La praxis en los hospitales catalanes con vinculación directa o indirecta de instituciones religiosas vuelve a incurrir en una contradicción. La pasada semana ABC dejaba constancia de que centros sanitarios con participación de la Iglesia practican abortos (el Sant Pau de Barcelona y el Hospital General de Granollers); ahora se ha conocido que algunos de ellos, como el de Sant Pau, en cuyo patronato figura el Arzobispado de Barcelona, también dispensan la píldora abortiva (RU- 486). No es el único caso, este diario tiene constancia de al menos tres hospitales que proporcionan la conocida pastilla, que tanto rechazo ha generado entre las instituciones religiosas y las asociaciones en defensa de la vida.

Según ha podido saber ABC, además del Hospital de Sant Pau de Barcelona, el de Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat, que pertenece a la orden religiosa de San Juan de Dios, y el Hospital de Sant Celoni, en cuyo patronato constan también representantes eclesiásticos, dispensan actualmente el polémico fármaco. Las direcciones de los tres centros confirmaron ayer a este diario la práctica alegando que «se encuentra dentro de lo que dicta la normativa actual». Fuentes de la dirección del Hospital de Sant Celoni, cuyo vicepresidente es el sacerdote Ignasi Fuster Camp, de la parroquia de Sant Martí de esta localidad, reconocieron que desde hace tiempo en los servicios de Urgencias del hospital se está facilitando la píldora. No deja de resultar chocante teniendo en cuenta que en el propio Código Ético de la entidad, al que ha tenido acceso este diario, consta como primer compromiso exigible a los profesionales el de «defender y prolongar la vida humana».


El Hospital Sant Joan de Déu, que pertenece a la orden de San Juan de Dios y en cuyos órganos de gobierno constan en activo varios religiosos, también dispensa el fármaco, aunque según precisaron ayer portavoces de la dirección, en muy pocas ocasiones y siempre con previa información a la paciente.

«No proporcionamos la píldora sin más, todas las mujeres que acuden al hospital con esta demanda son atendidas por un especialista que les informa de las opciones que tiene y de los riesgos que conlleva tomar el fármaco. No hacemos nada más que cumplir lo que establece la normativa vigente en Cataluña». Precisanmente, Cataluña ha sido una de las comunidades que se ha posicionado a favor de la dispensación en hospitales y ambulatorios de la citada píldora. De hecho, la consejera de Salud avanzó su intención de que el 90% de los abortos fueran con este fármaco, dispensado en la red sanitaria.

El Hospital de Sant Pau, en cuyo patronato participan a partes iguales la Generalitat, el Ayuntamiento y el Arzobispado de Barcelona, con dos representantes cada uno, es el tercero que dispensa esta criticada píldora. De hecho, responsables de este centro han defendido abiertamente, haciendo campaña con la consejera de Salud, Marina Geli, la necesidad de la dispensación del medicamento comop «mal menor».

En declaraciones a los medios y de la mano de la consejera Geli, el doctor Joaquim Calaf, responsable del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Sant Pau, manifestó que «cuanto antes se realice la interrupción voluntaria del embarazo, mejor. Tanto por razones médicas como psicológicas». Añadió, además, que «los riesgos o efectos indeseables son muy pocos».
En declaraciones a ABC el doctor Santiago Barambio, presidente de la Asociación de Clínicas Autorizadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), precisó que los efectos secundarios del fármaco van mucho más allá del sangrado o el dolor. Explicó que muchas de las mujeres que toman la pastilla deben ingresar en un hospital y que «el medicamento no logra siempre frenar el embarazo».