Andrea Roncato es un veterano actor y humorista italiano que cosechó un gran éxito en los años 80 y posteriormente de nuevo ya en el siglo XXI. A sus 71 años es un hombre que ha pasado a un segundo plano en la prensa del corazón, pero durante años alimentó muchas de sus páginas por su fama de mujeriego y por sus excesos, sobre todo con la cocaína.

Este artista cosechó su fama en el dúo que creó con Gigi Sammarchi y ya más recientemente al protagonizar la serie Carabinieri. Ahora es una persona muy diferente. Dejó todo tipo de adicción, se estabilizó y recobró la fe. De hecho, en 2007 fue nombrado caballero de la Orden de Malta.

Su confesión sobre el aborto

Pero recientemente, Roncato volvió a la actualidad por una revelación que hizo en un programa de televisión al confirmar que siendo muy joven animó a abortar a la chica a la que había dejado embarazada.

En el programa Verissimo mostró el gran remordimiento por haber matado a su hijo y se confesó como un reconocido provida. Preguntado sobre cuál consideraba que había sido el mayor error de su vida dijo rápidamente: “Echo de menos a un niño, este fue el verdadero error de mi vida. Cuando era muy joven tuve la oportunidad de ser padre, de tener un hijo, pero hice que abortara, y ahora me he vuelto extremadamente antiaborto. Incluso he escrito un libro para este niño que nunca nació, titulado T’avrei voluto (Te hubiera querido)”.

En este mismo programa de televisión, Andrea Roncato reconocía que “los niños son la única riqueza verdadera que un hombre puede dar al mundo. Puedes tener buenas películas, poesías hermosas, dinero, todo lo que quieras, pero creo que tener un niño es lo más hermoso que un hombre puede hacer”.

"Nunca dejaré de pedir perdón a Dios"

En otra entrevista en Cristiani Today, el actor italiano vuelve sobre este asunto insistiendo en su gran error y en el hecho de que los niños “siempre tienen que ser respetados”. “Precisamente, por esta razón nunca dejaré de pedir perdón a Dios y espero que en su infinita misericordia me perdone”, afirma.

Sobre el poema afirma que “es un mensaje para todos aquellos que piensan en abortar. Muchas personas me han llamado dándome las gracias, diciéndome que iban a abortar y que después de leerlo ya no lo harán. Este error que cometí puede ayudar alguien a no volver a cometerlo”.

Sobre la fe, asegura que la que recibió de niño ha sido lo único a lo que se pudo agarrar en los momentos de gran desesperación y sufrimiento que experimentó durante sus muchos años en los que llevó una vida totalmente inestable.

El poema dedicado a su hijo no nacido

“Soy el hijo de un sacristán y me siento muy honrado por esto. Era el sacristán de Santa María Magdalena en Bolonia. Era un hombre que amaba lo que hacía y que amaba a su iglesia. Cuando el sacerdote se iba en verano de vacaciones el único que quedaba era mi padre, que cuidaba de la iglesia, de los manteles, del altar… Creo que este amor le ha dado el paraíso. Tengo que decir que gracias a las enseñanzas de mi padre, porque muchas veces he cometido errores y he tomado el camino equivocado, paré y pude dar marcha atrás. Por eso siempre le estaré agradecido y orgulloso de ser su hijo”, afirmaba orgulloso.

Este es el poema que Roncato dedica a su hijo abortado y que traduce al español Aleteia:

Me hubiera gustado que fueras pequeño, para poder abrazarte.

Me hubiera gustado que fueras grande, para poder apoyarme en ti.

Me hubiera gustado que estuvieras mirando por la ventana en invierno, viendo cómo la nieve empezaba a caer.

Me hubiera gustado que estuvieras metido bajo las sábanas durante una tormenta, en silencio para que pudieras escuchar el sonido de la lluvia.

Me hubiera gustado que fueras amable con los perros, para que pudieras acariciarlos.

Y cariñoso con los ancianos, para que así puedas amarlos.

Me hubiera gustado que fueras guapo, para poder presumir de ti,

Con ojos grandes, como los de tu madre.

Me hubiera gustado cantarte, hacerte dormir y continuar el sueño que te despertó.

Me hubiera gustado que fueras tímido, así podría verte sonrojarte,

Y terco, para que pudiera discutir contigo.

Me hubiera gustado que estuvieras a mi lado, para que los dos pudiéramos caminar en silencio,

tratando de entender lo que el otro pensaba dentro y no podía decir.

Me hubiera gustado enseñarte todas las cosas que no sé cómo hacer.

Me hubiera gustado que te fueras algún día, para poder tener el placer de verte volver a casa.

Me hubiera gustado que experimentaras tu primer amor.

Me hubiera gustado que estuvieras cerca de mí el día que tenga que dejar este mundo.

Desearía haberte deseado, esa vez cuando no te quería …

 

Publicado originariamente en ReL el 31 de mayo de 2019