Son todos los que están... pero tal vez aún no están todos los que son, porque ni Sarah Palin ha confirmado todavía su presencia en la carrera presidencial norteamericana, ni la negativa de Mike Huckabee a volver a competir como en 2008 parece definitiva.

El caso es que por ahora son siete los candidatos republicanos que sí han anunciado su intención de optar a la nominación para disputar la Casa Blanca a Barack Obama en noviembre de 2012. Tuvieron su primer debate esta semana, y ya están teniendo que posicionarse ante temas capitales.

Por ejemplo, el aborto. El influyente movimiento pro vida Susan B. Anthony List, que lleva el nombre de una célebre activista de los derechos de la mujer en el siglo XIX y tiene como objetivo promover la elección de políticos activos contra el aborto, ha pedido a los siete que se pronuncien respecto a un exigente compromiso si acceden a la Presidencia. Y cinco lo han adquirido.

Se trata de Michelle Bachman (clara vencedora del debate citado y representante del Tea Party), Ron Paul, Tim Pawlenty, Newt Gingrich (el célebre artífice de la victoria republicana en ambas cámaras en 1994 con su Contrato con América, y converso al catolicismo en 2009) y Rick Santorum, también católico.

Herman Cain, único aspirante de color (cuya posición contra el aborto es clara y que ha denunciado reiteradamente las campañas de Planned Parenthood), y Mitt Romney no lo han signado todavía. Ha sorprendido el caso de Romney, ex gobernador de Massachussetts y candidato con más opciones de ser nominado, porque es mormón y porque en 2008 se unió a las posiciones pro-vida tras una etapa precedente tibia en ese sentido, lo que hizo dudar de si su posición era sincera u oportunista.

En cualquier caso, su portavoz, Andrea Saul, ha explicado que Romney "dijo en 2008 que sería un presidente pro-vida, y mantiene ese compromiso, y seguirá trabajando para promover la cultura de la vida". Al parecer, su negativa a firmar se debe a que uno de los cuatro puntos del compromiso promovido por la Susan B. Anthony List limitaría las facultades presidenciales para la designación de su gobierno.

Los cuatro compromisos son los siguientes:

1) Nombrar jueces para el Tribunal Supremo que apliquen el sentido primigenio de la Constitución norteamericana, en vez de convertirse en legisladores.

2) Seleccionar para los puestos relevantes del gobierno a personas pro-vida, en particular en los departamentos de Justicia y de Salud Pública.

3) Fomentar una legislación pro-vida que impida el desvío de fondos públicos a programas abortistas dentro o fuera del país, y en particular a Planned Parenthood.

4) Firmar una ley de protección al no nacido para aquellos niños cuya edad de gestación les hace sensibles al dolor.