"Es un paso trascendental en la dirección correcta": así ha calificado el obispo católico de Brentwood, Thomas McMahon, la decisión del Gobierno británico de David Cameron de invitar a la organización provida Life a fomar parte de su consejo asesor en materia de salud y educación sexual.

Con esta iniciativa, el secretario de Salud, el conservador Andrew Lansley, incluirá entre los diez miembros de la comisión a una organización que no solamente se opone al aborto en todas sus formas, sino que también promueve activamente una formación en la abstinencia de relaciones sexuales como mejor aproximación educativa para los jóvenes en la escuela.

Es cierto que Life estará sola en el comité defendiendo esas posiciones, pero también es cierto que hasta ahora nunca había ocurrido nada similar. De ahí su entusiasmo: "Estamos encantados de que se nos haya invitado a este grupo, en representación de puntos de vista que en el pasado nunca habían estado presentes en mesas similares", afirmó Stuart Cowie, responsable de Educación de Life.

Según Cowie, la estrategia de su grupo será intentar crear una "base común" con el resto de consejeros en la necesidad de reducir el número de abortos.

Pero otras organizaciones presentes en el consejo han manifestado su desagrado por la presencia de Life, a la que acusan de mantener posiciones contrarias a la ley, que defiende la contracepción y el derecho al aborto.

De hecho, la decisión del Gobierno Cameron ha abierto una pequeña brecha en su coalición con los liberal-demócratas de Nick Clegg. El lobby abortista está denunciando la apertura del Partido Conservador a las posiciones provida, hasta ahora marginadas. Hace pocas fechas, por ejemplo, se constituyó en el Parlamento una comisión sobre estos temas, integrada también por Life, y que contó con el respaldo del secretario de Educación, Michael Glove.

Parece así que la batalla empieza por primera vez a tener lugar en las instituciones, donde las posiciones provida carecían hasta ahora de representación.