luz, tenía a sus bebés, los abrazaba y amaba y cuidaba... algo le abrumaba por dentro. "¿Cómo podía haber matado a mi hijo anterior, mi primer bebé? La vergüenza y la culpa me acosaban. Lloré mucho en sus primeros meses, pero sufría el duelo y las lágrimas en silencio".

Ella era ahora una joven madre de familia católica, y a veces oía a personas hablar con dureza de las mujeres que abortaban, y guardaba silencio. "¿Cómo podía Dios amarme después de lo que hice? ¿Y qué pasaría si mis colegas y familiares supieran mi secreto?"

"Yo mendigaba el perdón de Dios, pero nunca creía que estuviera disponible para mí. A través de nuestra fe, entendía que Dios puede perdonarlo todo. En mi cabeza lo entendía, pero en mi corazón nunca estaba segura", explica.

Un sueño muy especial

Pocos años después, tuvo un sueño. Soñó con una mujer vestida de blanco que venía a buscarla a su casa de la infancia. No era amenazadora, parecía querer hablar. Kathy huía de ella, buscaba a sus padres. La mujer la seguía, "hermosa, gentil, radicalmente aterradora. Me desperté y supe inmediatamente que había conocido a mi hija abortada". Qué quería? ¿Por qué se aparecía ahora?

Esa misma semana, en Internet una pariente suya publicó un link a Rachel's Vineyard (El Viñedo de Raquel, en español en EEUU), un apostolado que ayuda a la gente a recuperarse de las heridas del aborto. En su web vio que organizaban un retiro en su zona y se apuntó.

El nombre de la Viña de Raquel combina Jeremías 31,15 ("llanto y lloro amargo, Raquel se lamenta por sus hijos y no quiere ser consolada, porque perecieron") con Oseas 2, 16 ("yo la volveré a conquistar, la llevaré al desierto y allí le hablaré de amor, y le devolveré sus viñas")

Viña de Raquel: hablan los que lo han vivido

A los retiros acuden hombres y mujeres, porque ambos han sido dañado por el aborto. Cada retiro incluye al menos un monitor varón. Seis de cada diez líderes de retiros se han practicado abortos. Se hacen votos solemnes de confidencialidad, y luego los responsables cuentan sus testimonios.

"Era la primera vez en mi vida que entendí que no estaba sola con esos sentimientos que siempre intenté esconder. Hablando, escribiendo y trabajando con mensajes de la Biblia, encontramos el valor para reconocer y abordar esos sentimientos que nos infestaban desde nuestros abortos", explica Kathy.

"El retiro aporta un espacio seguro, sin que te juzguen, para pensar en nuestros bebés, incluso para escribirles una carta de amor, para visualizarlos con Dios. No estoy segura de cuándo pasó exactamente, pero durante el retiro supe en mi mente y en mi corazón que Dios me amaba y me perdonaba".

"Ese retiro me permitió hacer un duelo verdadero por mi bebé no nacido, y darle el honor y la dignidad que necesitaba".

Le dio un nombre al bebé y pasó a pensar en ella como su hija, ya no como un secreto que esconder. Celebraron una ceremonia para dar nombres a los bebés y un servicio memorial por ellos, y Kathy entregó con amor su hija a los brazos de Dios.

Desde entonces, Kathy ha participado en otros 3 retiros de Viña de Raquel y ha contado su testimonio a los que asistían. "El arrepentimiento por lo que hice sigue ahí, pero la vergüenza se ha ido", explica. "Yo no tengo nada destacable, pero la gracia y el perdón de Dios sí es cien por cien destacable", concluye.

En España, la asociación católica provida Spei Mater organiza retiros así en Proyecto Raquel

En EEUU hay retiros de Viñedo de Raquel en español: su web está aquí