La Federación Internacional de Médicos Católicos (FIAMC) ha convocado en Roma un Congreso sobre la dignidad de la Maternidad y de los Ginecólogos, que se celebrará en el Instituto Maria SS. Bambina del 31 de agosto al 4 de septiembre próximos.

Este Congreso, el VIII de Ginecólogos Católicos, está organizado por MaterCare International, organización perteneciente a la FIAMC, y tiene el apoyo del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y de la Academia Pontificia para la Vida.

El objetivo de este congreso es por un lado subrayar el valor de la maternidad, y por otro, el papel insustituible de los ginecólogos y personal sanitario en su defensa.

El presidente de FIAMC, el doctor español José María Simón Castellví, explicó a ZENIT que las prioridades de los médicos católicos “son la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la protección de la fertilidad (los hijos son un gran bien), el fomento de una sana antropología entre los esposos y el cuidado de la salud de madres e hijos”.

Los obstetras y ginecólogos, además de las matronas y otro personal sanitario, “son los dedos que tocan el bien de la vida que viene. Están situados en unos momentos clave de los seres humanos. Y pueden hacer mucho bien o mucho mal”, afirmó.

En la presentación del congreso, los ginecólogos católicos son considerados “signo de contradicción en el mu ndo de la cultura de la muerte”.

“Los ginecólogos católicos son auténticos héroes hoy en día. Están sometidos a grandes presiones. Por desgracia en muchos países "civilizados" es imposible formarse como ginecólogo católico sin practicar abortos”, subrayó el médico español.

“Por desgracia, existen grupos e incluso organismos públicos internacionales que en lugar de fomentar estos bienes apuestan por eliminar a inocentes en el seno materno con excusas que no se sostienen desde la Medicina y que combaten la fertilidad como si este niño fuera un insecto”.

El problema de Occidente, subrayó el facultativo, es “ver la fertilidad como un peligro para la salud personal o social. Y no lo es”.

“En los países desarrollados es necesario un esfuerzo cultural y espiritual para ver las relaciones con yugales y los hijos con un gran don que Dios nos da”, añadió.

Actualmente, afirmó, los principales retos que deben afrontar los ginecólogos católicos es la regulación natural de la fertilidad, la protección de la maternidad, el servicio intenso pero no sustitutivo a los esposos que son infértiles.

Una de las grandes preocupaciones de la FIAMC y de MaterCare particularmente, explicó el doctor Simón, es que en el Tercer mundo “las madres son poco o mal atendidas sanitariamente”.

“Falta de todo, empezando por personal especializado”, explicó. “En el Tercer mundo se necesitan maternidades y nosotros las estamos construyendo. Ahora estamos construyendo una en Isiolo, Kenia”.

Para el presidente de la FIAMC, uno de los primeros objetivos es el de reducir la mortalidad materna: “Todos los día s mueren 1500 madres en el mundo, a menudo solas, en paises pobres. No podemos consentir eso”.

“La Medicina tiene hoy todos los instrumentos para ayudar a madres e hijos sin destruir nada y a nadie. Quizá en Occidente hoy no vemos al hijo como un bien para siempre. Cada ser humano es para siempre”.

Más información: www.fiamc.org