El Papa Francisco ha enviado un comunicado remitido por la secretaría de Estado al Congreso contra la Pena de Muerte celebrado en Madrid del 12 al 15 de junio, organizado por la asociación "Juntos contra la pena de muerte".

En el texto firmado por el cardenal Tarsicio Bertone, se recuerda que "la Santa Sede ha promovido constantemente la abolición de la pena de muerte, en conformidad con su enseñanza fundamental sobre el reconocimiento de la dignidad de la persona y la protección de la vida humana".

A continuación señala que "el Papa Francisco desea reiterar, en esta importante ocasión, los llamamientos del beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI, para que las sentencias capitales fueran conmutadas por un castigo menor, que ofreciera tiempo e incentivos para la reforma del culpable".

Eso daría, continúa el mensaje, "esperanzas al inocente y garantizaría el bienestar moral de aquellas personas que, de un modo u otro, se han visto involucradas en el destino de los condenados a muerte, así como de toda la sociedad civil".


El comunicado informa que la "Santa Sede con fuerza y convicción pide que se alcance una moratoria mundial, ya que el conjunto de las naciones posee en la actualidad los medios para defenderse sin ninguna necesidad de recurrir a castigos crueles e innecesarios".

Y continúa: "es imperioso, hoy mas que nunca, recordar y afirmar la necesidad de un reconocimiento y un respeto universal de la dignidad inalienable de la vida humana, en su inconmensurable valor".

De nuevo recuerda que la Santa Sede "se ha empeñado en la abolición de la pena capital, como parte integral de su defensa de la vida de todos los hombres y mujeres, en cualquier fase de su desarrollo, desde concepción hasta a la muerte natural, contra la afirmación de una cultura de la muerte".

Para finalizar explica que "la abolición universal de la pena capital supondría una valerosa reafirmación de la convicción que la humanidad puede enfrentarse con éxito a la criminalidad.

Así, rechazando tanto el espíritu de venganza como la tentación de sucumbir a la desesperación ante los delitos y las fuerzas del mal, se suscitaría una nueva fuerza de esperanza en nuestra humanidad".


En el Congreso organizado en Madrid se han celebrado dos sesiones plenarias, once mesas redondas y ocho talleres durante los dos días de debate.

En información facilitada por la organización del Congreso, afirman que actualmente 97 Estados han abolido la pena de muerte para todos los crímenes.

Otros ocho la han abolido solamente para crímenes de derecho común y 35 estados respetan una moratoria sobre las ejecuciones desde hace al menos diez años.

No obstante, aún quedan 58 estados y territorios donde se aplica la pena de muerte. Como prueba de esto, a lo largo del año 2011, 676 ejecuciones fueron llevadas a cabo por 23 Estados, un aumento considerable en comparación con las 527 del año anterior (con excepción de China, cuyos datos no están disponibles).

De los 58 Estados que aún mantienen la pena de muerte en su legislación, a excepción de algunas democracias como Estados Unidos y Japón, las condenas a muerte se llevaron a cabo en países gobernados por regímenes autoritarios.