El Papa Benedicto XVI destacó este sábado el sacrificio de las personas que, abandonadas por su cónyuge o habiendo sufrido el divorcio, no vuelven a casarse, porque reconocen y respetan la indisolubilidad del vínculo matrimonial valido.

El Pontífice recordó a estas personas y su esfuerzo durante su discurso a los jueces del Tribunal de la Rota Romana, que se ocupa de los casos de nulidad matrimonial.
 
En su mensaje, el Papa afirmó que la actual crisis de fe, que afecta a varias partes del mundo, se traduce en una crisis de la sociedad conyugal, con todo la carga de sufrimiento y malestar que esto implica, también para los hijos.
 
Y por ello, pidió durante su audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota, nuevas reflexiones sobre la influencia de la falta de fe de los esposos en las causas de nulidad del matrimonio.

«No quiero sugeriros fáciles automatismos entre la falta de fe y la invalidez de la unión matrimonial, pero si destacar que esta carencia puede, aunque no necesariamente, herir los bienes del matrimonio», explicó el pontífice.
 
Benedicto XVI puntualizó que aunque el sacramento del matrimonio no pide la fe personal de los esposos, si que se exige como condición mínima necesaria la intención de hacer lo que hace la Iglesia.

Por ello, según el obispo de Roma, «el rechazo de la propuesta divina conduce a un desequilibrio de todas las relaciones humanas, incluyendo la del matrimonio y facilita una comprensión equivocada del concepto de libertad y de la realización personal».

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